La emoción y las lágrimas se apoderaron del Parlamento español este jueves. En la tribuna de invitados, un colectivo históricamente discriminado vio por fin los frutos después de tantos años de lucha. La pelea y valentía de las personas trans y del colectivo LGTBI no pasó desapercibida en la tribuna de oradores.
Una amplia mayoría del Congreso avaló de forma definitiva la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans, y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI. De este modo, ratificó las enmiendas incorporadas en el Senado para culminar el largo recorrido parlamentario de esta ley a pesar de las amenazas del PP y Vox de "derogar la norma muy pronto, si dios quiere".
La norma, impulsada por el Ministerio de Igualdad, contempla la despatologización de las personas trans al permitir el cambio de sexo en el Registro Civil a partir de los 16 años solo con la voluntad libremente expresada, esto es, sin necesidad de la hormonación u operación ni de un informe médico y psicológico que acrediten disforia de género. Asimismo, los menores de entre 16 y 14 años podrán cambiar su sexo siempre y cuando estén acompañados por sus representantes legales, mientras que los menores de entre los 12 y 14 años necesitarán autorización judicial.
También, se prohíben las terapias de conversión de la sexualidad y la modificación genital de menores de 12 años. Se elimina la obligatoriedad a las parejas de mujeres lesbianas y bisexuales de casarse para poder inscribir a sus hijos como propios, y se crea un régimen de infracciones y sanciones en materia de igualdad de trato y no discriminación de las personas LGTBI.
Todas estas y otras muchas medidas van encaminadas a "cumplir con las obligaciones" que hasta la fecha el Estado no había dado salida hacia "las personas heridas frente a la burla, la incomprensión, la discriminación y la violencia", tal como declaró la titular de Igualdad, Irene Montero, acerca de "una de las leyes más importantes de la legislatura".
"No hemos conseguido incorporar las realidades no binarias, faltan derechos para las personas trans migrantes y podemos seguir avanzando en las infancias trans. El camino no termina aquí", aseguró la ministra, que también reivindicó el "paso de gigante tan grande" dado este jueves y que "no le quita ni un ápice de valor a todo lo que hemos conseguido".
Los nombres las activistas trans presentes en el recinto, como Mar Cambrollé, presidenta de la Federación Plataforma Trans, o Carla Antonelli, la exmilitante y exdiputada del PSOE que dejó el partido por las discrepancias en torno a la norma con los de Pedro Sánchez, fueron pronunciados en varias ocasiones. También, el de personas que ya no están, como Cristina Ortiz, La Veneno, o Pedro Zerolo.
La mayoría de los representes políticos que tomaron la palabra agradecieron su lucha y reprocharon a los socialistas su oposición a la libre determinación de género, una batalla perdida ante el ala morada del Gobierno. También, criticaron el uso de la derecha de la cuestión feminista para agitar el fantasma del borrado de las mujeres con la aprobación de esta ley.
Irene Montero también mencionó estos asuntos, envueltos en un "debate social cargado de bulos, transfobia y lgtbifobia". "No hemos sido capaces de evitar que esos discursos tránsfobos se abriesen paso", añadió acerca de las expresiones de la bancada de la derecha, como decir que está habiendo un aumento "alarmante" de la homosexualidad o que la ley "obligará" a los niños a hormonarse.
Todo ello deja "al desnudo que están en contra de los derechos humanos y LGTBI, en contra de derechos que hacen de la sociedad, una sociedad mejor". Con todo, la minitra repitió una consigna proferida por la mayoría de fuerzas que ampararon la norma que "hoy es ley", y que básicamente viene a "permitir a todo el mundo ser quien quiera ser sin miedo, sin culpa y sin discriminación".