El jueves 16 de febrero, 46 años después, Mario Félix "Mato" Cortez pudo hablar en un debate oral sobre el secuestro y la desaparición de su hermano, José Antonio Cortez, que falta de sus vidas desde el 4 de febrero de 1977cuando estudiaba Ingeniería Química en la Universidad Nacional del Sur, en Bahía Blanca, y militaba en la Juventud Universitaria Peronista.

José era de San Ramón de la Nueva Orán, en el norte de Salta, donde todavía residen algunos familiares, como Mario Cortez, que recordó en su testimonio en el juicio de la Mega Causa Zona V que la familia aún espera poder dar con el cuerpo de José, para enterrarlo en su patria chica. Se sabe que José fue asesinado en un falso enfrentamiento. Además de buscar el cuerpo del hermano desaparecido (la madre y el padre de José fallecieron en esta espera), Mario y su familia buscan al hijo o hija de José. Es que su compañera, Elizabeth Frers, fue secuestrada, en enero de 1977, cuando estaba embarazada.

“El 5 de febrero de 1977 nos enteramos que hubo un supuesto enfrentamiento”, contó Mario por video conferencia desde Orán. “Yo no sé dónde está el cuerpo de mi hermano", añadió enseguida. 

Hijo de una familia obrera peronista, José representaba el ejemplo de movilidad social propuesto por el peronismo: había accedido a la universidad. Mario contó que cuando llegó el momento su padre, obrero del Ingenio San Martín del Tabacal, les explicó que podía solventar los estudios de dos hijos, José y una hermana. “Quiero recalcar”: “La llegada de mi hermano a la Universidad era un hito importante en mi familia porque era el primer hijo de obrero que lograba llegar a la Universidad”.

Con emoción, Mario detalló que en su familia “ya casi todos fallecieron”, su padre, Félix Cortez; su madre, Fany Valdivia; su hermano mayor, Daniel, su hermana Elvira. Solo viven tres. Esos tres siguen esperando por dar con los restos de José. “Fallecieron mi padre, mi madre, mis hermanos mayores. Esta perversidad de la técnica de desaparición hace que después de 46 años sigamos llorando, pidiendo los familiares que por lo menos aparezcan los cuerpos para hacer sepultura. Quisiera pedir y recuperar el cuerpo y darle sepultura en mi pueblo. En la familia, de 8 que éramos, quedamos 3”.

Elisabeth Frers y José Cortez.

En 1970 Mario había ingresado a la Marina, “era suboficial y residía en la Base Naval Puerto Belgrano, él (José) vivía en Bahía Blanca. Nos veíamos los fines de semana, me hacía participar de algunas reuniones de la Juventud Universitaria Peronista (JUP)”, recordó. 

“Mi hermano era muy especial, soñador, idealista. En esas reuniones conocí a Rubén Cerdá, al ingeniero José Garza, a Ricardo Cuesta. Había uno que se decía compañero, que era de los servicios de inteligencia, Julián Corres. Infiltrado en la Universidad. Ese era el que se lo llevó a Rubén y a su compañera”, aseguró. 

Una Marina delatora

Mario abandonó la Marina en 1976 y para el momento del secuestro de su hermano estaba en Orán. Cuando se enteró, quiso viajar, pero, "Por seguridad", su familia no selo permitió. "A través del diario El Tribuno me enteré de la muerte de mi hermano. Yo esperaba el allanamiento. Entonces, me refugié en el monte, sobre el río Bermejo. En ese momento era todo monte. Ahí me quedo dos o tres meses”, memoró. De regreso, usó unos ahorros que tenía para ir a vivir a La Plata.

Mario fue suboficial de la Armada, donde era mecánico electricista. "Pero me fui, no me gustaba el ambiente. Un día vi en un cartel en la Base Naval un número de teléfono, una dirección con un mensaje que decía que si veíamos algo sospechoso, lo comuniquemos. Personalmente fui y ese lugar era el Supermercado Sado, de la Armada, un centro de información. Ahí había que denunciar a vecinos en actitudes sospechosas”.

Asimismo, agregó: “en la Marina convivía con un grupo determinado y con mi hermano con otro tipo. Veía la diferencia entre el personal militar y los compañeros militantes. Yo conocí al personal militar de la Marina, me pregunté varias veces dónde los educaron, de dónde salieron. Cómo serán en su casa, qué paz pueden tener, quizá están sentados ahí. En nuestra cabeza no existe eso”.

¿Y el bebé de José y Eli?

La famiia de José Cortez lo recordó especialmente en estos días en que su secuestro y asesinato fue tratado en particular en la Mega Causa Zona V, en Bahía Blanca, tan lejos de su casa natal. A aquella ciudad del sur se fue, recordó su cuñada, la ex diputada nacional Alcira Figueroa, "detrás de su sueño, su realización, su felicidad. Allá conoció a su compañera Elizabeth Frers. No era mucho lo que pedía; recibirse de Ingeniero químico, trabajar en el ingenio y desde ahí aportar a la sociedad". 

"Muchos de los asesinos y represores ya murieron. No obstante en estos días se está desarrollando el Juicio de Lesa Humanidad como Causa Ayala y Otros". "Para nosotros es un hecho esperado y reparador", relató Figueroa en su cuenta de Facebook, en la que agradeció, en nombre de la familia, a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, a HIJOS Bahía Blanca y la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires "Por llevar adelante este emblemático juicio", y agradeció "a todos los organismos, organizaciones, militantes, que lo hicieron posible". El posteo fue acompañado por esta imagen, que recuerda la demanda constante de la familia: saber qué pasó con el o la bebé de José y Eli.

Según contó en su momento Mario Cortez, meses después de su llegada a Bahía Blanca, José se puso de novio con Elizabeth Frers, militante católica en el centro pastoral La Pequeña Obra y en la Juventud Universitaria Católica, que fue secuestrada y desaparecida en enero de 1977.

Se sabe que estaba embarazada, pero el niño o niña nunca apareció. En su primera declaración en esta causa Mario dijo que la joven fue vista en el campo de concentración La Escuelita y después, junto a otros detenidos, "fueron trasladados a la ciudad de La Plata donde fueron asesinados".

Mario declaró en la audiencia 44 del juicio conocido como Mega Causa Zona V que comenzó hace un año, ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Bahía Blanca. Fue el último de tres testimonios. Los dos primeros fueron sobre la desaparición de Eduardo Colella, militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES).

Su cuñado Ricardo Alberto Yacachury relató las circunstancias de la desaparición del joven, cuando estaba haciendo el Servicio Militar en el Regimiento de Caballería de Montaña 181 de Esquel.·El 11 de noviembre de  1976 fue arrestado cuando estaba de guardia en el Regimiento. Por este mismo caso también declaró Osvaldo Aníbal Abbadie, que fue compañero de secundaria de Colella y también estuvo secuestrado durante el servicio militar, en este caso, en Azul. 

En este debate se juzgan privaciones ilegales de la libertad, tormentos, homicidios y delitos contra la integridad sexual cometidos en perjuicio de 334 personas en el V Cuerpo de Ejército, cuya sede estaba en Bahía Blanca pero tenía jurisdicción sobre toda la Patagonia. Los 33 imputados son ex oficiales de la jefatura del V Cuerpo del Ejército y del Batallón de Comunicaciones 181, ex integrantes de fuerzas de seguridad y agentes penitenciarios. Dos fueron profesionales de la salud del Ejército y están acusados por actuar como tales en el centro clandestino de detención y tortura La Escuelita.