6 - A LITTLE LOVE PACKAGE

(Argentina-Austria, 2022)
Dirección: Gastón Solnicki
Fotografía: Rui Poças
Duración: 81 minutos
Intérpretes: Angeliki Papoulia, Carmen Chaplin, Mario Bellatin, Han-Gyeol Lie y Nikolaus Weidinger
Se exhibe los sábados de marzo a las 18 en el Malba

Hubo un tiempo –que para muchos fue hermoso– en el que las tertulias en bares, además de con unos cuantos pocillos de café y/o copas cargadas con alguna bebida embriagadora, eran acompañadas por una cantidad ilimitada de cigarrillos, creando una inconfundible nube de humo sobre las mesas. Aquello duró, en la Ciudad de Buenos Aires, hasta octubre de 2006, cuando se prohíbo el tabaco dentro de espacios públicos cerrados, una medida acorde a lo que ocurría en gran parte de Europa. Salvo en Viena, que resistió e hizo de sus cafés el bastión de la vieja guardia fumadora. Hasta que no pudo más: el 1º de noviembre de 2019 entró en vigencia la normativa que puso punto final a una costumbre enquistada en el corazón de la cultura de la capital austríaca.

Estrenada en el marco de la sección Encounters de la Berlinale del año pasado y exhibida luego en el Bafici, donde se llevó el premio a Mejor Dirección de la Competencia Argentina, la quinta película de Gastón Solnicki, el responsable de Süden (2008), Papirosen (2011), Kékszakállú (2016) e Introduzione all’oscuro (2018), comienza en uno de esos característicos cafés durante las horas previas a la prohibición, justo cuando los parroquianos aspiraban las últimas bocanadas de humo, las últimas partículas de aire viciado. Pero A Little Love Package no es una película sobre ellos ni sobre la prohibición en sí, así como tampoco un documental centrado en las normativas antitabaco. Es, más bien, sobre el momento exacto en que un mundo deja de ser tal como había sido, lo que le imprime un aire nostálgico y crepuscular (cortesía de la paleta de colores del DF portugués Ruy Poças, el mismo de Zama).

Como casi toda la filmografía de Gastón Solnicki, la película se mueve con soltura en la triple frontera entre el documental, la ficción y el ensayo, volviendo imposible recurrir a rotulaciones estandarizadas. En todo caso, podría definirse como un ejercicio de libertad absoluta, más desconcertante a medida que va rompiendo las ataduras de las estructuras narrativas convencionales. Hay, sin embargo, un entrenado ficticio planteado después de varios planos de la ciudad, los bares y los clientes, que tiene a Angeliki (la griega Angeliki Papoulia, vista en films de su compatriota Yorgos Lanthimos) decidida a comprar un departamento, aunque su amiga y diseñadora de interiores Carmen (Carmen Chaplin, una de las nietas de Charles) siempre encuentre algún motivo para pincharle el globo ante cada posible inversión.

Aquello es más bien una excusa para una deriva propia de una cámara que parece apuntar hacia aquello que se le atraviesa, como si fuera un conductismo audiovisual. Algo por demás lógico, si se tiene en cuenta que se trata de una película sin guion, librada al azar del aquí y ahora. Es así que Solnicki se desplaza por una fábrica de quesos, clases de piano con una profesora coreana, paseos por museos, charlas con lugareños preocupados por el presente económico y, desde ya, varias referencias a Schubert y Mahler, entre otros artistas. Un viaje a Andalucía en el último tercio del metraje corona un relato hecho de fragmentos, de piezas que cada espectador ordenará según su subjetividad. A Little Love Package, entonces, como una película-rompecabezas.