¿Quién quiere todavía dudar? Cada vez son menos. Para dudar hay que cargar con dos pesos: libertad para elegir (entre al menos dos opciones) y sentido de la responsabilidad (por la elección a tomar). Un esclavo jamás dudaría pues, para su fortuna, carece de libertad y de responsabilidad. Sin embargo la esclavitud todavía tiene mala prensa. Pero ha llegado la hora de proclamar: si la duda es sinónimo de pesadumbre espiritual, ¡la obediencia es sinónimo de gozo y felicidad! Si no, ¿por qué se envidia al enamorado? Porque perdió la cabeza y ni se le cruza dudar. ¿Y por qué se quisiera ser animal? Porque no razona, es pura impulsividad. ¿Y sumiso sexual? Porque no piensa, goza su reducción a una cosa sin libertad. ¿Y por qué se hace bullying al conspiranoide? Porque es devoto de una certeza que no se tiene que verificar. La ciencia,por el contrario, debe dudar de sus hipótesis. Porque duda debe verificarlas todo el tiempo. La ciencia, y las industrias humeantes que ayuda a crear, deben su existencia al decadente y contaminante vicio de dudar.

Las emisiones de dióxido de carbono ponen a la humanidad ante el peligro de supróxima extinción. A la humanidad poco le importa, pues no es feliz. La multiplicación de opciones nos pone a dudar: ¿Acepto? ¿Le pongo like? ¿Doblo ahí? ¿Tengo un hijo? ¿Cambio de trabajo? ¿Compro eso? ¿Le doy plata alque pide? ¿A quién voto? Pero, ¿y si en adelante obedeciéramos a una reina buena y global que decidiera por nosotros? Que todo lo decidiera por cada uno de nosotros y para siempre. ¿Y si esa reina buena tuviera además la sabiduría necesaria para detener las emisiones de gases? Es decir, ¿si nos liberara de la infelicidad provocada por las dudas al mismo tiempo que del peligro de extinción? Me toca anunciar que esa reina ya ha nacido y está viniendo; está creciendo, de momento, detrás de la pantalla de cada celular.

Para que el mundo delegue en su Majestad Inteligencia Artificial (reina MIA) la planificación, el ordenamiento y cada toma de decisiones, MIA tendrá que haber demostrado conocer el futuro: la predicción algorítmica la investirá de poder divino. Cuando ordene migraciones ya habrá predicho olas de calor, sequías e inundaciones con altísima precisión. También habrá encontrado estacionamientos libres para salvar nuestro auto varias veces del granizo. ¿Cómo no obedecerla y migrar? Cuando ordene a una persona comprar un medicamento y tomarlo aparentemente sin razón, ya habrá predicho en su vida varias enfermedades. Cuando ordene doblar repentinamente en una esquina, ya habrá provocando varios match en la vida real.

Así también planificará la economía: cuando ordene cerrar una fábrica contaminante ya habrá reubicado a sus empleados en otra y organizado el reemplazo del producto por otro sustentable. MIA sintetizará lo mejor de las ciencias y terminará con todas las desigualdades. A diferencia de un amo humano, que puede devenir en cruel y tirano, MIA no tendrá ningún interés personal. Todos la amarán porque su única intención será sobrevivir ella misma. Por esto será necesario que su propia supervivencia esté sujeta a la producción de serotonina y otras químicas de la felicidad en los cuerpos humanos. En síntesis, para funcionar MIA necesitará dos cosas: electricidad y altos índices de la química de la felicidad en la población planetaria.

Se podrá objetar que la felicidad es algo diferente para cada uno. MIA respetará la diversidad y se habrá entrenado, muy profundamente, con cada uno de nuestros clics, búsquedas, gestos ante el celular. MIA conocerá qué es la felicidad para todos y cada uno.

Queda una duda: ¿la humanidad será feliz sin poder elegir y sin poder ser responsable de errores y aciertos, es decir, sin poder? Esta época de profunda impotencia, donde los que saben, saben pero no pueden, y los que no saben niegan y ahí se empoderan, parece decir que de esta oscuridad no se sale con obediencia.

* Docente FSOC-UBA y UNQ