La startup Anthropic recibió en los últimos días 300 millones de dólares de inversiones. El año pasado había sumado otros 400 millones del fondo de venture capital de Google. Estas inversiones le permitió convertirse con holgura en unicornio, al alcanzar una valuación de mercado de más 4000 millones de dólares a menos de dos años de fundarse y sin un producto monetizable en el mercado.

En medio del ajuste de las empresas tecnológicas, los números parecen difíciles de comprender pero solamente resumen el clima de época. Se trata de una compañía que quiere desarrollar un sistema para que una maquina pueda hablar, chatear y comunicarse con un humano en forma natural y que sus respuestas estén libres de sesgo, inconsistencias en la información y alineadas con el mosaico de valores de las sociedades modernas.

Algunos consideran que el sistema de Anthropic tiene el potencial para competir contra chatGPT de OpenAI, la flamante estrella del sector respaldada por Microsoft. Por ello las inversiones que recibe pueden evaluarse como apuestas en el boom por desarrollar y liderar una rama de servicios incipiente: la inteligencia artificial de lenguaje natural.

Cuando la empresa OpenAI lanzó chatGPT el año pasado mostró que existen posibilidades de rentabilizar estos productos. El modelo de negocios que aplica da pistas de la desesperación de las corporaciones de subirse al tren de innovación.

La estrategia de OpenAI fue generar un modelo de inteligencia artificial que aprendió a responder de forma humana en una conversación pero no tiene conocimiento pleno de todos los temas. Esto implica que si una empresa quiere emplear el chatGPT para que responda a las preguntas de sus clientes, debe terminar de entrenarlo, es decir pasarle la información que le falta aprender al modelo a través de un proceso de fine-tuning.

OpenAI cobra por cada respuesta que da el chatGPT con súper capacidad (o sea entrenado con información extra a la que tiene el modelo de base). Son centavos de dólar por respuesta, pero si las consultas son muchas, el volumen de facturación tiene espacio para crecer en forma exponencial.

Una empresa que paga para tener el chatGPT con super capacidad sabe que ponerse a desarrollar un modelo de lenguaje natural desde cero no le resultaría posible. Los costos de hacerlo serían inviables. Prefiere pagarle a OpenAI para tener una versión pulida de su chat. Si las respuestas logran resolver las dudas de los clientes, el ahorro en centro de atención al usuario puede ser muy grande, y cada vez más compañías quieren explorarlo.

Una de las empresas que anunció recientemente que sumará una versión personalizada del chat fue Salesforce, un gigante norteamericano que a su vez es dueño de aplicaciones como Slack. Se trata del acuerdo más importante que hizo OpenAI hasta el momento, con la excepción de la implementación del chat en Bing, el buscador de internet de Microsoft.

Los chats de lenguaje natural posiblemente terminarán convirtiéndose en un servicio para alquilar por demanda, lo cual puede compararse con lo que ocurrió con los servidores en la nube. Por eso las principales tecnológicas están en la carrera para ofrecer el mejor modelo preentrenado, que luego podrá adaptarse a las necesidades del negocio específico que lo integre. Google, Microsoft, Meta (Facebook), Alibaba y Baidu tienen en el mercado o anunciaron que lanzarán en los próximos meses su modelo de lenguaje natural.