Lo que Jonah Schwartz fue aportando a los distintos proyectos que integró, como Los Álamos, Springlizard, Val Veneto o Los Palos Borrachos, es un sonido en sí mismo, propio como pocos. Tras 20 años de tocar en el circuito de Buenos Aires, eso sigue siendo así, y ahora se nota en Sand, segundo disco de Diente de Madera, su actual proyecto.

Resulta imposible moverse sin llevar a cuestas el aire de su tierra natal. Pero, esta vez, el chico nacido en Filadelfia, Estados Unidos, que pasó la infancia en las afueras de la ciudad, nutriéndose del paisaje rural, mezcla ahora el folk con los sonidos de la India. Usó guitarras, clarinetes y el excéntrico shruti box, un instrumento hindú que le da vuelo a esta nueva esfera sonora que se podrá catar mañana 11/3 en el William Morris de Villa Crespo, en Loyola 773.

"Venía tocando el banjo desde 2012 y quería tener un proyecto así. A la vez estaba muy interesado en la música drone, la música de notas largas, de la India", cuenta. En aquel contexto, Jonah había empezado a tocar con Pan del Indio, unos amigos de Quilmes. Y, por otro lado, Andrés "Pico" Barlesi, su compañero en Springlizard, se había ido a Berlín, y estaba algo perdido. "Yo necesito tener un proyecto, estar activo. Entonces lo que sucedió fue Diente de Madera", dice el músico.

"Yo sabía que quería vivir en una ciudad: quería ver bandas todas las noches, ir a museos, me fascinaba; y en mi pueblo no había nada, ni un kiosco. Sin embargo, como todos los que somos de pueblo, esas cosas se llevan dentro: es parte de mí, es la infancia y es inevitable", dice. Y como además disfruta de tocar seguido él también, el 21/4 habrá otra fecha de Diente de Madera, en Roseti con Las Fuerzas Subterráneas.

Por eso desde que llegó a Buenos Aires no dejó de tener bandas que sobresalen, justamente, por tener esa chispa, ese toque específico, el aire folk que aporta Jonah. "Soy de tener varios proyectos. Tocaba con Karina Vismara y también tocaba con otros, con todos, y le digo a mi amigo Lautaro que voy a empezar otro proyecto y me dice: 'Boludo, sos más trucho que diente de madera'", cuenta Jonah.

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El último disco está muy marcado por la presencia de Karina Vismara, cantautora de música folk que murió el año pasado. Junto a Betty Blight (Betty Confetti, Las Kellies), Karina y Jonah venían componiendo y ensayando. Con la pandemia de por medio, grabaron las voces de Sand como casi todos los que estuvieron haciendo música: cada cual en su casa y enviándose las pistas, viéndose cuando podían.

"Con ellas dos éramos muy amigos. Por 2019 estábamos medio armando la banda con Karina, Betty no tenía mucho y yo con Diente de Madera no sabía qué hacer, entonces nos juntamos una vez por semana y cada uno traía canciones a este proyecto. Nunca llegamos a grabar, pero sí ensayamos bastante. Y hay dos canciones de este disco, La ventana y When I was just a girl, que hicimos con ellas."

Con Karina eran amigos muy cercanos: "Era una hermana para mí", dice Jonah. Compartían proyectos desde que se conocieron en 2013. "Son canciones que escribimos bastante antes de que enfermara, estaba terminando el disco cuando se enfermó. De hecho terminé la mezcla una semana antes de que muriera y ahora, con retrospectiva, es muy difícil leer el disco y no pensar que tiene que ver con ella."

Jonah paseó el indie con múltiples bandas, y desde 2012 explora el banjo | Foto: Cecilia Salas

La canción La ventana, en la que cantan Karina y Betty, fue compuesta con los ojos puestos en Santiago Maldonado, cuando se dio la noticia de su desaparición. Entonces Jonah pensó en la sensación inexplicable que sería perder un hijo, siendo él padre muy recientemente en aquel 2017. "Me acuerdo de leer una entrevista con la madre y de cómo me impactó tan fuerte... Esa sensación de que un día tu hijo literalmente desaparece. Es horrible. Me pegó muy fuerte", cuenta.

De hecho, el disco se llama Sand (arena, en inglés) porque en la última canción, una pieza de ocho minutos y medio, hay una letra en inglés que dice, traducida: "Ya vendí mi casa y mi tierra, mi nueva casa será hecha de arena". Entonces, Jonah retoma el concepto de Casa del Viento, el primer disco de Karina, que fue grabado dos veces. "Casa del Viento en realidad es su casa en Balcarce, donde nació. Yo fui varias veces, es una estancia en el medio de La Pampa y realmente sentís que estás como dentro del viento. Tenía la sensación de que todo lo que construía estaba hecho de arena", dice.

El primer disco de Diente de Madera, Nadadura, fue grabado en vivo, con un banjo sin trastes, la tambura y el shruti box, un instrumento de la India que es "como una valija que bombeás y tira notas". Una cosa que le gusta a Jonah de Diente de Madera es que no se puede encasillar, lo que los vuelve ajenos a una escena. "Me gustó jugar con los géneros y las expectativas de la gente. En esta nueva banda tenemos dos violines, acordeón y todo, pero no hacemos folk, tampoco rock, tampoco hacemos... no sé, es música, a veces con letra, a veces sin letra", dice Jonah y encierra la posibilidad de que la música del mundo, este nuevo sonido de drone, se expanda como arena por donde suene.