Ricardo López Murphy dio la nota en las últimas horas en materia de negacionismo. El diputado respondió en TW a un tuit en el que se lo ve en una captura de pantalla en un programa de TV, con el zócalo "no hay 30.000 desaparecidos". El tuitero Martín Brissio había acotado: "Si en Alemania negás el genocidio vas preso. Si en Argentina negás el genocidio vas a la televisión. La mentira de que 'no hay 30.000 desaparecidos' es la mayor fake news que instaló la ultraderecha". El otrora fugaz ministro de Economía le contesto.

Lo hizo de esta manera: "Soy un ferviente defensor de la democracia y repudio las sangrientas dictaduras que tu gobierno defiende. La CONADEP registra 7018 desaparecidos. Pasá nombre de los restantes 22.982 y me retracto. Mientras tanto sostengo que inventar víctimas es ser un carancho de la historia". Hizo gala del negacionismo por partida doble en esa respuesta, al tiempo que compartió un link al Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVTE).

Primero, toma como definitivo un registro abierto como el de la Conadep, a lo que se agrega que no menciona los 8961 casos constatados en 1984, sino una reelaboración posterior, que no es definitiva. Segundo, porque al decir, con toda brutalidad "pasá nombre de los restantes 22.982", niega de manera desembozada la característica principal de la represión: la clandestinidad. No hay lista que recoja el número estimado de 30 mil, cifra a la que se llegó por un cálculo de los organismos de derechos humanos en base a la cantidad aproximada de prisioneros de los centros clandestinos. 

López Murphy se caracterizó por relativizar a la dictadura. Le tocó ser ministro de Defensa de Fernando de la Rúa, entre diciembre de 1999 y marzo de 2001, antes de sus dos semanas en Economía. En esos quince meses, desmontó la política de autocrítica de Martín Balza, el jefe de Ejército en los 90, y dio alas a su sucesor, Ricardo Brinzoni, para reinstalar la teoría de los dos demonios.

En agosto de 2013, López Murphy se reunió con los integrantes de la Asociación de Abogados de la Justicia y la Concordia, que considera “presos políticos” a los condenados por crímenes de lesa humanidad. En esa charla instó a que se consiguiera prisión domiciliaria para los represores. Se mostró contrario a la reapertura de los juicios

 “Se vivió una guerra y el país, en el orden institucional, juzgó, condenó, limitó la pretensión punitiva con la ley de punto final y estableció los términos de cómo debía interpretarse la obediencia debida. Con los indultos se concluyó el proceso que la Argentina había vivido”, añadió entonces. 

El análisis de un historiador

El historiador Hernán Confino, autor de un estudio sobre la contraofensiva montonera, respondió en Twitter. "Habla de los números de la CONADEP, que no alcanzó ni el año de funcionamiento entre el 83 y el 84, como si fueran definitivos. Pide una lista exacta de víctimas ignorando o, lo que es peor, desestimando adrede que la represión del terrorismo de Estado asumió un carácter clandestino detrás de la perversa secuencia de secuestro, tortura y desaparición. Un plan sistemático que contó con más de 600 centros clandestinos. Copia la base del RUVTE sin siquiera explicar cómo está construida metodológicamente esa fuente ni qué definición de víctima elabora ni cómo es su método de trabajo. Todo mal, no le interesa el conocimiento de la profundidad de la represión y sus legados".

Para el autor de La Contraofensiva: el final de Montoneros, "El problema del número de víctimas es ciertamente un problema, pero, justamente por eso, no puede estar hegemonizado por las aproximaciones que lo simplifican y lo tergiversan con el solo afán de desacreditar al movimiento y a las políticas de derechos humanos en el presente". 

La palabra de una sobreviviente

En su libro Poder y desaparición, de 1998, Pilar Calveiro, sobreviviente de la ESMA, estima que, por los testimonios de sobrevivientes se puede cifrar en 9500 desapariciones si se suman la Escuela de Mecánica, el Club Atlético, Campo de Mayo y El Vesubio, cuatro de los más importantes campos de concentración. Con lo cual, según Calveiro, "no parece descabellado, por lo tanto, hablar de 15 o 20 mil víctimas a nivel nacional y durante todo el período", haciendo la salvedad de que los organismos de derechos humanos marcaban el número en 30 mil.

Agrega Calveiro: "Diez, veinte, treinta mil torturados, muertos, desaparecidos...En estos rangos las cifras dejan de tener una significación humana. En medio de los grandes volúmenes los hombres se transforman en números constitutivos de una cantidad, es entonces cuando se pierde la noción de que se está hablando de individuos". Y recuerda que las listas de desaparecidos publicadas hacia 1980 "eran un recordatorio de que cada línea impresa, con un nombre y un apellido representaba a un hombre de carne y hueso que había sido asesinado. Por eso eran tan impactantes para la sociedad. Por eso eran tan irritativas para el poder militar"

López Murphy se declaró "ferviente defensor de la democracia" en su tuit pero, enfrascado en contar las víctimas de una represión clandestina, no expresó su repudio a la dictadura que comenzó hace hoy 47 años