El peronismo de Rosario hace cálculos, baraja nombres -propios y ajenos-, y comienza a frotarse las manos ante la posibilidad real de quedarse con la intendencia desde el 10 de diciembre próximo. No tiene un candidato, tiene dos: En caso que lo decida, el senador nacional Marcelo Lewandowski no tendría rival en las elecciones locales. Si opta por ser precandidato a gobernador o dejar pasar este turno -tiene cuatro años más en su banca nacional-; queda Roberto Sukerman que ya estuvo a dos puntos de ganarle a Pablo Javkin en 2019. Y se amplía la base electoral con Juan Monteverde de Ciudad Futura jugando dentro de la Paso peronista. Varias hipótesis positivas para ese sector político que daría el batacazo después de 40 años. Pero, como dicen, al partido hay que jugarlo.

Al lado de Sukerman, lógicamente, no imaginan una interna con Lewandowski. “Se comerían votos entre ellos, Marcelo tiene que ir arriba (en la provincia) y traccionar acá en Rosario”, en cambio ven con muy buenos ojos una PASO con Monteverde porque “ahí sí se ensancha la base del electorado peronista de cara a una elección general que pondría muy competitivo al frente peronista”. Pero no todos los sectores piensan lo mismo. El propio Marcos Cleri -ya lanzado como precandidato a gobernador- cree que Lewandowski candidato a intendente sería una posibilidad fabulosa para su suerte en la provincia. Algo similar piensa Roberto Mirabella, el candidato oficial del gobernador Omar Perotti que sigue tanteando otras posibilidades y aún no muestra todas sus cartas. Por ahora Lewandowski aprovecha el tiempo que le da su potencial electoral y no arriesga. Escucha y calcula.

El Movimiento Evita, por su parte, ya trazó su plan de acción. Fue el sector del peronismo que acercó a Ciudad Futura al espacio y el acuerdo cierra por arriba con la candidatura a diputada provincial de Lucila De Ponti, Eduardo Toniolli como precandidato a gobernador; y listas de aspirantes al Concejo en Rosario cada uno con sello propio. Caren Tepp primera para repetir desde Ciudad Futura y Mariano Romero por el Evita.

En 30 días tendrá que haber algunas respuestas y el 12 de mayo es la fecha tope para las inscripciones oficiales. El mes que viene será puro vértigo. El 22 por ejemplo, el Partido Socialista tiene su congreso ordinario del que saldrá por escrito la voluntad mayoritaria de la fuerza de integrar el amplio espacio del frente de frentes. Los opositores ya se conocen de memoria: Claudia Balagué y Eduardo Di Pollina entre los más destacados. Dirigentes que ya perdieron una interna cerrada hace dos años, cuando veían venir que la pelota caía cada vez más cerca de Juntos por el Cambio.

La foto de esta semana del secretario de Salud Leonardo Caruana con Monteverde, fue planeada al detalle y le sirvió al funcionario de Pablo Javkin como para decir “no cuenten conmigo”. De ahí en adelante, tanto el intendente como los dirigentes del socialismo salieron a reducir los daños con mayor o menor efectividad. Alrededor de Javkin se encargaron de deslizar que ese paso de Caruana estaba acordado y el propio jefe comunal dijo públicamente que “la pluralidad no es un problema para ser funcionario” y por supuesto lo sostuvo en el cargo.

Desde el socialismo aclararon rápidamente que “Leo nunca fue afiliado al socialismo, nunca fue orgánico” y que su decisión no era “una sorpresa”. Es cierto que nunca firmó la ficha de afiliación pero siempre lo contabilizaron como propio y además un sector del socialismo llamado La Fuerza del Territorio llegó a considerarlo como candidato a intendente.

Precisamente, ese sector se referencia en el espacio que conduce el exgobernador Antonio Bonfatti de quien los otros socialistas dicen “ya cansa con sus vaivenes y resulta que después en secreto es el que más impulsa el acuerdo con el PRO y los radicales”.

En realidad lo de Caruana fue un sacudón político porque expuso con claridad las contradicciones ideológicas que enfrenta el socialismo de cara a la nueva alianza. Muchos, en off, se enojaron con el funcionario al que llamaron “amateur” y hasta “hippie” por no bancarse una situación política que se da para la sobrevida del partido, según la mayoría interpreta. Es decir, el complejo paso que darán para no transformarse en una fuerza testimonial. Y la mayoría cree que ese paso hay que darlo de frente aunque duela y no de manera zigzagueante que, interpretan, tendrá mayores costos entre los propios dirigentes y con un sector importante del electorado y la militancia.

No es la única foto que tuvo que explicar Javkin esta semana. La presencia del expresidente Mauricio Macri en visita oficial a la Municipalidad de Rosario, demandó respuestas. “Es un expresidente de la Nación. No puede estar mal que un presidente democrático visite un municipio y lo reciba un intendente”, dijo Javkin que ya había aclarado en el acto del 24M en el Bosque de la Memoria que no coincidía en todo con el exmandatario: “La agenda de la memoria no es ningún curro”, dijo el intendente pero advirtió también “ojo con creer que el proceso de memoria, verdad y justicia es partidario”, en obvia alusión al peronismo.

Si la senadora Carolina Losada no está en cancha como candidata a gobernadora; Javkin tiene rienda suelta para una PASO por la candidatura a gobernador que se las trae frente al esforzado Maximiliano Pullaro que a esta altura ingresa en etapa de desesperación y radicaliza cada vez más y, peligrosamente, su discurso político. El socialismo ve allí una rendija para disputar fuerte Rosario. Esta vez sí podría dar el paso que desde hace años le reclaman al diputado nacional y secretario general del Partido Socialista en Santa Fe, Enrique Estévez.

“Está Enrique y está Verónica (Irizar)”, como posibles candidatos a intendente, según confió uno de los armadores locales del socialismo. En el sector hacen las cuentas de que ni Javkin, y mucho menos Pullaro, ni el macrismo tienen candidatos fuertes para la ciudad. Que se sostenga la precandidatura a intendente de Gabriel Chumpitaz es una muestra clara de la escasez. El diputado nacional y vicepresidente primero del PRO a nivel nacional, Federico Angelini, ya le dijo tantas veces que no a Pullaro que ambos perdieron la cuenta.

Las consultas con distintos posibles candidatos acerca de cómo se manejará el debate en torno a la inseguridad y la violencia criminal que azota a Rosario; tiene casi siempre la misma respuesta: "La idea es sostener una discusión seria y propositiva" pero ensegurida aclaran que "si empiezan a revolear responsabilidades en un tema tan delicado, va a ser difícil que todos se queden en el molde".