El 24 de marzo último, por primera vez, las imágenes de Elva Angélica Andrawos y Julio Antonio Moreno fueron parte de la marcha en el marco del día de la memoria. Elva y Julio están desaparecidos desde 1975, después de que fueran secuestrados por un grupo de tareas de la Policía de Salta, pero hasta ahora no figuraban en la lista de víctimas del terrorismo estatal de los años 70. La denuncia de dos sobrinas de la primera y la investigación de la fiscalía federal de Salta, hicieron posible que salga a la luz este crimen. 

El caso de Andrawos y Moreno es interesante en más de un sentido. Porque viene a mostrar que hay personas desaparecidas por el terrorismo estatal que no están relevadas como tales, y también prueba que hubo una alianza entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Bolivia y el argentino Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)

Sus desapariciones, y la detención y torturas de una tercera persona sobreviviente, comenzaron a ser investigadas cuando las sobrinas de Elva, María Livia y María Emilia Carabajal, hicieron la denuncia en la fiscalía federal de Salta. Finalmente, la semana pasada el fiscal general federal Carlos Amad, con la colaboración del fiscal ad hoc Juan Manuel Sivila, promovió acción penal contra el ex comisario Joaquín Guil y el ex oficial de la Policía Federal y ex guardiacárcel de la provincia Juan Carlos Alzugaray, por el secuestro y la desaparición de Elva Andrawos y Julio Moreno. La fiscalía también pidió las detenciones de ambos acusados, que ya cumplen condenas por delitos de lesa humanidad. 

La fiscalía pudo determinar que Elva y Julio, que eran pareja, fueron secuestrados en la ciudad de Salta, entre el 22 y el 23 de junio de 1975, en el marco de una serie de operativos realizados por la Delegación Salta de la Policía Federal y la Policía de Salta en esta provincia y Jujuy buscando a personas vinculadas al ERP. La redada había empezado el 19 de junio, con la detención de al menos 19 personas. Entre éstas, estaba Evangelina Botta de Nicolay (militante del ERP, detenida política asesinada en la Masacre de Palomitas en julio de 1976), que estaba vinculada a Elva.

Elva y Julio fueron sorprendidos por la patota cuando llegaban a un edificio de la calle Tucumán al 147, donde residía la primera junto a una amiga, M.C.G. No sabían que la vivienda estaba bajo vigilancia, porque ya habían detenido en ese lugar a Norma Soledad Spaltro y a G. en ese lugar. Ni bien bajaron de un taxi fueron detenidos por una patota que comandaba Alzugaray.

La fiscalía determinó que Elva y Julio ya estaban en la mira de las fuerzas represivas. Los represores iban detrás de una conexión de este grupo del ERP con integrantes del ELN, y sospechaban que entre las personas que hacían de nexo entre ambas organizaciones estaban Francisco Antonio Nicolay, Elva Andrawos y Julio Moreno.

Exterminio 

La investigación estableció que Elva y Julio fueron llevados a la sede de la Federal, donde fueron torturados e interrogados. 

El destino de ambos fue averiguado en su momento por el cuñado de Elva Andrawos y padre de las sobrinas denunciantes, Raúl Antonio Carabajal, quien era abogado y había trabajado en la Brigada de Investigaciones. También M.C.G. aportó información, recibida en su caso de su marido, que era comisario de la Policía de Salta. Ambas versiones coinciden en que Elva murió en la tortura en la misma Delegación. En la denuncia, las sobrinas relataron que su padre les dijo que tuvo el dato de que habían encontrado cuerpos en el camino de cornisa a Jujuy, la ruta nacional 9, que fue hasta ahí y vio el cuerpo de Elva. 

En cuanto a Julio Moreno, G. dijo que habría sido ejecutado con explosivos en las afueras de la ciudad de Salta, probablemente en El Gallinato, lugar de exterminio donde fueron asesinadas varias personas

En la trama de la represión la historia de Moreno se cruza, por las similitudes, con la del docente Miguel Ángel Arra, que también fue secuestrado y desaparecido entre el 22 y 24 de junio de 1975, en la ciudad de Salta. Los dos eran oriundos de la ciudad entrerriana de Paraná. Los dos militaban en el ERP, y ambos fueron detonados con explosivos en el cuerpo en las afueras de la ciudad capital, en la zona de Lesser, Vaqueros o El Gallinato. 

Muertes no asentadas 

Las muertes de Elva Andrawos y Julio Moreno nunca hasta ahora fueron asentadas en ningún registro público. En los registros del Estado solo figuran sus constancias de nacimiento. Pero la verdad encontró resquicios por donde colarse también ahí, en la burocracia estatal. 

El Consejo General de Educación anotó el fallecimiento de Elva en su legajo personal el 11 de agosto de 1976, al darla de baja como maestra de la Escuela de La Mesada Grande de Iruya "por haberse producido su deceso con fecha junio de 1975”, novedad que le había sido comunicada por la Inspección General.

Y la muerte de Julio fue asentada por el general Acdel Edgardo Vilas, en su “Diario de Campaña”, en el que afirmó que “habría muerto en Salta”.

Los procedimientos en los que fueron secuestrados Elva y Julio, y otros, no fueron asentados en las actuaciones policiales ni fueron informadas al juez, lo que para la fiscalía solo puede deberse a la decisión previa de eliminarlos. 

Algo similar pasó con Francisco Nicolay, que era buscado junto a Andrawos y Moreno, según narró una nota publicada el 3 de julio de 1975 el diario La Nación. En realidad Nicolay había sido secuestrado y desaparecido por un grupo de tareas en Libertador General San Martín, en Jujuy, antes del pedido de captura

Precisamente, por datos que se han ido incorporando a las investigaciones, se sabe que Nicolay y Moreno tenían cargos importantes en las organizaciones perseguidas por la represión estatal. Moreno era responsable político de la zona norte del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT, cuyo brazo armado era el ERP) y tenía una función relevante en la articulación con el ELN. 

La amiga detenida

La otra víctima cuyo caso se investiga en esa causa es una mujer cuya identidad se mantiene en reserva, M.C.G., amiga de Elva que fue detenida el 20 de junio de 1975 cerca del edificio de Tucumán 147, donde residía también.

Estuvo en la Central de Policía de Salta y luego la llevaron a la Federal, donde estuvo detenida por cinco días durante los cuales fue torturada por Guil y el comisario federal Federico Livy (fallecido) y otras tres personas más jóvenes para que diera información sobre Elva y Julio.  

Finalmente, la llevaron al Hogar Buen Pastor y fue liberada el 25 de junio de 1975. Su detención no fue registrada en el sumario policial, pero la fiscalía sí pudo establecer que en el prontuario personal que llevaba la Policía se asentó la leyenda: “20-6-75. En la fecha se identificó por encontrarse detenida en la Sección Contralor Gral.” Y también se asentó su paso por la Sección Identificaciones de la Policía, y se asentó su domicilio. 

La investigación está en sus inicios. Los acusados todavía no han sido indagados, pero hay otras acciones de reparación que ya se han puesto en marcha. Como los nombres de Elva Andrawos y Julio Moreno no estaban registrados en las bases de datos públicas de víctimas del plan sistemático de eliminación de personas pergeñado por la última dictadura cívico militar, la fiscalía envió la información a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y al Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVTE) para que los incorporen.