Menos de 48 horas después de haber reasumido la dirección del colegio, Raquel Papalardo denunció que el Ministerio de Educación porteño, que insiste en que la rectora continúa cesada y nunca fue repuesta en su cargo, le había sacado el sello y el libro de actas del establecimineto, 

El lunes, un mes después de haber sido echada tras denunciar la intromisión policial durante una actividad organizada por el centro de estudiantes, Papalardo reasumió sus funciones frente a un escribano público, que dejó constancia de su reincorporación. Papalardo había sido notificada de su desplazamiento el 30 de junio pasado, seis meses antes de su anunciado retiro. Sin embargo, a pesar de haber sido notificada del cese de sus funciones como docente, Papalardo dijo haber cobrado su salario correspondiente a julio, por lo que se consideró repuesta en el cargo.

Esta mañana, sin embargo, Papalardo denunció que se había encontrado con “impedimentos” para cumplir sus tareas. En la Rectoría y en la Secretaría del colegio faltaban su sello y los libros de actas que deben estar bajo el resguardo de la máxima autoridad del establecimiento. En el Libro de Firmas, inclusive, se había alterado la firma de Papalardo correspondiente al lunes pasado. El vicerrector, Daniel Altamiranda, quien ocupa la dirección del colegio interinamente, dijo que las autoridades del Ministerio “le ordenaron” tomar posesión de esos materiales y alterar el Libro de Firmas.

El Ministerio de Educación, por su parte, desmintió la versión de Papalardo y dijo que la directora nunca había sido repuesta en su cargo. “Esta cesada y ya le salió la jubilación”, aclararon los voceros de la cartera educativa, quienes ratificaron que la autoridad oficial del Acosta es el vicerrector, quien ocupará la dirección hasta que se finalice el proceso de concurso para reemplazar a Papalardo.