Pasó la que probablemente haya sido la peor semana del PRO en su historia, con sus dirigentes acusándose en público de las peores cosas. Horacio Rodríguez Larreta tomó la decisión de anunciar el desdoblamiento concurrente para plantarse ante un Mauricio Macri que trabajaba para bajarlo o hacerlo perder la interna. Ahora buscará solidificar su alianza con toda la UCR (incluidos los sectores que no lo apoyaron) y también lo irá a buscar a Miguel Pichetto. Patricia Bullrich se prepara para una campaña donde literalmente no habrá reglas para pegar por debajo del cinturón. ¿Y Macri? El exPresidente se pasó toda la semana cuestionándolo en público y acicateando a otros para que lo criticaran: falta de trabajo en equipo, ambición personal, tramposo, hace las cosas que hace el kirchnerismo fue lo más lindo que le dijeron. Cuando se apagaron los micrófonos, dijeron cosas peores. Y al final de la semana, Macri dijo: "Ya está". Sus dirigentes cercanos repitieron: "Ya está".

¿Ya está?

Suena difícil que el PRO pueda recuperarse rápidamente de una semana donde estuvieron al borde de la ruptura. Si bien todos los sectores advierten que no habrá quiebre (aunque hubo momentos de peligro), también queda claro que el clima que se respira no permitirá a los candidatos del PRO mostrarse juntos en un mismo escenario cuando terminen las PASO, a menos que recompongan un poco la relación. "Si seguimos en esta línea, ¿cómo le explicamos a la gente después que hay que votar al otro", proponían desde uno de los comités de campaña, desde donde advertían que con cada pelea pública Javier Milei crece y crece como opción en las encuestas.

Bullrich es la que más decidida está a llevar la interna a una situación de "a todo o nada". En su comité de campaña dicen que no buscará romper con el sector de Larreta, pero que la campaña será picante y que, entre otros golpes que pueden venir, la decisión del jefe de Gobierno de desdoblar será permanentemente recordada para restarle votantes. Esto se aleja bastante del "ya está" que soltó Macri. 

María Eugenia Vidal, en cambio, luego de un primer tweet muy duro, donde decía que las ambiciones personales no pueden sobrepasar los valores, ya empezó a recomponer su relación con Larreta. De hecho, si bien no cambió de idea, comenzó a bajar el tono de las críticas. En su entorno, aclaran que no está peleada con Larreta, sino que tuvieron un desacuerdo. Incluso, reconocen que el jefe de Gobierno tiene la potestad para tomar la decisión que tomó.

Casi dinamitados

Larreta no respondió en el mismo tono a los que lo cuestionaron, porque no tenía nada para ganar. Sí les enrostró, como quien no quiere la cosa, que estaban en desacuerdo con el código electoral y que en el pasado defendían la boleta única. El mapa de quienes lo apoyaron muestra su marco de alianzas actual: Gerardo Morales, Julio Cobos, Martín Lousteau fueron algunos de los radicales que salieron a defenderlo. Además, Elisa Carrió se puso de su lado. Pero hubo otros radicales que no dijeron nada, entre ellos Alfredo Cornejo.

Larreta viajó el viernes a Mendoza a ver al candidato a gobernador de la UCR para esa provincia. Con su visita comenzó el operativo de seducción, pero también buscó zanjar una vieja disputa: dejar en claro que no apoya la ruptura de Omar de Marchi, que solía ser del equipo de campaña de Larreta y que se anotó con otro frente, que incluye a la gente de Javier Milei. "Vengo a ratificar mi compromiso con la unidad de Cambia Mendoza", dijo Larreta al mostrar su respaldo a Cornejo.

La estrategia es clara: Larreta no se conforma con la parte de la UCR que ya lo apoya, busca construir un frente con toda la UCR (Cornejo es, hasta ahora, el aliado más sólido de Bullrich en la UCR). Para eso, es probable que deba darles la vicepresidencia. Si bien en un primer momento se pensaba en Morales para ese lugar, quizás el dirigente pueda ocupar otro cargo (por ejemplo, jefe de Gabinete en un eventual gobierno, o bien ir al senado). Carolina Losada suena hoy para el larretismo como una opción más complementaria: es mujer y, sobre todo, es halcón, lo cual lo beneficiaría a Larreta en su pelea con Bullrich primero y luego con Milei hacia las generales.

También es probable que Larreta quiera cerrar con el peronista Miguel Pichetto, que hasta ahora se había mostrado cercano a Macri. Pero dejar a sus adversarios sin aliados es una de las especialidades de Larreta.

Ciudad y provincia

Como parte de su estrategia, Larreta sabe que va a necesitar negociar con Macri. Después de lo que hizo, espera hacerlo desde una posición de mayor fortaleza. "La realidad es que Macri lo venía esmerilando a Horacio. Trabajaba para las candidaturas de Vidal y de Bullrich. Probablemente, apoye a una de las dos. Necesitaba hacer un gesto para mostrar alguna fortaleza para luego pararse a negociar", justificaban en los equipos de campaña del jefe de Gobierno.

Aclaran, de todas formas, que en las distintas reuniones que tuvo este año con el expresidente, Larreta intentó llegar a un acuerdo. Pero vio que ese pacto no era posible. Por lo que eligió la técnica de Augusto Timoteo Vandor: pegar para después negociar. Lo que le va a costar a Larreta ahora es convencer al expresidente de que no busca un macrismo sin Macri.

Entre las negociaciones pendientes, están las candidaturas en la Ciudad y en la provincia de Buenos Aires. El larretismo busca que en ambos distritos haya candidatura única del PRO para jefe de Gobierno y para gobernador. En la Ciudad, Macri pretende que el candidato sea su primo Jorge Macri, pero Larreta no bajó de momento a los otros dos candidatos que son ministros suyos: Soledad Acuña y Fernán Quirós. La tensión sigue y habrá una negociación áspera.

En la provincia de Buenos Aires, Larreta quiere que el candidato único sea Diego Santilli. Para eso tiene que conseguir que se bajen los múltiples candidatos de Patricia Bullrich, pero sobre todo Cristian Ritondo (hasta ahora candidato de Vidal, pero posible aliado de Bullrich). Además, Santilli apuesta a ser el que cierre con la UCR bonaerense y consiga que Maximiliano Abad sea su compañero de fórmula. Tampoco va a ser una negociación fácil.

Mientras intenta reconstruir puentes que fueron dinamitados, Larreta evitará por todos los medios enfrentar públicamente a Macri. Habrá que ver si ex presidente dinamita lo deja.