En marzo, el costo de adquirir la canasta básica alimentaria (CBA), que define la línea de indigencia, subió un 9 por ciento, mientras que el alza de la canasta básica total (CBT), que se usa para medir la pobreza, fue de 8 por ciento, informó el Indec.

Nuevamente, las dos cestas de consumo que representan el grueso del gasto mensual de los hogares con menores recursos económicos se encarecieron bien por arriba de la altísima inflación general. El impacto en la suba de los índices de pobreza e indigencia recién se conocerá alrededor de septiembre, cuando se publiquen las estimaciones correspondientes al primer semestre.

Una familia de cuatro integrantes necesitó $191.228,05 para superar el umbral de pobreza en marzo de 2023: 8% más que el mes previo y 113,2% interanual. 

En lo que va del año, apenas tres meses, los alimentos básicos subieron un 30,6 por ciento, al tiempo que los bienes y servicios que componen la canasta de pobreza lo hicieron en un 25,4 por ciento, en ambos casos arriba del índice promedio de inflación de la economía, que es del 21,7 por ciento. En la comparación interanual, la CBA presenta un aumento del 120,1 por ciento, mientras que la CBT muestra una suba del 113,2 por ciento. En tanto, la inflación general es del 104,3 por ciento en la relación marzo 2023 frente a marzo 2022.

A contramano del discurso oficial acerca del impacto de la guerra, la inflación local en alimentos no sólo no se explica por la situación internacional, sino que está siendo contenida por la evolución de los precios mundiales. De acuerdo a la publicación mensual de la FAO, que depende de Naciones Unidas, el índice de precios de los productos alimenticios se ubicó en marzo pasado un 2,1 por ciento por debajo de febrero, disminuyendo por doceava vez consecutiva, tras alcanzar su nivel máximo hace un año.

En los últimos doce meses, la baja acumulada promedio en los precios internacionales de los alimentos que mide la FAO es del 20 por ciento. En esa línea, la Cepal (ver nota aparte) destaca que a pesar del proceso de desinflación que se está registrando en la región, se espera que la política monetaria continúe siendo restrictiva.

Entre los productos básicos, se destacaron en marzo las subas mensuales que el Indec midió en pan de mesa (12,9 por ciento), nalga (10,3), pollo entero (26,7), filet de merluza (10,6), huevos de gallina (25,7), sal fina (9,7) y azúcar (8,0 por ciento). También algunas frutas y verduras presentaron subas mensuales muy superiores al promedio.

Presupuesto

De acuerdo al Indec, la canasta básica para un grupo familiar compuesto por dos adultos y dos menores se ubicó en 191.228 pesos durante el mes de marzo. En el caso de la canasta alimenticia, su valor para un hogar de cuatro integrantes fue de 87.719 pesos el mes pasado.

Si se toma un hogar de tres integrantes (una mujer de 35 años, su hijo de 18 años y su madre de 61 años), la canasta básica fue el mes pasado de 152.240 pesos, al tiempo que la canasta alimenticia se ubicó en 69.835 pesos.

El hogar que contabilice ingresos por debajo de esos valores será considerado pobre o indigente, según el caso. Según la última medición disponible, el índice de pobreza alcanzó al 39,2 por ciento de la población económicamente activa en el segundo semestre del pasado año, por encima del 37,3 por ciento de igual período del 2021. Por su parte, la indigencia bajó levemente de 8,2 a 8,1 por ciento en el mismo lapso. Con relación al primer semestre de 2022, la pobreza trepó del 36,5 al 39,2 por ciento y la indigencia se redujo del 8,8 al 8,1 por ciento.

Con una población estimada en 46,2 millones de habitantes, estas cifras implican que 18,1 millones de personas están por debajo de la línea de la pobreza y, dentro de ellos, 3,7 millones son indigentes.

Esa evolución de los indicadores de pobreza e indigencia se verificó en un cuadro de crecimiento económico, de 5,2 por ciento aproximadamente. Este año, con más inflación y una economía que caería, lo más probable es que la situación social empeore.