A punto de ingresar al ensayo que terminará de perfilar los repertorios de los dos conciertos de Las Pelotas en Rosario, el tecladista y productor Sebastián Schachtel deja en claro dos puntos: nada de lo que esta noche y mañana (a las 21) ocurra en el Teatro Vorterix escapará a los deseos y gustos del grupo, a pesar de lo cual, asegura, la banda respetará la decisión soberana de los fans que, a través de la web oficial del grupo, votaron sus temas favoritos entre el inmenso repertorio pelotero. "No es que todo el show está elegido por el público. Esencialmente porque, más allá del juego, nos tiene que gustar a nosotros. Sí respetamos las cosas que aparecen, las que están más votadas y las hacemos porque respetamos el juego", asegura, y remarca: "¡No hay fraude!".

- Históricamente Las Pelotas es una banda que se guió por sus necesidades y búsquedas internas, cuando bien podría haber sido condescendiente con su público. Sobre todo en lo que tiene que ver con sus discos. En ese sentido, este tipo de propuestas de abrir el juego al público es también una caricia para la gente...

- Somos autistas pero no tanto (risas). A esta altura, con muchos años de estar tocando, si no hacemos lo que nos gusta todo deja de tener sentido. Eso incluye a los discos, al vivo, a todo. Nosotros hacemos lo que queremos, pero a veces hay que buscar, porque no sabemos qué es eso que queremos. Hay que estar en el estudio, tirando ideas, buscando, porque si te dejás llevar por la corriente de la vida podés hacer un pomo, repetirte o lo que fuera. Cuando encaramos un proyecto nuevo, un disco, buscamos tirar muchas ideas, descartar, elegir, tener un concepto. A veces no todas esas cosas funcionan, pero sirve para que el disco no sea uno más, para que tenga cierta trascendencia. O por lo menos sentir que la tiene para nosotros. Generalmente cuando las cosas nos gustan la gente nos acompaña, a veces más y otras menos, pero tenemos un público alucinante que nos permite vivir de tocar y que nos acompaña en los cambios, que a veces los exige. Porque a veces el público quiere siempre lo mismo. Pero así nos aburrimos nosotros mismos, entonces estamos buscando todo el tiempo un cambio que nos refleje, nos estimule, y así ya empezamos a tirar ideas para un próximo disco.

A poco más de un año del lanzamiento de Brindando por nada, Schachtel, Germán Daffunchio (guitarra y voz), Tomás Sussmann (guitarra), Gabriela Martínez (bajo), Gustavo Jove (batería) y Alejandro Gómez (vientos y guitarra) han comenzado a trabajar precisamente en las ideas que derivarán en una nueva obra, alternando ese proceso creativo con un ciclo de conciertos que también guarda lugar para ciertas sorpresas. "Es un juego con la gente y nos sirve también a nosotros para desempolvar algunos temas que hace mucho que no tocamos. Uno a veces no sabe ni por qué las dejó de tocar, se embarca a presentar los discos, a tocar temas nuevos, y hay cosas que quedan sueltas en el camino y la gente te las marca. Algunas cosas sorprenden, otras son más previsibles, pero está bueno porque nos renueva, nos hace revisar la biblioteca", apunta Schachtel.

- Ultimamente se repite el concepto de "salir de la zona de confort", que suena a algo así como cambiarse las pantuflas por el par de zapatillas favorito... Ya casi no se habla de asumir riesgos.

- Claro, lo que pasa que como artista uno es algo con todo lo que te gusta y todo lo que no te gusta, con todos tus prejuicios, que son parte de tu personalidad. Entonces lo de salir de la zona de confort suena medio new age, medio pelotudo, porque en realidad el trabajo es más profundo que salir de la zona de confort. No es que si ahora me pongo a hacer baladas tipo Ricky Martin salí de la zona de confort. En realidad el laburo es más profundo, es ver cómo transmitir algo de las cosas que te conmueven, con la música que escuchás y producís, y que al mismo tiempo no sea algo repetido que ya hiciste, que sientas que estás haciendo algo nuevo. No estar contando siempre el mismo cuento. Ahí hay un montón de ejercicios y cosas que uno hace para encontrar algo nuevo.