Un exfuncionario del municipio de Avellaneda acordó una pena de siete años de prisión y el pago de una indemnización a una joven -familiar suya- por el abuso sexual contra ella cuando tenía entre 4 y 10 años. Fue en el marco de un juicio abreviado en el que el acusado admitió su culpabilidad. Se trata de Marcelo Galaz, quien en julio de 2021 era secretario del entonces intendente y actual senador nacional Dionisio Scarpín cuando la víctima hizo la denuncia. El imputado también fue dirigente de la Juventud Radical y docente en una escuela de Enseñanza Media para Adultos (Eempa) de Avellaneda. Scarpín se sacó de encima a su mano derecha rápidamente, pero el monto de la pena acordada en el abreviado, más la presencia del senador radical Orfilio Marcón en el palacio de justicia, en el mismo tiempo en que se terminó suspendiendo el juicio, disparó las sospechas. Es que el fiscal Aldo Gerosa había pedido 32 años de prisión, pero al retirar los agravantes en su contra terminaron acordando 7 años de cárcel y 6 millones de pesos a modo de resarcimiento. La madre de la víctima denunció la manipulación del fiscal Gerosa. En la última audiencia la víctima pudo decirle en la cara a su abusador: "Como un buen cobarde, me tomaste desprevenida cuando era una niña sin herramientas ni recursos para defenderme. Me destrozaste y me dejaste tirada en un charco de sangre". 

El último miércoles Galaz, apodado "Leche", reconoció los abusos sexuales en una audiencia realizada ante el juez Santiago Banegas en los tribunales de la ciudad de Reconquista. Galaz ya pagó la mitad de la indemnización y cuando el juez Banegas homologue el acuerdo, el próximo 29 de mayo, deberá pagar la segunda cuota de la indemnización, ya que en caso contrario perderá lo abonado y será sometido a un juicio oral por los abusos. En esa fecha recién sería trasladado a una unidad penal.

A Galaz se le imputó ser autor de abusos sexuales gravemente ultrajantes, reiterados en un número indeterminado de veces, en concurso real con abuso sexual con acceso carnal reiterado. 

El fiscal Gerosa no estuvo presente en la última audiencia y su lugar lo ocupó uno de sus asistentes, Juan Marichal. Previamente, para posibilitar el acuerdo de juicio abreviado, la fiscalía accedió a un cambio de calificación del expediente, eliminando el delito de promoción a la corrupción de menores y el grave daño a la salud de la víctima, entre otros.

Los abusos se iniciaron en 2000, cuando la víctima tenía 4 años, y se extendieron por seis años, hasta que ella comprendió el alcance de los hechos y lo amenazó con contar lo sucedido a su madre.

La víctima, que es pariente del abusador, dijo en la audiencia del miércoles que el Poder Judicial debe hacer una autocrítica "para que ninguna otra víctima sufra la revictimización" que ella sufrió, y apuntó contra el fiscal Aldo Gerosa, quien investigó los hechos en el inicio de la causa. "Todos los integrantes del Poder Judicial deberían tener perspectiva de género", indicó la mujer, quien ante el juez Banegas recordó la vigencia de la Ley Micaela.

El propio Galaz habló en la audiencia: "La verdad que estos casi dos años han sido muy duros, la verdad que agradezco al Pai Arturo por su apoyo. La verdad, que me hizo recapacitar un montón, analizar las circunstancias, me hizo ver la necesidad de pedir disculpas, así que extiendo las disculpas M., y espero que las aceptes".

La respuesta de la víctima se dio en la misma audiencia. "¿Cómo llamarte? Marcelo, abusador, tantas personalidades de una misma persona, mi diablo personal más de dos décadas. Ruego a Dios que esta sea la última vez que te vea. Literalmente, podría estar horas y horas leyendo sentada todo el daño que me hiciste. Mucho más que se pueda llegar a imaginarse. O preguntarte por qué. ¿Qué te hice para que me odiaras tanto? ¿Cómo pudiste lastimarme de esta manera? Pero la realidad es que esto no nos llevaría a nada, porque no hay una respuesta que valga frente a un hecho tan atroz como un abuso. Lo que es difícil de decirte es que ya no te odio y no me arruinaste la vida. Sí, teñiste de tristeza gran parte de mi niñez, mi adolescencia y el inicio de mi vida adulta, pero hasta aquí. Basta. Hasta acá te dejo llegar. El resto de mi vida es mía, solo mía. Y el aspecto del odio, durante años, tuvo un deseo recurrente, en buscarte de sorpresa, golpearte y dejarte tirado en el piso sangrando, sufriendo. Porque eso fue exactamente lo que vos hiciste conmigo. Como un buen cobarde, me tomaste desprevenida cuando era una niña sin herramientas ni recursos para defenderme. Me destrozaste y me dejaste tirada en un charco de sangre, pero entonces algo pasó. No sé cómo ni en qué momento. Hoy está en la terapia, el paso del tiempo o Dios. Pero ya no te odio. No quiero lastimarte. Porque estoy consciente de que el hecho de que vos sufras no va a mitigar mi dolor. Comencé a sanar el día que solté el odio para concentrarme en mí. Y por eso voy a perdonarte. Hoy no. Hoy todavía no puedo. Pero voy a trabajar para estarlo porque me lo merezco. Merezco una vida en libertad y armonía. Porque el abuso no me define a mí. El abuso te define, te definió y siempre te va a definir a vos, Marcelo", concluyó.

Galaz se aprovechaba de la niña cuando la madre y la abuela de la víctima cumplían horario laboral; y ambos quedaban solos en una vivienda del Barrio Nuevo de Avellaneda. Los abusos cesaron cuando la menor comprendió los hechos y le advirtió que si volvía a tocarla le iba a contar a su mamá. Desde entonces, solo le hizo caricias ocasionales.

El fiscal también le reprochó a Galaz haberle ocasionado un trastorno por estrés traumático que, entre otras cosas, le impide relacionarse con personas de género masculino, la que le provoca rechazos de amor consciente, imposibilidad de relacionarse físicamente con otras personas, no tolerar un tratamiento físico como los abrazos, problemas escolares, pérdida de contacto con familiares para evitar estar con el agresor, alteración del ritmo del sueño, insomnio, pesadillas, ánimo con tendencia a la distimia (depresión) y ansiedad, entre otras alteraciones.