“Cuidado, apoyo y contención”. Esas palabras enuncia Juana Molina para definir el espíritu del sello discográfico independiente Sonamos, un proyecto que fundó a mediados de 2021 junto a su socio Mario Agustín González. El sello debutó con la reedición en vinilo de Segundo (2000), un disco que “marcó un camino” para su obra artística. Luego llegó la reedición del uruguayo Musicasión 4 1/2 –disco colectivo con Eduardo Mateo y Horacio Buscaglia a la cabeza- en su 50 aniversario. Pero debido a la pandemia el sello no había tenido una presentación formal. Hasta ahora. Es que Sonamos celebrará sus dos años de existencia con un ciclo en La Tangente en el que participarán dos artistas que este año editarán discos con el sello: Carola Zelaschi y Candelaria Zamar. “Nuestro objetivo es no solamente presentar a las artistas del sello, sino además ocuparnos de cada aspecto del show para que puedan dar lo mejor de sí”, destaca Molina.

La primera fecha será este jueves a las 20 en el espacio ubicado en Honduras 5317, con la presentación de Zelaschi; y la segunda será el jueves 11 con un show de Zamar. En ambos casos, la apertura estará a cargo de Juana Molina. “Nos gusta lo que hacen y lo que proponen, cada una a su manera, y con estilos muy distintos entre sí”, explica Molina sobre el criterio para sumar a las artistas al catálogo. “Una linterna de Candelaria Zamar tiene canciones muy lindas, hermosamente producidas; fue publicado en plataformas digitales en 2019 y tuvo diversas nominaciones en los Premios Gardel”, resalta a Página/12 la compositora, cantante y guitarrista. “En cambio Carolo, de Carola Zelaschi, es nuevo, con una propuesta muy distinta a la de Candelaria, sumado a que sería la primera vez que Sonamos va a publicar obra nueva. Originalmente íbamos a editar su primer disco, Panal (2019), que nos encanta, pero luego de oír Carolo nos decidimos por su último trabajo. Es brillante”.

Además de la edición aniversario de Segundo (2000), el sello editó Musicasión 4 1/2, un disco clave de la música uruguaya publicado originalmente en 1971. “La posibilidad se dio a través de Mario Agustín González, mi socio en Sonamos. Nos reencontramos luego de una pelea que duró un año y un día me mostró canciones inéditas de El Kinto, de Mateo, de Urbano Moraes, y todo lo que ya era conocido-publicado, con un sonido mucho más hermoso, más redondo”, detalla la también actriz. “Y ahí me contó que había encontrado una gran cantidad de cintas, entre ellas una copia del master de Musicasión 4 1/2, y, atento a la efemérides, estaba con la idea de hacer una edición 50 aniversario incluyendo todo eso nuevo que me voló la cabeza. Me anoté en el proyecto enseguida y así nació el sello. Como Musicasión nos iba a demandar muchísimo tiempo, empezamos con la reedición de Segundo, que también llevó mucho tiempo, porque hubo que rehacer el arte de tapa que no aparecía, un nuevo master porque se habían perdido muchas cosas y hubo que reconstruir todo para que saliera lo que salió”.

“Si bien es un disco que ya tiene su vida y su tiempo dando vueltas por el mundo, cuando me propusieron editarlo en vinilo obviamente dije que sí de inmediato y me encantó la idea de que tuviera también una edición física, porque más allá de que yo lo hubiera publicado, siempre estuvo en formato virtual, no había hecho el CD”, confiesa la compositora, cantante y pianista cordobesa Candelaria Zamar sobre la reedición de Una linterna (2019), que saldrá en vinilo. “En ese momento no me imaginaba que esto podía implicar una vuelta de tuerca más para la vida y el significado completo del disco. Porque para poder editar el vinilo hubo que hacer una remasterización del disco y volver a abrir los archivos”, precisa. “Es re interesante todo ese proceso. Uno lo piensa fríamente y es una cosa muy técnica: abrir el archivo, volver a acomodar las cosas en función de lo que un vinilo necesita y ya. Pero volver a escuchar el paso previo, el material en crudo, me conectó con el momento de gestación del disco y con las ideas que yo estaba teniendo en ese momento. Y entendí mejor qué era lo que yo había querido hacer, básicamente”.

En el caso de la compositora, baterista y productora Carola Zelaschi, el sello editará el primer disco inédito: Carolo. “Más allá del orgullo que me dio que les guste Panal (2019) y que me ofrecieran reeditarlo, no me terminaba de convencer la idea, teniendo un disco nuevo entre manos con canciones inéditas”, explica. “Se me armaba una cosa cronológica un poco extraña y aparte estaban las ganas de mostrar algo nuevo, porque ahora tengo material súper distinto a lo que era Panal. Entonces, me la jugué y les mostré lo nuevo que estaba haciendo, que fue todo un riesgo porque difiere mucho del anterior. Es un disco más ligado a la música electrónica, mucho más bailable, pero también tiene sus pasajes introspectivos y de mucha sensibilidad. Por primera vez uso la voz, estoy planeando un show con una batería intervenida, mucho más conectado con lo tecnológico. Panal era más un encare de música de cámara, una búsqueda acústica y orquestal. Y esto es todo lo contrario, lo hice mucho en la compu, desde un lugar más visceral”.

-¿Cuáles son los objetivos que se trazan con Sonamos y qué rol cumple un sello independiente en la actualidad?

Juana Molina- Nuestro objetivo es difundir obras (inéditas o sin reeditar por motivos insólitos) que nos conmueven y producir los discos de la manera más cuidada que nuestra industria nos pueda permitir. La pandemia desató un furor mundial por el formato en vinilo y esa altísima demanda se cubrió en detrimento del control de calidad. Internet se superpobló de hermosas ediciones y reediciones de discos, pero que, cuando llegaban a tus manos, el resultado no estaba a la altura de las expectativas ni de la obra. Tapas mal pegadas (o dobladas), discos con una impresionante carga estática u ondulaciones, ausencia de fundas que protejan correctamente los discos, etcétera. Con Sonamos queremos que los discos lleguen a las manos de la gente como corresponde. Creemos que es el rol fundamental de un sello independiente: cuidar la obra y no como la máquina de hacer chorizos de una multinacional. Por eso es que hacemos el control de cada instancia de fabricación, luego revisamos disco por disco, tapa por tapa, lavamos los discos con ultrasonido (para sacar toda la mugre y estática que traen de fábrica), los ensobramos, encelofanamos y añadimos fundas externas para que tengan con qué guardarlo y protegerlo. Es un arduo trabajo, pero con mucho amor y pasión.