El efecto Trump pone en duda la viabilidad del programa económico del Gobierno de Macri basado en el endeudamiento externo. Ante el cambio de contexto, el diputado del PRO, Eduardo Conesa, propuso un programa alternativo: dólar a 26 pesos y retenciones al 20 por ciento para exportaciones primarias. Para ese economista, el dólar alto permitiría el despegue de las exportaciones fomentando el superávit externo y, ayudado por las retenciones, incrementar los ingresos públicos para lograr el déficit cero. El equilibrio fiscal sin reducción del gasto mantendría a raya la inflación y evitaría el deterioro de la situación social. De esa manera, la economía equilibraría sus cuentas externas y fiscales sin necesidad de endeudarse en el exterior.
El programa de Conesa intenta recrear el esquema implementado por Roberto Lavagna hace más de una década. Sin embargo, mientras que a comienzos de siglo el comercio mundial crecía a tasas elevadas, ahora lo hace lentamente. Esa tendencia se refuerza en la economía argentina por la crisis de Brasil, principal mercado de nuestras exportaciones industriales. De esa manera, el dólar competitivo no traccionaría las ventas externas dado que sus mercados están estancados.
Por el lado fiscal, la suba del dólar con retenciones del 20 por ciento a los productos primarios difícilmente permita equilibrar el déficit público. En primer lugar porque las exportaciones de soja, principal rubro, ya abonan el 30 por ciento. Por otro lado, el déficit financiero proyectado en el presupuesto del año próximo es de 480.000 millones de pesos, mientras que la recaudación total de retenciones de 2015 (antes de la baja de retenciones) fue de 76.000 millones. Aun cuando se incrementaran en un 100 por ciento respecto a ese valor, hipótesis de máxima sin tener en cuenta que la soja ya paga y sumando la devaluación teórica de Conesa a la real de Prat Gay de este año, no alcanzaría a cubrir más que un tercio del déficit presupuestado.
Por otro lado, la hipótesis del bajo impacto inflacionario de la devaluación (basada en un presunto efecto menores costos financieros que provocaría el presupuesto equilibrado con dólar alto) carece de realismo. La suba del dólar desataría fuertes remarcaciones en el sector de bienes importados y de exportación (alimentos), además de en ciertos “no transables” pero con capacidad de dolarizar sus precios. En ese contexto, los aumentos salariales pactados en paritarias buscarán recuperar la pérdida acumulada de ingresos desde el cambio de gobierno. Si lo lograran, la inflación se aceleraría exacerbada por la indexación cambiaria y de deudas que también propone Conesa. Si el contexto de desempleo no permitiera a los trabajadores recuperar salario, se pincharía aún más el consumo interno agravando la actual crisis económica y el desempleo. 
Con esas posibles situaciones, el oficialismo sería derrotado en las próximas elecciones y su agotamiento político acentuaría la debilidad económica derivando en una crisis de gobernabilidad.

@AndresAsiain