Fotos de  Graciela Cutuli

¿Verano en una playa de la Patagonia? Solo quien viva de El Cóndor para arriba puede sorprenderse. Para los demás, es una práctica común: hace falta mucho más que agua fría para dominar al espíritu patagónico. Las Grutas es un hit ya conocido; Playas Doradas es el emergente balneario de Sierra Grande; Puerto Madryn atrae no solo con la playa frente a la ciudad sino con los avistajes de fauna de la cercana Península Valdés; y Comodoro Rivadavia… sí, también tiene su playa. En otras palabras, desde Río Negro hasta Santa Cruz –al pie de los acantilados de San Julián- donde hay arena, hay verano playero, pero es en la chubutense Rada Tilly donde los últimos valientes se animan a un baño de mar, haciendo de este balneario el más austral del continente.
Por supuesto, quien dice Patagonia dice largas distancias, rutas solitarias y viento. Mucho viento. Sin embargo, el ingenio ayuda a convertir en ventaja la aparente desventaja: por eso Rada Tilly, a solo 12 kilómetros de Comodoro Rivadavia, se convirtió en sede de la Asociación Patagónica de Carrovelismo y una de las capitales nacionales de esta actividad –que se practica también en lugares como El Cóndor, la Pampa del Leoncito en San Juan y El Barreal en La Rioja– inexistente si no fuera por el bienvenido soplido que impulsa las velas de estos carritos lanzados a toda velocidad sobre la arena. Y no es que manejarlos sea tan fácil como parece: dominarlos se parece a manejar una embarcación impulsada por el viento, pero sobre tierra –o mejor dicho arena– firme. 

BAHÍA DEL MARQUÉS Rada Tilly tiene nombre y apellido. El nombre –rada– es el accidente geográfico que designa a una bahía reparada de los vientos. El apellido se lo debe a Francisco Javier Everardo-Tilly, español y primer marqués de Casa Tilly, que luchó contra los portugueses en el Río de la Plata allá por el siglo XVIII. Hoy se sorprendería de ver que al borde de estas aguas tan azules como todas las del Atlántico Sur se instalan cada verano decenas de sombrillas multicolores que a un observador desprevenido le harían pensar que está bastante más al norte. Y sin duda también de saber que en Rada Tilly se visita muy especialmente la Punta del Marqués, el nombre dado a un cabo que ingresa más de dos kilómetros en el agua y, con sus 160 metros de altura, ofrece una vista magnífica sobre toda la costa. 
En los mapas náuticos, la bahía apareció por primera vez señalada por el navegante inglés Fitz Roy: varios años después de él, llegaría hasta aquí –siguiendo sus indicaciones- el italiano Francisco Pietrobelli, en busca de un lugar para establecer un puerto de aguas profundas, y más adelante Martín Rivadavia, nieto de Bernardino Rivadavia, primer marino argentino en anclar con su corbeta en Rada Tilly. 
Volviendo a Punta del Marqués, es la punta más sobresaliente del golfo San Jorge; en el otro extremo se encuentra Playa Bonita. En los vuelos de bautismo que salen del aeródromo de Comodoro Rivadavia, el sobrevuelo de esta porción de la costa es uno de los panoramas más hermosos de la región y no puede sino hacer pensar en lo que era sobrevolar estos paisajes hace varias décadas –por ejemplo cuando Saint Exupéry abrió las rutas aéreas de la Aeroposta Argentina- y no había ni una sola casa de referencia junto a la bahía. Hoy el aspecto de la región es bien distinto, porque aunque siga siendo de una densidad de población muy menor respecto de otros lugares, Rada Tilly se consolidó como la “ciudad dormitorio” y playa de Comodoro Rivadavia, con unos 12.000 habitantes. Aunque los guías puntualizan que “no tiene tasa de natalidad”: no hay nativos de Rada Tilly, porque no hay partos en la localidad, sino que se derivan a la mejor equipada ciudad vecina.
LA RESERVA En tierra, Punta del Marqués es una reserva que tiene varios miradores, algunos puntos precisos donde observar una colonia de numerosos lobos marinos que pasan el día entre las rocas y el mar, y un pequeño centro interpretativo para conocer la fauna y flora de una región a primera vista inhóspita, pero maravillosamente vital a pesar de su aparente soledad. En verdad el lugar no está exento de paradojas, porque en el mirador llamado El Arboledo no hay un solo árbol a la vista. Los lobos, debido a la altura, no se ven desde tan cerca como en otros apostaderos patagónicos, pero los guardaparques pueden prestar binoculares y en compensación la vista hacia los alrededores es espléndida. “Avistarlos también depende de las mareas, ya que cuando las aguas suben los lobos se quedan en el mar y se ven un poco menos fácilmente”, comenta Daniel Luchetti, agente de conservación que recibe a los visitantes en el centro de interpretación local. 
Basta además despegar la vista del horizonte para mirar hacia abajo y encontrarse con un sendero donde hay cientos de ostras fosilizadas, cuya edad se mide en millones de años: son los testigos de un tiempo antiquísimo en que la superficie que hoy se pisa era el fondo del mar. Hay que andar con cuidado para preservarlas y, sobre todo, no sacarlas de su lugar. Para saber un poco más sobre este entorno, el Museo Regional de Rada Tilly tiene algo que decir: en sus salas hay fósiles marinos y terrestres, restos de los grupos nativos que vivían de la caza y la recolección hace varios miles de años, y un archivo fotográfico que traza la historia local. Quien se quede con más curiosidad debe buscar el libro Por los picaderos de la Patagonia, de Oscar García Marina, un residente de Rada Tilly reconocido como el mayor coleccionista de puntas de flechas de la Argentina, cuya colección privada se encuentra en el museo. El otro personaje local es Martín Blackie, referente de los sudafricanos instalados en la región de Comodoro Rivadavia: es hijo de los colonos boers Cornelia Van Wyk y John Blackie y un difusor de la cultura de aquellos descendientes de colonos europeos en Sudáfrica que un día se mudaron nuevamente muy lejos de su tierra natal e iniciaron una nueva vida en medio de la Patagonia.

“Ciudad dormitorio” o balneario austral, la doble identidad de Rada Tilly.

DATOS ÚTILES

  • Cómo llegar: Rada Tilly se encuentra a 12 kilómetros del centro de Comodoro Rivadavia circulando por la RN 3. La mejor manera de arribar es en avión a Comodoro, que tiene varias conexiones diarias con Buenos Aires. La localidad es parte también de la Ruta Azul, que conecta las distintas ciudades y áreas protegidas patagónicas en un itinerario turístico a lo largo de de la RN 3. 
  • Dónde alojarse: 
  • Cabañas Akun-a-ruka, Av. Fragata Sarmiento 1962. Tel .(0297) 445-2587.
  • Coirón Bungalows: Av. Aca 2490. Tel. (0297) 445-2225.
  • Reserva Punta del Marqués: tel. (0297) 445-2423. Abierto de 11.00 a 18.00 todos los días.
  • Dónde comer: In Rada Tilly, restobar con vista al mar. Av. Armada Argentina 821.
  • Asociación Patagónica de Carrovelismo: Armada Argentina 3224, Rada Tilly. Tel. (0297) 411-8743. www.carrovelismo.com.ar
  • Museo Regional de Rada Tilly: Combate Naval de Martín García entre Moyano y Piedrabuena. Abre de 10.00 a 18.00 y los fines de semana de 14.30 a 18.30.