Desde hace un tiempo se viene debatiendo la conveniencia de que el gobierno decrete la aplicación de una suma fija que se incorpore al salario dado el contexto de aceleración inflacionaria. Diferentes funcionarios del Ejecutivo han manifestado su negativa con el argumento de que las paritarias funcionan libremente y en ese marco se estarían pactando aumentos significativos entre empresarios y trabajadores.

Es importante tomar en cuenta el contexto en el que se da el debate. Como se aprecia en el gráfico que sigue, tomando promedios anuales de los salarios reales del sector privado registrado, entre 2015 y 2019 se observa una caída del 13%. Luego, en el lapso 2019 a 2022 (alternando caídas anuales con estancamiento), volvieron a caer un 3%. De ese modo, entre 2015 y 2022 la disminución acumulada llega al 15% en términos reales tomando promedios anuales.

Fuente: IET en base a CEPED-UBA e Indec

Es sencillo concluir que el mecanismo de las paritarias no es suficiente en el actual contexto de aceleración inflacionaria para detener el deterioro de los salarios reales. Pero existe un problema adicional. El resultado de las paritarias depende enteramente del poder de negociación de las partes y vemos que incluso en el sector privado formal (que detenta un mayor poder de negociación que otros segmentos de trabajadores) los resultados son muy magros, consolidando y profundizando un patrón salarial cada vez más regresivo.

Sin embargo, otros segmentos de trabajadores del sector formal, así como la amplia mayoría de los trabajadores informales, tienen un poder de negociación muy bajo o nulo. Por ende, de ese modo toma forma un patrón salarial de creciente heterogeneidad y desigualdad distributiva intra salarial, que es uno de los factores cruciales de explicación de la caída de los salarios reales medios y del aumento tendencial de la pobreza. Este comportamiento evidencia la evidente concentración económica en el marco de recuperación económica post pandemia.

En efecto, si observamos la tendencia de los salarios del sector privado registrado en comparación con las remuneraciones de los trabajadores informales, en términos reales, surge claramente una creciente heterogeneidad. Mientras los salarios registrados tuvieron una disminución del 15,4% en términos reales en marzo de 2023 respecto de diciembre de 2016, los salarios informales cayeron 38,5% en el mismo lapso según datos del INDEC (ver gráfico).

Fuente: IET en base a Indec

Obsérvese que hubo apenas una alteración (hacia marzo de 2020) en esta tendencia a la declinación al comienzo del actual gobierno. En enero de 2020 el gobierno realizó una amplia convocatoria a un Consejo Económico y Social e impulsó el otorgamiento de sumas fijas que alcanzó a trabajadores del sector privado y a estatales, y sirvió de base para las negociaciones paritarias. Asimismo, las sumas fijas se extendieron a las jubilaciones con el fin explícito de mejorar la igualdad distributiva al interior del universo de jubilados. La pandemia cortó ese proceso que no fue retomado más tarde.

De modo que, tras ese cambio transitorio (enero a marzo de 2020), la divergencia entre salarios que ya venía insinuándose desde 2019 pero se intensificó en la salida de la pandemia. En este contexto, el aumento salarial de suma fija vuelve a ser una herramienta apropiada ya que permite una suba del salario real beneficiando relativamente más a los trabajadores de menores ingresos y atenuando las diferencias intra salariales.

Además, no fue casualidad que Néstor Kirchner utilizara los aumentos salariales de suma fija en 2003 y 2004, en un contexto de una muy deprimida capacidad de negociación de los sindicatos, y esos aumentos sirvieron luego de base de sustentación de las negociaciones paritarias que caracterizaron todo un periodo histórico.

Por eso, este legítimo recurso institucional no parece ser incompatible ni excluyente con la dinámica de las paritarias. Por ejemplo, recientemente los gremios ferroviarios cerraron un acuerdo paritario con un aumento cuatrimestral del 37% más una suma fija por única vez del 11,2% y dejaron abierta la posibilidad de una revisión en el futuro próximo. Algunos especialistas argumentan que las sumas fijas “achatan” los escalafones, pero eventualmente eso se puede compensar con medidas específicas en los sectores donde eso ocurra dentro de brechas más o menos "normales". La medida sería importante no solo en los sectores informales, sino también en los sectores de trabajadores formales que están abajo o cerca de la línea de pobreza.

Debe mencionarse además que la tendencia de los ingresos del sector informal muestra una asociación cercana con el salario mínimo que fija el gobierno (ver gráfico siguiente).

Fuente: IET en base a Indec

Esto se debe a que, como han observado distintos estudiosos del mercado de trabajo, el salario mínimo funciona muchas veces como “piso” y “faro” o referencia de los ingresos informales. Una vez más, se trata de un instrumento institucional ampliamente utilizado en todo el mundo y de eficacia comprobada, porque como dicen los especialistas, en economía nada es más “institucional” que el mercado de trabajo.

De este modo, para hacer más amplia y eficaz la intervención del gobierno, se podría articular los aumentos de suma fija junto con una suba del salario mínimo para reforzar el empuje sobre el "piso" de las remuneraciones de los trabajadores formales pobres y de los asalariados informales. Lo que debería ser evidente es que ciertas decisiones no pueden seguir dilatándose.