En sus varias décadas de hacer, la reputada Polly Borland –fotógrafa australiana que vive en Gran Bretaña– ha retratado a cuanta personalidad venga a la mente: la actriz Cate Blanchett, el músico Jarvis Cocker, el político laborista Gordon Brown; inclusive su majestad, la reina Isabel II. Lo cual no quita que haya puesto símil dedicación a proyectos personales menos... convencionales. Entre ellos, The Babies (“Los bebés”), peculiar serie –devenida libro– de los 90, hoy recuperada por una muestra de la Mier Gallery, de Los Ángeles. Serie donde la artista capturó la entonces poco conocida vida de los “bebés adultos”, también conocidos como “amantes del pañal”. Es decir, hombres adultos que llevan vidas adultas pero que, en la intimidad, gustan adoptar el rol de bebés, vistiéndose como párvulos, bebiendo de teta o biberón, usando –sí, sí– chupetes y pañales. “La primera vez que escuché de su existencia, pensé: ‘No, esto no puede ser cierto’”, cuenta la mujer que, intrigada sobre el tópico e inclinada hacia “lo bizarro y maravilloso”, procedió a investigar los avisos de revistas fetichistas y dio con un club secreto, especializado en el tema. Cuando lo visitó, creyó “haber muerto e ir al cielo: era una combinación de extrañeza, surrealismo y perturbación psicológica”. Acto seguido, hizo buenas migas con varios babies, que a su vez la contactaron con otros de Francia, Estados Unidos, Australia; llevó a algunos de paseo (a Disneyworld, claro); retrató a 35 en la privacidad de sus hogares. “El mundo creado por estos bebés adultos debe ser contado como una fantasía sexual, aunque la mayoría de ellos, puristas, no tienen sexo una vez en personaje. Lo que hacen en estas deprimentes habitaciones es una especie de teatro. Un recreo. Pero sin fingir”, anotó Susan Sontag en el prólogo de The Babies, seducida por “el trabajo particularmente dotado e inteligente de Borland; imágenes que parecen compasivas, y a la vez, son demasiado cercanas, demasiado familiares para sugerir mera curiosidad”.