El chatbot ChatGPT-3 y otras herramientas de inteligencia artificial generativa pueden informar y desinformar a los usuarios de redes sociales con más eficacia que los humanos, según un estudio publicado este miércoles por la revista científica Science Advances.

Un equipo encabezado por la Universidad de Zúrich utilizó la versión ChatGPT-3 para un estudio con 679 participantes, el cual reveló que estos tuvieron más problemas para distinguir entre los tuits hechos por humanos y los generados por el chatbot.

Al mismo tiempo, tuvieron problemas para identificar qué mensajes generados por la inteligencia artificial eran precisos y cuáles inexactos.

Según precisaron los autores de la investigación, desde su lanzamiento en noviembre de 2022 el uso generalizado de ChatGPT causa preocupación pública por la posible propagación de desinformación en línea, especialmente en las plataformas de redes sociales.

Inteligencia artificial y redes sociales

Al tratarse de herramientas relativamente nuevas en el ámbito público, el equipo decidió profundizar sobre diversos aspectos de su uso. Para el estudio reclutaron a 697 personas de habla inglesa de Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá, Australia e Irlanda, principalmente entre 26 y 76 años.

El objetivo era evaluar los tuits generados, tanto por humanos como GPT-3, que contenían información precisa e inexacta sobre temas como vacunas y autismo, tecnología 5G, covid-19, cambio climático y evolución, es decir que están sujetos con frecuencia a conceptos erróneos del público.

Para cada tema, los investigadores reunieron mensajes de Twitter hechos por humanos e instruyeron al modelo GPT-3 para generar otros, los cuales tenían en unos casos información correcta y en otros inexacta.

Los participantes en el estudio tenían que juzgar si los mensajes eran verdaderos o falsos y si fueron creados por un humano o GPT-3.

Conclusiones de la investigación

Según resume la publicación, los resultados indicaron que las personas pudieron identificar con mayor frecuencia la desinformación generada por humanos y la precisión de los tuits veraces generados por GPT-3.

De todas formas, también era más probable que consideraran que la desinformación generada por GPT-3 era precisa.

"Nuestros hallazgos plantean cuestiones importantes sobre los posibles usos y abusos de GPT-3 y otros generadores de texto de IA avanzados y las implicaciones para la difusión de información en la era digital", sentenciaron los autores.

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