La poeta bonaerense Alejandra Pizarnik escribió alguna vez “La rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos”. Probablemente con ese espíritu de revuelta es que esta noche la fotógrafa Silvina Martínez se unirá a la orquesta de tango joven La Strappata en un itinerario que estimulará los sentidos con imágenes, melodías y danza. 

“En un mundo en el que estamos rodeados de estímulos simultáneos y en movimiento, mostrar el movimiento con una imagen fija es una invitación a hacer una pausa, aquietar la mirada, para activar las sensaciones y movimientos internos, aquellos movimientos que despiertan la propia creatividad del observador. Aquietar para mover más profundo”, propone la mujer detrás del lente.

Antes de desplegar este tríptico, con la potencia de las artes combinadas, la artífice explica que la fotografía inmortaliza instantes y “cristaliza realidades que en el movimiento o en el suceder pueden pasar desapercibidos. La fotografía da testimonio de una realidad, o al menos de una porción de la realidad, aquella que como fotógrafa elijo mostrar”.

Autoretrato, Silvina Martínez en trabajo. 

Martínez reconoce que hace poco que se calza el título de fotógrafa. “Todavía me da cierto pudor, sigo estudiando y me falta mucho por aprender, pero soy fotógrafa porque tengo cosas para contar y decir del mundo en el que vivo, y la fotografía es el lenguaje expresivo que hoy me resulta más natural”, dice, mientras se dispone a conversar sobre el encuentro que sucederá a las 20 en La Totora, de Vaqueros.

-La colección de fotografías que presentará retrata el detrás de escena del ballet de Salta ¿cómo nace este trabajo y en qué contexto?

-Este trabajo comienza en el año 2021. Para mí fue un reencuentro con el ballet. Mi primera profesión es bailarina, y siento que a través de la fotografía vuelvo a conectarme con el goce del baile. En el año 2021, por motivos personales me mudé de Cachi, en donde viví 13 años, a Salta. Trabajaba en el museo de Cachi así que cuando me mudé a la ciudad, me trasladaron a la Secretaría de Cultura, en donde ensaya el Ballet de la Provincia de Salta. En ese momento estaba estudiando fotografía, y tenía la idea de fotografiar bailarinas, así que fue la oportunidad perfecta. Me acerqué al director del ballet, el maestro Miguel Elías, le conté mi idea de hacer el detrás de escena, le conté que había sido bailarina en Córdoba, y rápidamente se entusiasmó con el proyecto. A partir de ese momento seguí a la compañía en los ensayos, clases, vestuarios y funciones. Para mí fue una vuelta a un mundo que amé desde muy pequeña y que, por las vueltas de la vida, había dejado. Volver a bailar con la cámara tiene un sentido muy profundo, es volver a mi esencia, a mi origen.

-¿Por qué poner el foco en la trastienda de la danza, lo que sucede en los ensayos y no propiamente en los espectáculos? ¿Considera que en esas instancias de “prueba y error” hay algo que debe ser mostrado?

-Me gusta "espiar" y compartir lo que no se ve, lo que sucede detrás de bambalinas. Me interesa mostrar el proceso que hay detrás de cada "resultado". Registrar el trabajo y el esfuerzo que hay en esos procesos de creación y montaje. Ese prueba y error permanente, la perseverancia, el trabajo en equipo, el empeño para lograr el movimiento perfecto. Me parece importante mostrar con mi fotografía el trabajo de esos cuerpos-instrumentos a través de los cuales el coreógrafo transmitirá su mensaje.

-¿Con qué criterio se seleccionaron las imágenes?

-En esta muestra verán fotografías de ensayos de tres obras de Alejandro Cervera, coreógrafo argentino que confió en mi trabajo desde el comienzo. Las obras son Territorios, del 2021; Eva, del año 2022, y Dirección Obligatoria y Vivaldi, de este año. Seleccionamos algunas fotos en donde se pudieran apreciar las distintas partes del cuerpo en movimiento: los pies, las manos, los rostros, los cuellos... con toda su fuerza, equilibrio, flexibilidad y sentimiento. Intento mostrar "movimientos sentidos". Elegimos también distintos ambientes o locaciones, la sala de ensayo, el escenario, las bambalinas, y distintas situaciones como clases, ensayos generales y pruebas de vestuario.

-¿Por qué se revelaron en blanco y negro, en una era en la que, por ejemplo, ciertos algoritmos priorizan las imágenes con color, filtros y retoques?

-La verdad es que desde el comienzo imaginé este ensayo fotográfico en blanco y negro. Creo que es porque me lleva al universo de los recuerdos. El blanco y negro me permite comunicar algo más autobiográfico. Además, siento que la fotografía en blanco y negro remite a rincones de la memoria del que las mira también. Me pareció el lenguaje adecuado para transmitir cierta melancolía, de aquellos tiempos en los que bailaba.

(Imagen: gentileza Silvina Martínez). 

-Entre las anotaciones que acompañan la exposición sobresale "la dificultad de explicar la experiencia escénica”, ¿qué factores entran en juego en esa instancia y por qué motivo decidió acercarlos no sólo a un público específico, sino también a personas que pueden ser ajenas al mundo del ballet?

-Cuando decidí comenzar a mostrar mi trabajo, y armar esta pequeña muestra "Ensayo", le pedí a Alejandro Cervera, coreógrafo, y a Eugenia Ambroggio, bailarina de la compañía, si podrían escribir algo a partir de mis fotografías. Así que estas anotaciones pertenecen a ellos y estoy muy agradecida porque le pusieron sus palabras a mis imágenes. Ambos manifiestan esta idea de lo efímero y de la intensidad de la experiencia escénica. Es lo que yo llamo el goce creativo o el goce escénico, un momento de éxtasis, de adrenalina, difícil de explicar con palabras. La fotografía me permite justamente transmitir esa experiencia, ese goce, ese instante de goce creativo. Estoy convencida de que la creatividad y la sensibilidad no son algo reservado para los artistas, todos podemos sentir esos instantes de conexión, todos tenemos algo para decir y expresar, por eso me parece importante abrir el mundo de la danza, de la música, del arte a todas las personas: disfrutar del arte y del esparcimiento es un derecho, mientras más abramos el juego creo que avanzaremos hacia una sociedad más equitativa, con más oportunidades de expresión y mejor calidad de vida.

-¿Cómo se tendió el puente entre la danza, la fotografía y la música de La Strappata?

-Bueno, el puente entre la danza y al fotografía se tendió desde el comienzo de este ensayo, creo que primero algo se abrió en mi persona, descubrí que la fotografía es para mí un lenguaje que me permite expresar mis preocupaciones y mis pasiones, así como lo fue en algún momento la danza, o mejor dicho lo sigue siendo, pero ahora desde la fotografía. El puente con la música de La Strappata se dio espontáneamente, la verdad es que yo no lo había pensado, formo parte del equipo de La Strappata como gestora, cuando le compartí a Ángel (director del grupo), algunas de mis fotos, me propuso si quería que formaran parte del concierto de este sábado, me pareció muy buena idea, lo consultamos con el resto de los integrantes de la orquesta, se entusiasmaron y bueno, aquí estamos, tendiendo otro puente. Y eso se refleja la fuerza de lo colectivo.

-Luego de esta experiencia creativa ¿cómo evalúa la actualidad del ballet, la fotografía y también del tango en la provincia?

-La verdad es que no tengo autoridad para evaluar la actualidad de estas tres disciplinas. Lo que puedo compartir es mi experiencia personal, conozco en profundidad el trabajo que realiza la compañía de ballet de la provincia, por haber compartido desde hace casi tres años los ensayos, las clases y las puestas, y puedo decir que es una compañía de muy buen nivel, con excelentes profesionales. Desde mi perspectiva, creo que debería destinarse más presupuesto desde Cultura, para vestuarios y escenografía, tienen muy buenos bailarines, con los que podrían hacerse en puestas de mucha envergadura. Otra realidad importante para tener en cuenta es la precariedad laboral, ya que es una carrera corta y tiene contratos que deben ser renovados periódicamente. En cuanto a la fotografía quizás estaría bueno nuclear el trabajo de manera más colectiva, quizás armar un colectivo de fotógrafas, es una idea que me da vueltas. Y con respecto al tango, voy aprendiendo que hay una gran movida milonguera en Salta, la cultura tanguera en la provincia está más presente de lo que yo creía. Y claro, destaco el trabajo de Ángel Lapadula, promoviendo el tango entre los músicos jóvenes.

-¿La propuesta solo sucederá hoy en Vaqueros, o la muestra rotará por otros puntos de Salta?

-Seguiremos girando, en otros espacios de la ciudad y también por el interior de la provincia. El próximo concierto será en el patio del Cabildo, el 29 de julio a las 18, con entrada libre y a la gorra. La idea es tener una propuesta itinerante, así que estamos trabajando para ello.

-La muestra además invita a experimentar “la comunión del instante” ¿a qué hace referencia este concepto?

-Los que asistan al evento se encontrarán con la comunión, unión de instantes creativos. Por un lado, en las fotografías intento plasmar ese instante coreográfico en los cuerpos y gestos de las bailarinas, capturo ese instante de goce que siente el artista al ejecutar un movimiento. Por otro lado, la música de La Strappata nos abrirá al disfrute del instante de la interpretación musical, nos llevará al encuentro con el sonido de los instrumentos, ejecutados en conjunto por cada uno de los músicos.

-En otro orden de cosas, ¿considera que existe una mirada fotográfica vinculada con el feminismo?, ¿ o que detrás del lente hay seres políticos que eligen cómo mostrar lo que ven?

-Sí existe una mirada fotográfica vinculada con el feminismo, que analiza críticamente las formas patriarcales de la imagen, y busca nuevas formas de mostrar el mundo. Creo que nuestro mirar y nuestro hacer son siempre políticos, somos seres que elegimos qué mostrar, cómo mostrarlo, fotografiar es hacer un recorte de la realidad, de la escena, y esa elección es siempre política. Elegimos qué mostrar porque elegimos qué contar.