El juez de la Sala II del Tribunal de Juicio de Metán, Ramón Haddad, condenó a Nahir Jesús Federico Puntano (31) a prisión perpetua por el homicidio agravado del subcomisario Manuel Alberto Pistán, en concurso real con lesiones leves calificadas al cabo Walter Matías Peralta.

También el hermano de Nahiy, Cristian Raúl Puntano (25), fue condenado, en su caso a dos años de prisión efectiva por lesiones leves calificadas en perjuicio del oficial subayudante César Augusto Rodríguez. El joven fue absuelto de la participación en el homicidio agravado y de lesiones calificadas. El juez ordenó que ambos condenados continúen detenidos, y libró oficio a la Unidad Carcelaria 2. 

La defensa de los acusados, ejercida por el abogado Guillermo Barrera, dijo a Salta/12 que presentará un recurso de casación en contra de la sentencia. En su alegato había pedido la absolución de sus representados y afirmó que los hechos se desencadenaron en una situación de violencia policial.  

Barrera resaltó que los dos hermanos estaban acusados de homicidio calificado por el Ministerio Público Fiscal, "uno como autor y el otro como partícipe", sin embargo, durante el juicio el fiscal Sergio Castellanos, cambió la acusación contra Cristian "a lesiones graves" y pidió "6 años de prisión", esto último por lesionar a Rodríguez. El abogado dijo que el policía, según la revisión médica, tenía un "hematoma levísimo".  

El juez consideró a Cristian responsable de lesiones leves calificadas, y le impuso 2 años de prisión efectiva que cumplirá en septiembre, con el cómputo de pena por el tiempo que lleva detenido con prisión preventiva. 

El abogado defensor dijo que en sus escritos, durante la investigación penal preparatoria, insistió en "la ausencia de participación" de Cristian en los hechos. Explicó que interpuso un recurso de apelación planteando el sobreseimiento por la falta de pruebas, pero no le hicieron lugar porque la causa se estaba investigando. "No me hacen lugar al sobreseimiento, no porque no tuviera fundamentos mi pedido, sino que me respondieron que era prematuro porque la investigación estaba en curso y había pruebas pendientes por producirse y podía aparecer alguna prueba que lo vinculara". Sin embargo, consideró que "en el fondo" esa respuesta le daba la razón, "no había ninguna prueba".

Barrera solicitó la absolución para Nahir Puntano por "la legítima defensa de un tercero" y argumentó que el joven intervino para defender a su hermano menor, quien estaba siendo violentado por los policías. De forma subsidiaria esgrimió el estado de emoción violenta; homicidio preterintencional y, como cuarta figura en sus esfuerzos por atenuar la pena, "el exceso en la legítima defensa". 

La acusación

El Ministerio Público Fiscal recordó en su alegato que en la madrugada del sábado 25 de septiembre de 2021, efectivos policiales fueron alertados de desórdenes en la vía pública y se trasladaron a la calle 25 de Mayo y el pasaje Rufino Figueroa del pueblo de El Galpón, en el sur provincial, donde encontraron a Pistán inconsciente después de haber sido agredido por dos hombres, "de acuerdo al aporte de testigos". Pistán "habría recibido golpes en la cabeza con un palo, los que le provocaron traumatismo encéfalo craneano grave y posteriormente, la muerte".

Los dos jóvenes también fueron acusados de agredir al oficial subayudante Rodríguez y al cabo Peralta. "El primero fue internado en observación por presentar hematomas e hipertensión, y el segundo, integrante de la patrulla motorizada que intervino, resultó con golpes en la cabeza y daños en el casco por la agresión de los causantes", aseguró la fiscalía.

Violencia policial

El relato de los hechos reconstruidos por la defensa distan de la acusación fiscal. Barrera dijo que hubo dos tramos en lo sucedido aquella noche. Explicó que en principio los jóvenes salían de una confitería, y la policía estaba haciendo un control en la plaza de la locallidad de El Galpón. Allí estaba Pistán, quien les reclamó a los hermanos que no portaban barbijo. "Eso originó todo", aseguró el letrado. 

Ante esa situación, Cristian le cuestionó a Pistán "por qué le reclamaban a él si la mayoría de la gente en la plaza no tenía barbijo", afirmó Barrera. El abogado dijo que una policía femenina ratificó esa escena al declarar en el juicio que hubo "un entredicho verbal por un barbijo".

"Pistán se molestó porque este chico lo increpó", aseguró el letrado. Luego de ese entredicho, "los chicos se fueron caminando, acompañados por dos policías femeninas hasta la esquina de la plaza, de allí se fueron caminando hasta sus casas".

El abogado indicó que después de aquel incidente comenzó el segundo tramo de los hechos. "Pistán se ve que quedó muy molesto. Dio vuelta la plaza en el móvil, llegó a la altura de la iglesia que está al frente de la plaza, hizo descender a dos policías femeninas y subir a policías masculinos".

"El chofer (del móvil) sostuvo que escuchó cuando el jefe dijo 'a estos los seguimos'", aseveró Barrera. "Los hermanos se fueron caminando, Pistán no dio ninguna orden de arresto. Esas actitudes demuestran que los chicos en presencia de él ni de los demás policías, no cometieron ningún delito. Por eso los deja ir caminando y no imparte orden de detención", razonó.

A continuación, según relató el abogado, los policías divisaron a los jóvenes que iban camino a su casa por la calle 25 de mayo. "Cristian entra a correr, el móvil policial iba por atrás, a unos 50 o 40 metros. El móvil policial lo pasa a Nahir que iba corriendo por la vereda, es otra prueba de que el objetivo a perseguir era Cristian no Nahir. Aceleran y cuando llegan a una esquina ahí el móvil policial se adelanta y cruza el vehículo, le corta el sentido de la carrera en la que iba Cristian", indicó. El letrado aseguró que la persecución "se ve en una cámara de seguridad privada".

"Desciende Pistán y el oficial Rodríguez y lo reducen" a Cristian. El letrado dijo que el joven estaba "medio ebrio" por lo que "la resistencia física que pudo haber opuesto es mínima o inexistente". "Lo redujeron, lo tiraron al piso. Se le fueron arriba. Lo tenían en el piso, lo golpearon y emitía gritos de dolor", aseguró.

Allí el abogado sitúa a Nahir actuando en defensa de su hermano, "tomó un palo, les pidió que lo soltaran, como no lo soltaron arrojó dos o tres golpes, no los direccionó a la cabeza de Pistán. El lugar estaba oscuro, lo dice un testigo. Serían las dos de la mañana". 

"La reacción que tuvo Nahir era por su hermano. Lo tenían sin ningún tipo de justificación jurídica en un ejercicio abusivo por el poder que da la autoridad, la policía no está para eso", afirmó Barrera. "Yo los defiendo como abogado y como ciudadano", manifestó y también consideró que esto podría pasarle a otros jóvenes. "Hubo testigos, que contaron que (los policías) lo golpearon a Cristian y gritaba de dolor y por eso interviene Nahir", ratificó.

"Después de ese hecho central, cuando Nahir le pega unos palazos, sin querer le dio en la cabeza a Pistan. Los policías sueltan a Cristian, logra levantarse. (Los hermanos) Ya iban llegando a la casa. Ahí la motorizada (Peralta) lo vuelve a agarrar, aparece Nahir, lo defiende otra vez. Le pega un palazo con el casco puesto o para que lo suelte porque lo tenía agarrado. Después se fueron asustados", sintetizó Barrera.

El letrado esgrimió que los jóvenes "no tenían ni previsto" lo que pasó esa noche. "Es una tragedia que se podría haber evitado. Como ciudadano, más que como profesional del derecho aspiro a que promovamos y concretemos reformas profundas en la estructura policial. La policía es el brazo armado civil que tiene la sociedad y está para protegernos, no para martirizarnos o mortificarnos, ni menos para golpearnos. Esto es elemental", expresó. 

Según indicó el abogado, los jóvenes no tienen antecedentes penales y nunca antes estuvieron detenidos, son "chicos buenos, decentes, de buen trato, gozan de un buen concepto de los vecinos". 

"Hay un vecino que pone un palo para levantar el auto, y con ese palo le pegaron", relató un habitante de El Galpón. Indicó que en las inmediaciones hay dos cámaras que grabaron algunas escenas. Después los jóvenes "huyen, se van al monte" a la casa de una hermana en una finca, aunque finalmente se entregaron. 

Este vecino también contó que la familia de los jóvenes es humilde, destacó que su padre es "un hombre trabajador" que se dedicaba a la cría de animales y otras tareas de campo.