De elevada y creciente prevalencia, la diabetes es una enfermedad crónica que se caracteriza por presentar altos niveles de glucosa en sangre debido a la alteración en su homeostasis, al déficit en la síntesis de insulina o a la ineficaz acción de esta hormona reguladora. El buen manejo de la enfermedad se apoya en cuatro pilares: la alimentación, la actividad física, el automonitoreo y el tratamiento farmacólogico con insulina o hipoglucemiantes orales.
El ejercicio es beneficioso para personas con diabetes porque disminuye los niveles de glucosa, que es una fuente de energía, y aumenta la sensibilidad del tejido muscular a la insulina. El deporte de alto rendimiento implica adecuar los controles con mayor rigurosidad, en especial en personas requirientes de insulina. Hay que realizar el automonitoreo del nivel de glucosa antes de iniciar la actividad, durante su desarrollo si esta es prolongada y al finalizarla. Es recomendable la ingesta de 15 a 20 gramos de hidratos de carbono cada 30 a 45 minutos si la actividad se prolonga por más de 120 minutos. En un deportista profesional se debe ajustar la dosis de insulina porque con la mayor exigencia física disminuye su requerimiento, que puede ser de hasta un 30 por ciento menos.
La complicación más frecuente en la alta competencia (en especial para los deportistas tratados con insulina) es la hipoglucemia, que puede ocurrir durante el ejercicio mismo o algunas horas después de haberlo finalizado. Los controles y el conocimiento del propio organismo son fundamentales para evitarla.
Los deportistas con diabetes requieren controles y condiciones particulares para llevar adelante su actividad. Cuentan con algunas limitaciones, pero no es un impedimento. Tener conducta, conocimiento y aceptación de su enfermedad son las pautas que marcan el camino para seguir compitiendo en la elite.
* La autora es especialista en medicina interna y diabetes, MN 114379