Una enorme ola de incertidumbre atravesó al país tras las elecciones primarias, y no es para menos. Javier Milei, ganador de las PASO, contra la mayoría de los pronósticos logró el primer triunfo fuera del bipartidismo histórico que marcan las contiendas electorales desde el retorno de la democracia en Argentina.

Independientemente de lo que suceda en las elecciones generales de octubre, es un hito histórico que un partido de tan escasa trayectoria y cuyos referentes políticos son aún desconocidos por la mayor parte de la sociedad, haya logrado imponerse ante los partidos que gobernaron nuestro país durante los últimos 40 años.

El fenómeno Milei avanzó en tiempo récord en todo el territorio, logrando imponerse en zonas rurales, urbanas, agrícolas y mineras. Sin distinción social, sin distinción geográfica ni de clase.

No obstante, el discurso extremista y radicalizado del referente libertario no logró penetrar en las raíces de la sociedad catamarqueña. Su impacto en las elecciones del pasado domingo fue casi intrascendente, al menos en lo que concierne al partido gobernante.

Distinto es lo que sucede con la oposición representada por Juntos por el Cambio. Sus candidatos sufrieron una dura derrota en los comicios y fueron desplazados a un decepcionante tercer y cuarto lugar en la mayoría de las categorías.

El espacio que hoy aúna nuevamente a Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta a nivel nacional, tiene un gran desafío por delante en Catamarca, ya que, además de no haber logrado un resultado inspirador, de repetir esta performance electoral en las elecciones de octubre no lograrían ni siquiera renovar todas las bancas que tiene en juego en la legislatura provincial, ni tampoco retener la única que renuevan en la Cámara de Diputados de la Nación.

Mientras que con este resultado Unión por la Patria se lleva las dos bancas para la Cámara Baja del Congreso, y La Libertad Avanza fragmentaría la hegemonía bipartita que funciona en la Cámara de Diputados de la provincia.

La sorpresa de la sorpresa

El batacazo de Milei en otras provincias no fue tendencia en Catamarca. Los catamarqueños que acudieron este domingo a las urnas demostraron en amplia mayoría no compenetrarse con los valores que este nuevo referente de la política nacional intenta promover.

Catamarca podría vivir hoy un microclima. El desarrollo de la política habitacional, el crecimiento de la Capital y la obra pública en el interior provincial posiblemente fueron los cimientos con los que el oficialismo construyó un triunfo que lo consolida como vencedor.

Lejos del sombrío clima que atraviesan otras urbes, Catamarca experimenta llegadas de turistas récord y el mayor crecimiento de empleo privado registrado de la historia.

Ocho de cada diez catamarqueños no eligieron la fórmula Milei – Villarruel en las PASO. En tanto que seis de cada diez no optaron por candidatos que se autoperciben ideológicamente con la derecha o la extrema derecha en nuestro país (considerando en esta franja a Patricia Bullrich y Javier Milei).

No es una sorpresa. El fenómeno nacional tuvo débiles réplicas en Catamarca, en una sociedad en la que abundan valores que son casi contradictorios con los propuestos por este nuevo movimiento, y donde los discursos de odio e intolerancia gozan de una escasa aprobación. O por lo menos así lo reflejaron las urnas en las pasadas elecciones.

Pero no todo es motivo de consternación para los libertarios en Catamarca, lograr casi el 25% de los votos es y fue seguramente un sueño para muchos de sus candidatos, que se vieron bendecidos por el arrastre electoral de su líder nacional para lograr un añorado resultado que, de otra forma, difícilmente hubiesen podido alcanzar.

Tras resultar ganador de las PASO el propio Javier Mile, lejos de moderar su discurso, lo radicalizó y aseguró ir por más. Reducir la estructura estatal a la mitad, desfinanciar el CONICET, entregar “vouchers” para poder asistir a una universidad, son solo algunos tópicos que el candidato mencionó esta semana.

Será hasta octubre que quedará la duda respecto de si este nuevo discurso más extremista de lo que ya era, puede convencer a más catamarqueños de sus ideas, o si por el contrario, el mensaje atemoriza a aquellos que inicialmente tomaron con ligereza sus palabras y ahora deciden encontrar resguardo en un candidato más moderado.