El eclipse solar que, durante algo menos de dos horas,  atravesó de costa a costa Estados Unidos -algo que no se registraba desde hacía 99 años- fue observado por alrededor de 12 millones de personas que viven en la franja de 113 kilómetros de ancho y 4000 kilómetros de largo afectada por el fenómeno. Convertido en acontecimiento que generó una pequeña industria (gafas especiales para observarlo, remeras y todo tipo de memorabilia, productos gastronómicos ad hoc) y gran expectativa mediática, el eclipse fue también observado desde el balcón de la Casa Blanca (en Washington el eclipse alcanzó al 81 por ciento) por el presidente Donald Trump, la primera dama, el hijo de ambos y el vicepresidente Mike Pence. El momento quedó inmortalizado en una instantánea tomada a Trump instantes después del comienzo del eclipse, cuando ya se había quitado las gafas y de todos modos continuaba observando al cielo de manera directa, algo fuertemente desaconsejado por los expertos. El próximo eclipse solar total se registrará en enero de 2019 y los países donde mejor se podrá observaron Argentina y Chile.

La expectativa que había generado el eclipse en Estados Unidos llevó al Departamento de Estado a estimar su impacto en la economía, algo que cifró en una pérdida de alrededor de 700 millones de dólares. De acuerdo con la consultora de recursos humanos Challenger Gray, esa es la cuantía de la baja de productividad generada por el tiempo que las personas invirtieron en hablar del eclipse, leer sobre él o dejar sus puestos de trabajo para observarlo.

Testimonios recogidos a lo largo del territorio afectado por el fenómeno dieron cuenta de, por ejemplo, el marcado descenso de temperatura que acompañó los minutos de oscuridad en pleno día, mientras la luna tapó el sol.

Lo que la industria de la memorabilia y los medios norteamericanos bautizaron "gran eclipse" comenzó a observarse en Madras, una ciudad  ubicada a 136 kilómetros de Oregon City, donde la luna empezó a tapar al sol alrededor de las 10.20 hora local (cuatro horas más en Argentina). Durante una hora y media, cruzó los estados de Idaho, Wyoming, Montana, Nebraska, Iowa, Kansas, Missouri, Illinois, Kentucky, Tennessee, Georgia, y Carolina del Norte y del Sur, donde alcanzó su punto álgido y culminó el ciclo. En Madras, miles de personas munidas con gafas especiales para la ocasión, esperaron en silencio el inicio de la noche diurna y celebraron con gritos y abrazos cuando el disco solar volvió a ser completamente visible.

El "gran eclipse" desató un furor de marketing que dio lugar a mucho más que gafas especiales (la NASA llegó, inclusive, a diseñar un modelo en particular y también dio indicaciones para crear dispositivos artesanales y seguros para la observación) y remeras. En la ciudad de Carbondale, en Illinois, donde viven algo menos de 30.000 personas, se celebró un festival de música, con comidas, bebidas y fiesta para acompañar y observar el eclipse. El evento fue planificado durante dos años.

En la redes sociales, el tema #SolarEclipse2017 se mantuvo durante días entre las tendencias globales y ayer llegó al pico, con miles de usuarios usando la plataforma para acompañar cuentas regresivas y compartir sus fotos de la observación. 

El acontecimiento sirvió también para acercar nuevos públicos a usos cada vez más consolidados pero todavía recientes de las plataformas virtuales. En Twitter, por ejemplo, los usuarios pudieron seguir el eclipse en vivo y en tiempo real a través de una trasmisión que realizada junto con la señal The Weather Channel. La NASA también transmitió en vivo a través de su web oficial. De acuerdo con unas de sus científicas, Madhulika Guhathakurta, se tratará de "un evento generacional", el eclipse "más documentado y más admirado de la historia".

La última vez que en los Estados Unidos se había observado un eclipse total había sido en 1918. Por entonces, el anuncio del fenómeno generó que, durante meses, miles de estadounidenses se prepararan para observar y apreciar lo que recién iba a repetirse casi un siglo después.