EO - 8 puntos

Polonia/Italia/Reino Unido, 2022

Dirección: Jerzy Skolimowski.

Guion: Ewa Piaskowska y Jerzy Skolimowski.

Duración: 88 minutos.

Intérpretes: Hola, Tako, Marietta, Ettore, Rocco, Mela, Sandra Drzymalska,Tomasz Organek, Lorenzo Zurzolo, Isabelle Huppert.

Estreno en MUBI.

El siglo XXI recibió al realizador Jerzy Skolimowski con proyectos de índole dispar, reafirmando asimismo el carácter itinerante que su filmografía adoptó luego de abandonar Polonia hacia finales de los años 60, cuando la censura del régimen comunista amenazó con obturar el carácter enérgicamente idiosincrático de su obra. Cuatro noches con Ana (2008) y Essential Killing (2010), dos largometrajes absolutamente disímiles en estilo y contenido, lo mostraron en su mejor forma. 

La noticia de que EO, estrenada el año pasado en la competencia oficial del Festival de Cannes, reavivaría las llamas de un auténtico clásico del cine francés, Al azar Baltasar, provocó que varias cejas formaran un arco de intriga, expectativa y también escepticismo. Pero el último Skolimowski no es tanto una remake del film de Bresson –aunque las referencias están bien a la vista– sino un acto creativo novedoso que es a la vez homenaje y relectura.

Allí están los seis animales (ver la ficha técnica) que le dan vida a EO a lo largo de los distintos pasajes de su vida de asno, testigo y víctima de las más diversas actividades humanas. Todo comienza en un circo, en el cual EO lleva a cabo un acto de resucitación junto a su compañera humana, la única persona en el mundo que –como se verá– parece haber desarrollado una relación de cariño con el burro. A poco de hacer las veces de improvisado animal de carga, la manifestación de un grupo de activistas en defensa de los derechos de los animales determinan la mudanza del protagonista. El viaje en carro ofrece la primera escena inolvidable, en especial un plano desde el interior del tráiler que revela súbitamente a un grupo de caballos de raza galopando en campo abierto. No será la única imagen del encierro que se abre a la libertad de los espacios exteriores.

Ya entre equinos de carrera de bello y elegante porte, el pequeño borrico mete la pata y es enviado a otro sitio, la segunda en una serie de muchas paradas antes del destino final. Skolimowski nunca abandona la mirada de EO, cuyos ojos reflejan ese mundo que su inteligencia no es capaz de aprehender en su totalidad (el film coquetea con el antropomorfismo, pero nunca cae en él). En lo que podría llamarse EOVisión o algún nombre de fantasía por el estilo, una magnífica secuencia de escape sigue al burro en una travesía rebelde a través del bosque, las imágenes y sonidos del ambiente salvaje estilizadas al punto de la alucinación

El uso de lentes especiales, el viraje de las imágenes a un rojo profundo y la mezcla expresionista de música y sonido que la película utiliza de manera recurrente le advierten al espectador que lo que está viendo y oyendo no es otra cosa que una fábula. Tal vez una fábula sobre el estado del mundo, y del lugar del ser humano en este, que roza en varios momentos la misantropía. ¿Qué otra cosa podría pensarse cuando EO es adoptado por un grupo de fanáticos de un equipo de fútbol de pueblo chico para ser luego violentado por la barra brava de sus contrincantes?

La emoción surge, sin embargo, cuando las contradicciones más humanas aparecen en varias de las viñetas que integran los compactos, potentes 88 minutos de metraje. Sobre el final, luego de atravesar la frontera de Polonia con Italia, el destino hace que un joven religioso cruce sus pasos con el animal, testigo único de un enfrentamiento madre-hijo (la francesa Isabelle Huppert deja sus huellas en un breve papel, creado a imagen y semejanza de su persona cinematográfica). La estupenda dirección de fotografía del joven Michal Dymek se transforma en la mejor aliada de las intenciones creativas del director de El grito, Las aventuras de Gerard y La barrera, que a los 84 años no ha perdido ni un gramo de sus cualidades como artista y narrador, siempre dispuesto a la experimentación, lejos de cualquier zona de confort cinematográfica.