Gran cantidad de estudiantes llegaron ayer hasta el anfiteatro Che Guevara de la Facultad de Medicina para la clase inaugural de la materia electiva “El aborto como problema de salud pública”, la primera en todo el país. “Estamos ante un hecho histórico”, expresó la diputada provincial de Igualdad y Participación, Silvia Augsburger, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. “Dicen que somos históricas pero cada uno de ustedes está haciendo historia”, dijo la legisladora antes del comienzo de la clase. En diálogo con RosarioI12, destacó la actitud del decano Ricardo Nidd, que impulsó por primera vez el tema en las jornadas del Consejo Asesor de Salud realizadas en octubre del año pasado en la Facultad, y rechazó las presiones de los grupos anti derechos. Todo el equipo de la cátedra, que conducen las médicas Raquel Tizziani y María Paula Botta, encabezó la clase de ayer. “Todo lo que voy a decir está basado en la Organización Mundial de la Salud”, advirtió Tizziani al comenzar la clase, en la que brindó profusión de estadísticas. 

“En Rosario, que es una ciudad pionera en salud sexual y reproductiva, tenemos una tasa de mortalidad materna de 1,9 pero en Vera, donde vivía Ana María Acevedo que murió en 2007 porque le negaron un aborto al que tenía derecho, la tasa asciende a 10.3”, puntualizó la profesora. Y subrayó que en la ciudad no hubo muertes por aborto desde 2012, “porque se garantizan derechos, aun con dificultades”.

Había clima de expectativa. En el salón se sentó un grupo de integrantes de la Campaña. A ellas les dio la palabra Tizziani antes de dar comienzo a la clase. Una de las fundadoras de la Campaña, Mabel Gabarra, dijo que la legalización del aborto es un tema de “justicia social”. “Toda mujer tiene derecho a elegir en libertad sin poner en riesgo su vida y su salud”, añadió Gabarra.

El primero en hablar fue el enfermero –prefiere definirse como cuidador– Pablo Dalmasso, quien se refirió a la historia de la Red de Profesionales de la Salud por el derecho a decidir y al devenir de la cátedra. Recordó el artículo 86 del Código Penal, que establece las causales por las que el aborto no es punible, aunque recordó a Ana María Acevedo, que murió en 2007 en Santa Fe después de que le negaran el aborto al que tenía derecho porque sufría cáncer de maxilar.

Más tarde, Tizziani desarrolló información epidemiológica que dio cuenta del aborto como problema de salud. Las y los estudiantes –asistio una buena cantidad de varones y varias mujeres lucían el pañuelo de la Campaña– escuchaban con atención. 

En plena clase, Nidd entró al salón sigilosamente, mientras Tizziani  hablaba del incumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la Argentina, que no logró reducir en un 75 por ciento la tasa de mortalidad materna entre 1990 y 2015. 

La médica mostró el mapa del aborto en el mundo, con los países donde el aborto es legal coloreados de verde, los que tienen el aborto restringido en naranja y los que lo tienen prohibido en rojo. Argentina está en naranja y la profesora recordó que desde anteayer Chile se unió a ese lote de países al despenalizar el aborto por tres causales. En la segunda mitad del siglo 20, los países desarrollados legalizaron el aborto, explicó Tizziani y dejó picando: “así que si queremos ser del primer mundo...”.

La docente desarrolló su clase con gran cantidad de datos, como el de que  en 2010 hubo 53 mil internaciones por complicaciones de aborto en el sistema público de salud argentino. Contó que una argentina que nace en Formosa tiene 20 veces más posibilidades de morir si quiere interrumpir un embarazo que una nacida en la ciudad de Buenos Aires. 

Sobre el final, una estudiante preguntó qué pensaban las integrantes de la cátedra sobre la vida del bebé. Tizziani fue contundente. “Estamos en la Facultad de Medicina. Un bebé es un niño nacido vivo después de 40 semanas de gestación que tiene vida extrauterina independiente”, respondió. Los aplausos coronaron la intervención. 

“Nos parece importante que por primera vez los temas de la vida cotidiana y la salud de las mujeres entren en la Academia”, expresó Susana Chiarotti, de Insgenar.