Hace no muchos años que la actividad cultural y la formación artística encontraron un campo fértil de crecimiento en la provincia de Buenos Aires. Antes, los bonaerenses que querían dedicarse al arte debían pasarse la vida viajando al centro para formarse y trabajar. Esta experiencia personal fue la que llevó al prestigioso actor y director teatral Miguel Cavia a crear hace más de treinta años, en su ciudad natal, la Comedia Municipal de San Martín, un espacio único de formación y divulgación teatral que resistió a numerosos cambios de gestión y que hoy forma a más de cien vecinos bonaerenses en su propio teatro.
“En 1991 hicieron un concurso público para crear la Comedia Municipal como un proyecto del entonces intendente Carlos Brown. Yo nací en San Martín, en San Andrés, y siempre viví acá. De alguna forma, la circunstancia personal de haberme inclinado a estudiar teatro en su momento fue lo que me movilizó a postularme, años después, al concurso. Cuando tenía dieciséis años no había posibilidades de estudiar en cercanías y los trayectos diarios al centro para formarme eran enormes. Entonces, una de las cosas que me llamó la atención del concurso fue la posibilidad de construir un espacio que abra esa posibilidad”, contó Miguel Cavia.
A pesar de que Cavia, según expresa humildemente, quedó “sorprendido por haber quedado seleccionado para cumplir el rol de director”, la realidad es que ya por esos años era un actor, escenógrafo y profesor de teatro instalado en la escena porteña. Se había formado con Augusto Fernandes, junto a Julio Chávez, Lito Cruz y Urdapilleta. Trabajaba como docente en las escuelas de Hugo Midón y Lito Cruz. Y faltaban sólo algunos años para que fuera reconocido y premiado como director por el suceso teatral que significó El vestidor, protagonizada por Chavez y Federico Luppi. “Nunca había trabajado en el estado, fue toda una experiencia encontrarme en esa actividad en la cual el funcionamiento es totalmente diferente”, afirmó Cavia, que comenzó a trabajar inmediatamente en la creación de un espacio que negociara entre sus expectativas y las diversas trabas que encontró a lo largo de los años.
Entre espacios y gestiones
La historia de la Comedia Municipal de San Martín está atravesada por los cambios forzosos de políticas públicas y su pervivencia se explica únicamente a través de la participación vecinal que movilizó Cavia. “En principio, había que generar un espacio porque no existía un lugar en donde poder realizar las tareas. En esos años, toda la actividad cultural estaba centralizada en el hall de lo que es el municipio. Era un espacio bastante amplio, muy luminoso, pero que no tenía las condiciones para ensayar teatro”, contó Cavia. Rápidamente, pidió que le vaciaran un depósito ubicado en el subsuelo de la municipalidad y en él comenzó, de a poco, a dar clases de teatro a las decenas de vecinos que se acercaron para formarse en este nuevo espacio.
La buena voluntad de la gestión municipal que llamó a concurso en 1991 para crear la Comedia Municipal llegaba a eso, a una buena voluntad. Después, Cavia tuvo que inventar roles, propuestas, programas, funcionamientos y formas de financiarse. Las clases las dio ad honorem, creó una Comedia Municipal abierta a la participación vecinal a través de asambleas mensuales y convocó a reconocidos actores para que llevaran sus obras a este San Martín todavía desprovisto de una estructura idílica para las puestas teatrales.
“Creamos toda una movida de clases, ensayos y una amplia programación que tuvo gran respuesta del público. Todo de manera muy solidaria, pero sin tener todavía la infraestructura mínima. En el anteúltimo espectáculo de ese primer ciclo, bajó el intendente, ya no Brown sino otro, que había quedado muy impresionado y preocupado a la vez. Por un lado, impresionado por la cantidad de gente que se había reunido. Y por otra lado, preocupado por las condiciones que a la vista no eran favorables. Entonces, es ahí donde nombré el hecho de que enfrente al municipio estaba el Teatro Plaza, un cine con mil setecientas localidades que había cerrado hacía muchos años y que estaba por ser rematado o convertirse en un templo o en un shopping. Y bueno, conseguí de alguna manera que se interesara en un proyecto muy ambicioso. A partir de eso, se mandó la propuesta al Concejo Deliberante y se hizo una ordenanza en donde el municipio compró el teatro. Ese fue nuestro primer espacio”, afirmó Miguel Cavia.
Este hito, sin embargo, fue borrado rápidamente cuando asumió la intendencia Ricardo Ivoskus, que le negó a la Comedia Municipal la utilización del Teatro Plaza. ”Andamos un poco por distintos lugares. El obispo nos prestó el subsuelo de la catedral y, a partir de ahí, andamos por acá, por allá, algo que era realmente muy difícil”, afirmó Cavia. Fue recién con la llegada a la intendencia de Gabriel Katopodis que la Comedia Municipal, que llevaba veinte años de actividad, pudo ver el horizonte del espacio propio.
Un teatro propio
Por esos años, frente a la estación San Andrés de la Línea Mitre había un viejo galpón abandonado que significaba un problema de seguridad para los vecinos de la zona. La intendencia, entonces, decidió cederlo a la Comedia Municipal y empezó a acondicionarlo con la participación siempre activa y voluntaria de los vecinos que formaban y forman parte del elenco teatral. Así, la Comedia Municipal pudo planificar por primera vez en su historia un plan de trabajo con la certeza de tener un espacio propio en el cual formar a los vecinos, ensayar las puestas en escena y compartirlas al público.
Hoy en día, la Comedia Municipal tiene un teatro totalmente equipado con camarines, calefacción y luces. A través de los árboles de la estación pueden verse los murales que decoran el galpón y en la plaza siempre se escuchan los ensayos diarios del elenco, que no deja de de preparar puestas que surgen de las propuestas vecinales y del trabajo de dirección que lleva a cabo Miguel Cavia junto a su colaboradora, Claudia Soler.
Cuando se le pregunta a Cavia sobre su motivación inicial de construir un espacio de formación artística para los vecinos de San Martín, él se muestra satisfecho por el logro de tener un espacio propio que, además, es “sostenido por los vecinos que entienden el valor de cuidar un proyecto público”. Asimismo, destaca el cambio en la escena teatral del conurbano: “también para mí es una satisfacción enorme el hecho de que dentro de lo que es el partido se han desarrollado una cantidad enorme de espacios independientes. Vos ves que a dos o tres cuadras de donde está el Galpón hay dos o tres lugares de teatro con iniciativas independientes. Eso es bárbaro porque te da una pauta de que ya no se va a retroceder, que esto va a seguir evolucionando. Cambiará de forma, de gente, pero yo creo que vino a instalarse”.
En el mes de octubre la Comedia Municipal tendrá en la cartelera tres puestas teatrales preparadas por su elenco: “De profesión maternal” de Griselda Gambaro, “Doña Rosita la soltera” de Federico García Lorca y “Venecia” de Jorge Accame. Además, el 19 de octubre proyectarán el una versión digital “El vestidor” y estará presente el director junto a Julio Chavez para conversar con el público. Todas las propuestas son gratuitas y pueden conocerse a través de sus redes sociales.