La endometriosis y la adenomiosis son afecciones ginecológicas que ocasionan dolor al menstruar, hemorragias y, eventualmente, pueden conllevar problemas de fertilidad. Perjudican, de manera frecuente, la calidad de vida de muchas mujeres; de hecho, se estima que entre el 10 y el 20 por ciento de las que se encuentran en edad reproductiva pueden afrontar alguna de estas enfermedades que, para colmo, están subdiagnósticadas. O mal diagnosticadas, pues los profesionales de la salud suelen confundirlas con ovario poliquístico o colon irritable. Frente a este panorama, el diputado de Unión por la Patria Leopoldo Moreau presentó un proyecto de ley en la Cámara Baja. A través de la iniciativa, propone garantizar el acceso a la detección, el diagnóstico y el tratamiento médico, así como también la cobertura de las intervenciones quirúrgicas que pudieran requerirse. A partir de la revisión de la última evidencia científica disponible, se pretende que sean declaradas como “enfermedades crónicas”.

“La sensación es como si un animal te estuviese comiendo por dentro”. Así suele describirse a la endometriosis, una enfermedad de origen ginecológico que se genera cuando el tejido que recubre al endometrio --la parte interna del útero-- crece fuera de este y desarrolla un comportamiento invasivo, que termina por afectar a los ovarios, las trompas de Falopio y la cavidad pélvica, y de manera menos habitual puede llegar a colonizar intestinos y pulmones. Al expandirse de forma sistémica, no se ciñe únicamente al sistema reproductor.

“Aunque en algunas provincias ya existen leyes vinculadas, lo que se intenta con nuestro proyecto es tener una normativa de alcance nacional. Por ejemplo, en Tucumán se busca crear un instituto especializado al respecto, mientras que en Jujuy, a pesar de que fue sancionada con unanimidad en la legislatura, fue vetada por Gerardo Morales”, dice a Página 12 Carmela Moreau, principal referente del proyecto presentado y presidenta del partido Igualar (que pertenece a Unión por la Patria).

Dolorosas y frecuentes

Según se describe en el sitio oficial de la Clínica Mayo (referencia en Estados Unidos y el mundo): “Con la endometriosis, el tejido similar al endometrio actúa como lo haría el tejido endometrial: se engrosa, se descompone y sangra con cada ciclo menstrual. Pero debido a que este tejido no tiene forma de salir del cuerpo, queda atrapado”. Y este fenómeno culmina por causar dolor grave y problemas de fertilidad: se calcula que entre un tercio y la mitad de las mujeres que tienen endometriosis enfrentan problemas para quedar embarazadas.

Puede emerger de forma sintomática y se expresa a través de menstruaciones dolorosas, problemas al orinar o defecar y sangrado excesivo. Así lo cuenta Moreau: “No menstrúan cuatro o cinco días, sino que lo hacen durante más de veinte días en algunos casos, en una cantidad enorme y con mucho dolor. Para su detección, el análisis de sangre es insuficiente. En verdad, lo que sirve es una endoscopía o una resonancia, mientras que los tratamientos van orientados a pastillas y hormonas que frenan la menstruación”. 

El propósito, mediante el proyecto legislativo, es que en el Programa Médico Obligatorio se incluyan a estas enfermedades. Un dato importante que introduce el proyecto es que intenta asegurar que a las mujeres que enfrenten estas afecciones puedan acceder a una cobertura de criopreservación de óvulos, ya que a medida que pasa el tiempo se ve afectada su fertilidad. 

Cada 13 de marzo se realizan actividades de capacitación y concientización por el Día Internacional de la Endometriosis y así combatir el subdiagnóstico que en el presente caracteriza a la patología. De acuerdo al Ministerio de Salud de la Nación, se calcula que entre un 6 y 10 de la población femenina la padece y que, aunque la edad promedio al momento del diagnóstico es de 28 años, la mayoría de las pacientes adultas con endometriosis iniciaron sus síntomas antes de los 20 años. En el plano internacional, los porcentajes van en la misma línea: para la Organización Mundial de la Salud, un 10 por ciento de las mujeres en edad reproductiva la padecen.

Por su parte, aunque menos conocida que la anterior, la adenomiosis también puede provocar dolores durante la menstruación, hemorragias e infertilidad. La principal diferencia es que, en este caso, el endometrio se ubica en el miometrio, es decir, en la capa externa muscular del útero (en la endometriosis, en cambio, el endometrio se situaba directamente fuera del útero). Como lo único que distingue de manera taxativa a ambas afecciones es el lugar que ocupa el endometrio, en la jerga médica suelen llamarlas “enfermedades primas hermanas”. De aquí, la intención del proyecto legislativo de regularlas de manera conjunta. Aunque con respecto a los porcentajes de poblaciones afectadas no hay demasiadas precisiones, las cifras a nivel mundial coinciden en que la adenomiosis puede llegar a perjudicar a un 20 por ciento de las mujeres en edad fértil.

Padecer en silencio

Además de obtener el estatus de enfermedad crónica, a partir del proyecto legislativo, sus impulsores pretenden que se declare como “incapacitante”, en la medida en que limita la autonomía de las mujeres y de personas menstruantes que la padecen, y afectan su calidad de vida. Otro de los objetivos, asimismo, apunta a concientizar a la sociedad respecto de los trastornos de salud menstrual y la importancia de garantizar una realización plena de los derechos de las mujeres. En este sentido, de acuerdo a las líneas de acción indicadas en el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, se capacitará a educadores, trabajadores sociales y demás actores que desempeñen un rol en las comunidades.

 “Cuando empiezan a menstruar las mujeres, hay tres enfermedades en potencia: los miomas, la endometriosis y la adenomiosis. Como los síntomas estaban asociados a la menstruación, constituían un tabú o eran subestimados por la comunidad médica. Las mandaban a tomarse un ibuprofeno o un antinflamatorio”, advierte Moreau. Sin embargo, en el último tiempo, el avance del conocimiento en el campo generó un cambio en la percepción. “Desde hace unos años a esta parte se avanzó y se sabe mucho más de estas enfermedades. Ya hay asociaciones de médicos que generan conciencia y trabajan muy bien el problema”, sostiene. 

Si los hombres son los que suelen llegar a posiciones de poder, también son los encargados de administrar los recursos destinados a investigar y tratar las enfermedades. Si se comprende esta premisa, puede observarse cómo es que, históricamente, las afecciones femeninas fueron relegadas a un segundo plano y sus dolores fueron subestimados.

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