AUXILIO 6 puntos

Argentina/Colombia, 2023

Dirección: Tamae Garateguy.

Guion: Miguel Forza de Paul.

Duración: 80 minutos.

Intérpretes: Cumelén Sanz, Marcela Benjumea, Gerardo Romano, Paula Carruega, Camila Toker.

Estreno exclusivamente en salas de cine.

Más allá de algunas excepciones a la regla, la argentina Tamae Garateguy viene arando y cultivando esforzadamente los terrenos del cine de género, muchas veces cruzando tópicos y códigos de uno y otro tipo (el terror, el cine erótico, el policial, incluso la acción). Su última incursión en los placeres sanguinolentos, cuya fresca hemoglobina viene de presentarse en el festival especializado de la ciudad catalana de Sitges, ofrece varias marcas y hábitos de un subgénero que supo tener su apogeo en los años 70, usualmente catalogado bajo el término en inglés nunsploitation, a los cuales la directora de Mujer lobo le suma el trasfondo de los films de manicomios, varias pizcas de horror religioso y una gruesa pátina de rebeldía ante los abusos de poder (los machistas, los sociales y un largo etcétera) que recubre el relato con colores bien contemporáneos, más allá de transcurrir a comienzos del siglo XX. Y si bien no todas las campanas suenan afinadas, Garateguy al menos se juega al exceso formal, consciente e incluso orgullosa de su naturaleza trash.

Ya de entrada Auxilio parece guiñarle el ojo a cierto cine europeo de otras décadas con la presentación de su protagonista, Emilia, una chica de familia acomodada cuyo padre militar se ha cansado de soportar sus caprichos intelectuales y sexuales. “Tiene actitudes de hombre”, afirma el hombre ante la madre superiora del convento donde acaba de llevarla casi a la rastra. A poco de llegar, a Emilia le quitan los pantalones y le imponen la pollera, además de sacarle de la valija algunos libros “prohibidos”, entre ellos El anticristo de Nietzsche. Pero la chica no es un cordero que se deja llevar fácilmente por el pastor y los primeros roces no tardan en aparecer. A esa situación inédita de encierro físico y mental el guion le suma una capa más de sugestión al hacer que la abadía sea también una suerte de institución para enfermas mentales bastante informal en sus manejos y métodos. Por supuesto, está la loca que no habla, la ninfómana, la agresiva y la anarquista, a quienes se les suma el único hombre del lugar, un sacerdote con varios pecados nunca confesados interpretado por Gerardo Romano, y la monja sádica encarnada por Camila Toker, compinche de Garateguy desde los tiempos de Upa! Una película argentina (2007).

Y al toque nomás comienzan las visiones de Emilia, que señalan claramente hacia algún horror del pasado ligado a su propia familia, y también a la posibilidad de montarse sobre los tópicos del film de “monjas locas”, incluida una escena de sexo colectivo entre las chicas que pondría orgulloso a cualquier practicante del género en sus buenos viejos tiempos. Emilia no será Flavia, la monja rebelde del film de Gianfranco Mingozzi, pero tiene con qué defenderse, y en el pastiche autoconsciente en el que se transforma Auxilio también tienen cabida las torturas medievales (aunque aquí no haya brujas, ¿o sí?), las blasfemias y mutilaciones, los secretos de confesionario y el gore más explícito, que pone quinta cuando la rebelión comienza a tomar su forma final. No es posible tomarse el film demasiado en serio, pero como experiencia extrema y ruidosa tiene varios placeres –culpables y de los otros– para ofrecer.