La propuesta de “cortar relaciones con el Vaticano” que formuló el economista Alberto Benegas Lynch durante el cierre de campaña de Javier Milei generó un amplio rechazo entre las autoridades de la Iglesia católica en la Argentina. “Decir que en nombre de ‘mi religión católica’ uno piensa en suspender las relaciones diplomáticas es por lo menos impactante”, reflexionó el arzobispo porteño Jorge García Cueva, quien llamó a los cristianos a “no dejar el Evangelio en la puerta del cuarto oscuro”. Su par platense, Gabriel Mestre, calificó las declaraciones del referente libertario de “lamentables, desacertadas” y advirtió que reflejan “una profunda actitud de intolerancia por parte de ese espacio político”. “Cuando alguno o algunos –de norte a sur, de derecha a izquierda– no tienen propuestas consistentes que hacer, se la agarran con los curas”, señaló el obispo de San Francisco (Córdoba), Sergio Buenanueva. José María “Pepe” Di Paola, sacerdote en Opción por los Pobres, consideró que fue “grosero” el planteo en un cierre de campaña y anunció el lanzamiento de la campaña “Vení Francisco, el pueblo te espera”, para que el Papa visite el país.

“Por consideración y respeto a mi religión católica creo que habría que imitar lo que hizo el presidente Roca y suspender las relaciones diplomáticas con el Vaticano mientras allí prime el espíritu totalitario”, lanzó Benegas Lynch en tono solemne durante el acto de cierre de campaña de La Libertad Avanza, el martes. Milei, que lo llama “el prócer del liberalismo”, salió ayer a tomar distancia al afirmar que habló “a título personal” y que “sería una irresponsabilidad” tomar una decisión de ese estilo en caso de ser presidente.

“Lo escuché y quedé asombrado y sorprendido, en un momento en el que tratamos de pedir una Argentina unida”, expresó el arzobispo García Cuerva, quien recordó que “el Papa es un referente muy importante para la Iglesia, entonces decir que ‘en nombre de mi religión católica’ uno piensa en suspender las relaciones diplomáticas es por lo menos impactante”. El arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires sostuvo que estamos “ante una nueva grieta” y que “hay que aprender de la historia”, porque Julio A. Roca volvió a restablecer las relaciones con la institución 16 años después de haberlas roto. “Me impacta eso, que podamos aplaudir romper relaciones, quebrar vínculos, dejar de tener puentes. Me asusto como argentino”, lamentó. “La idea es animar a que vivamos el proceso electoral con esperanza. Para los que somos cristianos, no dejar el Evangelio en la puerta del cuarto oscuro, votar con los valores del Evangelio, pensando en la solidaridad, en los que más sufren, en que la Argentina tiene que salir adelante”, pidió el religioso. “Seamos cristianos a la hora de elegir”, concluyó.

Para Mestre, las declaraciones de Benegas Lynch “son lamentables, desacertadas y reflejan una vez más una profunda actitud de intolerancia por parte de ese espacio político, que no respeta ni entiende en el marco de la diversidad la realidad de la Iglesia católica como arte de la historia argentina”. El arzobispo de La Plata destacó ante la agencia Télam que la Iglesia tiene en la Argentina “una identidad clara de trabajo por el bien común en la democracia” y un “compromiso” para con los “más pobres y postergados, sin una visión ideológica sesgada sino desde una perspectiva evangélica”. Resaltó la necesidad de valorar y ponderar el voto “como un acto libre y soberano” porque, a la hora de elegir, “somos todos iguales” y “el voto de cada uno vale, desde el más conocido al menos conocido, y esto es un valor importante”. Mestre consideró que hay que cuidar “el sistema democrático” teniendo presente “las deudas que tiene el ejercicio de la democracia” y aclaró: “No la democracia en sí, sino el ejercicio que a veces es limitado”. “Las situaciones de pobreza, de indigencia, son valores para tener presentes” a la hora de votar, e instó a “privilegiar siempre a los más pobres y marginados”, tarea en la que le asignó un rol clave al Estado para, “como lo hacemos en la familia”, cuidar siempre “a los más desfavorecidos”.

El obispo Buenanueva, por su parte, escribió en su cuenta de X: “No falla. Cuando alguno o algunos –de norte a sur, de derecha a izquierda– no tienen propuestas consistentes que hacer se la agarran con los curas. En fin...”. 

Luego diferenció que “una cosa es la Santa Sede y otra el Estado de la Ciudad del Vaticano. La Santa Sede es el obispo de Roma –el papa– que, por el oficio petrino, es principio de unidad visible de la Iglesia católica. El Estado de la Ciudad del Vaticano es el estado soberano en que tiene su asiento el papa. A la Santa Sede, desde tiempo inmemorial, le es reconocido personalidad jurídica internacional. Los estados (casi doscientos) mantienen relaciones diplomáticas, no con el Estado de la Ciudad del Vaticano, sino con la Santa Sede. Los acuerdos y los concordatos que firman los países –también Argentina desde 1966– son entre los estados nacionales y la Santa Sede. Regulan la presencia y accionar de la Iglesia católica en cada país”, explicó. “Eventualmente podría no existir el Estado Vaticano y, por ende, el papa podría dejar de ser ‘jefe de estado’, y no por eso desaparecerían las relaciones diplomáticas con la Santa Sede. La tendencia actual de la mayoría de las naciones, más que de romper relaciones, es lo contrario: establecer relaciones diplomáticas con la Santa Sede, habida cuenta de la especificidad de la diplomacia vaticana orientada a fomentar la paz entre las naciones”, completó, y cerró con una ironía: “De los limones hagamos limonada...”.

“Pepe” Di Paola, del equipo de curas villeros, afirmó ante Télam radio que “es grosero que ese sea el cierre de una campaña política, pero lo importante es la campaña que desde hace unos días venimos trabajando desde la familia grande de los hogares de Cristo, y que hoy lanzamos: ‘Vení Francisco, el pueblo te espera’”.