En los últimos días de campaña, las ansias privatizadoras del candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, quedaron expuestas. Primero confesó que volvería a entregar a empresas privadas la red ferroviaria y este jueves confesó que haría lo mismo con YPF, otra similitud con la presidencia de Carlos Menem, la que el libertario califica como "la mejor de la historia". Este punto generó una diferencia con la propia candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, quien había mostrado simpatía con las ideas de Milei, pero ahora marca que no venderá la petrolera de venderá sino que se limitará a avanzar con una ola de despidos. 

"YPF, primero la tenés que racionalizar, y después se vende", confesó Milei en una entrevista a Crónica TV este mediodía. "¿Vendés Vaca Muerta?", le repreguntó el periodista Chiche Gelblung. "Sí, cuál es el problema. Buscás la forma de privatizarlo", sentenció. Y agregó un dato falso: "Desde que nacionalizamos bastante mal estamos porque perdió el 90% del valor". 

La propuesta de Milei busca desmembrar la petrolera y venderla por unidades de negocio, entre las que además de las de explotación petrolera y gasífera, están  YPF Tec --orientada al desarrollo de baterías de Litio--, YPF Luz --generación de energía renovable--, YPF Agro --mercado de fertilizantes--. El plan de Milei se asemeja al decreto firmado por Menem en 1990, que transformó la empresa Sociedad de Estado en Sociedad Anónima y avanzó hasta su venta en 1993. El anuncio lo había hecho en una rueda de prensa desde Estados Unidos, acompañado por el ministro de Economía, Domingo Cavallo, otro referente del libertario.  Y uno de los beneficiarios de la venta de la compañía a manos de Repsol fue nada menos que Emilio Ocampo, el asesor de Milei que en aquel entonces se desempeñaba como ejecutivo Salomon Brothers (posteriormente absorbido por Citigoup), el banco de inversión que ofició de intermediario en la colocación bursátil de las acciones de la petrolera.

La primera falsedad expuesta por Milei es que YPF es estatal, cuando se trata de una empresa mixta en la que el Estado cuenta con el control del 51% de las acciones. Respecto de la evolución de la empresa desde que se recuperó su control, el propio presidente de YPF, Pablo González, ya le había respondido al líder de La Libertad Avanza en agosto durante el Congreso Industrial del Consenso Nacional del Trabajo y la Producción.  "Estoy muy preocupado ¿Cuál es la excusa para privatizar YPF? No da pérdidas, sería regalar el futuro de los argentinos", afirmó González y detalló que "empujados por Vaca Muerta, aumentamos nuestra producción de barriles no convencionales en 8% interanual y el valor de nuestras acciones subieron 200% en dólares".   

El fanatismo de Milei de dejar todo en manos del mercado, incluso los bienes estratégicos, se encontró con la disidencia de la candidata de Juntos por el Cambio, quien en una entrevista con los periodistas Luis Majul y  Esteban Trebucq, aseguró que no vendería la petrolera de bandera e incluso mostró el apuro por "sacar el petróleo" en los próximos 30 años. 

La candidata de Juntos por el Cambio aclaró que "no es una empresa del Estado" y señaló que mantedría su manejo bajo conducción estatal --como ocurrió durante a gestión de Mauricio Macri-- pero sí planteó una ola de despidos a tono con su campaña de odio al kirchnerismo. "Todos los profesionales de YPF que saben, van a quedar adentro. Han puesto una camada de La Cámpora, que no tiene ni idea de lo que es el petróleo, que lo único que habrán visto es un pingüino empetrolado", se burló. 

Bullrich dijo contar con "información desde adentro, muy importante" y ya tener identificadas a las personas que despidiría en caso de llegar a la presidencia. Ante la pregunta de los periodistas, la candidata dijo que despedirlos sería "fácil". "Los despedís como a cualquier personal, no podés tener ñoquis en una empresa que cotiza en la bolsa, por la seriedad de esa empresa", consideró. Y sobre Aerolíneas, otra de las empresas que pretende vender Milei, dijo que este último año "no pidió dinero al Tesoro" y que por entonces no habría necesidad de privatizar, un contrapunto marcado al que pregona su jefe político, Mauricio Macri.