En la central nuclear de Chernobyl se inauguró un sarcófago de 36.000 toneladas de acero que cubrirá, por los próximos cien años, la planta dañada en 1986. La cúpula, que impide la fuga de radiación mientras se intenta desmantelar el reactor averiado, empezó a construirse hace cuatro años y tuvo un costo de más de 2000 millones de euros. “Se garantizan cien años de seguridad nuclear. Muchos dudaban, no creían. Pero lo hemos hecho”, explicó el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko.
La madrugada del 26 de abril de 1986 quedará impresa, para siempre, en la memoria colectiva de todo el mundo. El reactor 4 de la central nuclear de Chernobyl, en aquel entonces localidad perteneciente a la Unión Soviética, explotó en medio de una prueba de seguridad y durante diez días el combustible atómico de la central ardió y expandió sus partículas radioactivas por tres cuartas partes del continente europeo, en especial, Rusia, Ucrania y Bielorrusia. Treinta años después, se estrenó un gigantesco sarcófago que evitará, según los especialistas nucleares, “filtraciones radioactivas por más de un siglo”.
“Es la mayor estructura movible construida por la humanidad. Comparen este objeto detrás de mí (el nuevo “Sarcófago Seguro”) con la Torre Eiffel o la Estatua de la Libertad”, añadió Poroshenko en conferencia de prensa. La cúpula inaugurada fue diseñada para soportar toda clase de fenómenos naturales, desde incendios, tornados hasta sismos de seis grados en la escala Richter. A su vez, este “escudo” metálico resiste heladas con temperaturas de cuarenta grados bajo cero.
Para la construcción, destinado al conglomerado de empresas Novarka, trabajaron más de 1.000 empleados en las condiciones de seguridad más estrictas: con continuos exámenes médicos, los empleados alternaban dos semanas de descanso y dos de trabajo para no estar expuestos a cantidades peligrosas de radiación. 
Los números revelan la envergadura del “Nuevo Sarcófago” que hará de escudo frente a las partículas radioactivas: 108 metros de altura, 162 de longitud y un arco de 257 metros, suficientes para cubrir cualquier estadio de fútbol del mundo. Además, las placas metálicas de la cúpula contabilizan un peso de 36.000 toneladas.
Gran parte de la construcción –se estima un costo de más de 2.000 millones de euros– fue financiada por bancos de inversores y los gobiernos europeos ante la incapacidad económica del gobierno ucraniano. “Saludamos este paso en el proceso de transformación de Chernobyl como símbolo de lo que queremos lograr juntos con un compromiso fuerte, determinado y de largo plazo”, expuso Suma Chakrabart, presidente del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), uno de los inversores más importantes de esta nueva cúpula de seguridad de la central nuclear.
Por su parte, el ministro de Medio Ambiente ucraniano, Ostap Semerak, anticipó el objetivo que dispuso el gobierno para la zona desértica de Chernobyl, situada a 288 kilómetros de Kiev. “Ucrania quiere ser un país independiente y ecológico. Espero que en un futuro próximo, una gran área de este territorio desierto se convierta en centro de energías renovables”. 
Anterior a esta nueva cúpula metálica, en la central nuclear de Chernobyl funcionaba como “escudo”, un sarcófago de emergencia construido a los pocos días de la explosión por el gobierno soviético. Aquella construcción debió ser restaurada en 1999 por primera vez y también necesitó de nuevos arreglos en 2001, 2005 y 2006. Anna Korolevska, directora adjunta del museo Chernobyl recordó que “en 1986, cerca de 90.000 personas trabajaron durante 206 días en la construcción del sarcófago para aislar el reactor accidentado”. 
“La edificación fue posible gracias a los esfuerzos sobrehumanos por parte de miles de personas ordinarias. ¿Cuáles eran los medios de protección que usaban ante el desastre atómico? Los ´liquidadores´ trabajaban con uniformes ordinarios de obreros de la construcción”, recordó Korolevska.