El conteo se detuvo a las 2.30 de la madrugada del lunes. Con más del 98 por ciento de las mesas escrutadas, Jorge Macri llegaba al 49,6 por ciento de los votos. Un resultado que lo dejó a las puertas de consagrarse como jefe de Gobierno electo, lo que significó un premio consuelo para Juntos por el Cambio en medio de una noche, en general, bastante negra. Pero la ley es la ley: la Constitución porteña establece que hacen falta el 50 por ciento más una de las voluntades para evitar el balotaje. La pelota, entonces, quedó en la cancha de su competidor más cercano, Leandro Santoro, quien hizo una gran elección, de 32 puntos. Un escenario que disparó todo tipo de especulaciones. ¿Habrá finalmente segunda vuelta en territorio porteño? “Vamos a seguir trabajando para la alternativa que necesita la Ciudad”, aseguró al respecto el candidato el domingo mismo desde el búnker de Unión por la Patria. En su entorno aclararon en diálogo con Página/12 que esperará al menos hasta el escrutinio definitivo, que empieza este miércoles, para comunicar una decisión sobre si volverá a competir en noviembre.

Lo cierto es que el primo del expresidente quedó apenas a 0,4 puntos –poco menos de 10 mil votos– de ganar en primera vuelta. El recuento definitivo puede acercarlo aún más al objetivo. En el tintero quedaron apenas unas 120 actas sin contar. Con ese escenario probable, cerca del candidato del PRO salieron el lunes a meter presión. “Todavía falta el recuento final de votos y veremos si alcanzamos el 50. También hay que esperar a ver qué definición toma Santoro, si decide forzar un balotaje con estos números o le evita a los porteños un gasto innecesario con una nueva elección que pareciera estar ya definida”, dispararon.

Así las cosas, las versiones respecto de la conveniencia o no para el peronismo de estirar la competencia en una segunda vuelta estuvieron a la orden del día. Y la razón es que en la balanza está en juego mucho más que la elección porteña. El balotaje en la Ciudad está pautado para el 19 noviembre, y coincidirá, como es obvio, con el nacional. En ese caso, para Unión por la Patria implicaría pedir el voto a nivel nacional para Sergio Massa al electorado vacante de Juntos por el Cambio y al mismo tiempo disputarlo a nivel local. Otras voces sostienen que la presencia de Santoro en la boleta podría servir para seducir al votante radical. 

El que ya tomó nota al respecto fue Javier Milei. Desde el búnker de La Libertad Avanza, aprovechó su discurso post-elección para tirarle flores al primo del expresidente. “Quiero saludar a Jorge Macri, que hizo una gran elección en la Ciudad de Buenos Aires y tiene por delante un balotaje con el kirchnerismo, como el que tenemos nosotros”, sostuvo. 

La jugada del libertario se cae de maduro y apuesta a seducir al electorado porteño del PRO de cara a la segunda vuelta presidencial. Al margen de su sintonía con la familia Macri, Milei entiende que necesita de esos votos para tener alguna de chance de disputar con expectativas la segunda vuelta contra Massa. La Libertad Avanza no hizo una buena elección en territorio porteño: creció apenas un punto respecto de las PASO, y cosechó solo el 20 por ciento de los votos en la categoría presidente. Si el balotaje nacional coincide con el porteño, podría darse un efecto de arrastre que le permita romper ese techo. 

Macri y el día después

Jorge Macri, en tanto, tuvo el domingo su estreno como uno de los principales protagonistas a futuro de Juntos por el Cambio, si es que la alianza, tal como se la conoce, sobrevive a estas elecciones. "Los resultados nacionales no son los que esperábamos”, dijo respecto del tercer lugar de Patricia Bullrich. “Pero la Ciudad va a ser el faro de la Argentina que queremos", agregó enseguida, postulándose de alguna manera para seguir los mismos pasos que su primo Mauricio y de Horacio Rodríguez Larreta, que utilizaron la jefatura de Gobierno como plataforma presidencial.

Pero en medio, todavía tiene pendiente definir su posicionamiento respecto del balotaje entre Massa y Milei: si se subordina a la táctica que previsiblemente tomará Mauricio Macri de apoyar al libertario o se delcarará prescindente.

Otra de las brasas calientes que tiene en manos es la conformación de su hipotético gabinete. Muchos dirigentes del PRO que quedaron en el camino en las PASO y en las generales buscarán reubicarse en el Ejecutivo porteño. Lo mismo que varios aliados. El domingo de la elección, desde el escenario de Parque Norte, ya dió una muestra gratis de sus preferencias: agradeció por el triunfo a “Mauricio (Macri), a Horacio (Rodríguez Larreta), a María Eugenia (Vidal), al Colo (Diego Santilli), al socialismo y la Coalición Cívica”, pero omitió mencionar a su ex rival en la interna, Martín Lousteau. Para que recuerde al radicalismo, además,  tuvieron que gritarle desde el público.

Un voto en degradé

Al igual que en las PASO, Jorge Macri se hizo fuerte en las comunas del norte porteño, sobre todo aquellas cercanas a su municipio de origen, Vicente López. En la Comuna 13 sacó 62 puntos; en la 14, 61; en la 12, 53, y en la 2, 65. Santoro, en cambio, hizo pie en la zona sur, donde logró derrotarlo en las Comunas 4 y 8, dos de los bastiones del peronismo en el distrito.

Una de las incógnitas que quedarán por despejarse es qué pasará con el voto en blanco. Por los vaivenes del método de votación, que cambió respecto de las PASO –se reemplazó la Boleta Electrónica por la de papel, en un sistema de “biombo oscuro”-- hubo un total de 10 por ciento de votos en blanco para la categoría jefe de Gobierno, unos 210 mil votos en total. Resta por ver cómo se computan en el recuento definitivo –en el que puede mediar algún tipo de acuerdo político–, lo que puede modificar el resultado general. Además de la categoría jefe de Gobierno, queda definir una banca en la Legislatura porteña que todavía es materia de disputa entre el peronismo y el PRO.