Preocupación. Es lo que se respira en el Gobierno por la desaparición de Santiago Maldonado. Pese a los intentos del Presidente por mostrarse descontracturado comiendo helados, el tema forma parte de las máximas discusiones en el Ejecutivo, donde algunos parecen aferrarse a la aparición de una pista salvadora que no llega. En Casa Rosada prima la idea de respaldar a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ante los pedidos de que renuncie (por lo menos, hasta después de las elecciones). El círculo intimo de Mauricio Macri sigue considerando productiva la estrategia de endilgarle al kirchnerismo la autoría de todas las manifestaciones y los reclamos. Durante el fin de semana lo culparon por “el clima de violencia” tras la cacería que llevó adelante la Policía de la Ciudad en la marcha del viernes. 

En línea con lo dicho en el Congreso por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el Gobierno continuará negando la participación de Gendarmería en la desaparición de Maldonado, continuará culpabilizando (de forma más o menos abierta) a los mapuches, mantendrá la difusión de pistas falsas (en Balcarce 50 apuestan a la hipótesis de una persona supuestamente acuchillada por un puestero, que ya fue varias veces desmentida). En los últimos días, tuvieron dos temas que les dieron un respiro ante la acuciante pregunta de dónde está Santiago: cuestionar a los gremios docentes por tratar el tema en las escuelas, y luego caerles a los “manifestantes violentos” y reclamar que todas las fuerzas políticas rechacen la violencia política, tal como lo planteó Peña.

Mientras, en las reuniones de gabinete se pone toda la expectativa sobre la ministra Bullrich, para que encuentre una solución al caso, alguna pista que explique lo que pasó con Maldonado en una forma en la que no haya costo político. Circulan las hipótesis más disparatadas para eludir la responsabilidad de Gendarmería. Otros macristas, en tanto, se van haciendo a la idea de cuál puede ser el desenlace. Según un participante de esos encuentros, la principal directiva del Presidente es que la ministra “colabore con la Justicia y haga institucionalmente todo lo que hay que hacer”. “Está todo centralizado en Seguridad”, indicaba otro integrante del gabinete. Si bien hay sectores que piensan que el desempeño de Bullrich no es el mejor, por el momento parecen guardárselo. “Supongo que Macri no va a soltarle la mano a la ministra antes de las elecciones”, indicaba un hombre que conoce a Macri desde hace muchos años.

“Nosotros seguimos en la misma línea: la que investiga la Justicia. Colaboramos con todo lo que pidan, atendemos a las organizaciones, nos reunimos con los abogados de la familia, etcétera”, señalaba un alto funcionario del ala de comunicación. En el ala política hay preocupación por el costo que puede traer la permanencia del caso en la agenda pública por tantos días. “Nos preocupa, pero por cómo lo encaramos por ahora creemos que no nos afecta”, evaluaban. Una alta fuente del Gobierno señalaba: “Hay un uso político demencial de cierto sector de la oposición que va a seguir. Sobre eso, no podemos hacer nada”.

Por lo pronto, desde el equipo de Peña enviaron un correo electrónico a todos los voceros con el asunto “Sobre Santiago Maldonado”. El mail –al que accedió PáginaI12– tiene el mismo sentido de la sección de la Casa Rosada “Qué estamos diciendo”: resume las palabras de Peña en Diputados como guía para ordenar el discurso oficial sobre el caso. Algunos de estos puntos dicen:

  • “La prioridad que nos tiene que unir a todos los argentinos es su aparición con vida”. Sostiene que la pregunta por Maldonado “hoy nos la hacemos todos los argentinos”, como forma de correr al Gobierno del foco.
  • “Hay que fortalecer las instituciones. No lo lograremos a través de la politización o las acusaciones sin fundamento”. 
  • “Pedimos prudencia de todos los sectores políticos y de todos los sectores de la sociedad, particularmente también a nuestros maestros y comunicadores”.
  • “No hay que buscar enemigos, ni ideológicos para atacar a una fuerza de la democracia como lo es la Gendarmería”.

Luego plantea algunas preguntas y respuestas. Por ejemplo:

  • ¿Por qué la ministra Bullrich dijo que el ministerio no da las órdenes operativas, pero (el comandante de Gendarmería, Diego) Balari dijo que sí?

No dijo que sí, dijo que responde a la superioridad, cosa que dice cualquier fuerza de seguridad.

  • ¿Por qué si la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se expresó, como también la ONU y otros organismos de derechos humanos el oficialismo no lo hizo?

Nos hemos expresado, pero sobre todo hemos actuado desde el primer momento, investigando junto a la Justicia, trabajando y colaborando para esclarecer este caso y, sobre todo, para que aparezca Santiago Maldonado. 

  • ¿Por qué el Presidente no recibe a los organismos de derechos humanos?

El Presidente también gobierna a través de sus ministros y el 16 de agosto pasado se llevó a cabo una reunión de 3 horas, que lamentablemente fue grabada y publicada. Más allá de los agravios que se vivieron en esa reunión, seguiremos dialogando porque hubo una invitación a seguir una comisión de trabajo permanente.

El Gobierno seguirá en esta línea mientras las encuestas no le indiquen que el caso Maldonado lo perjudica gravemente.