A nueve días de jugarse la final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y Fluminense en el Maracaná, las autoridades de Río de Janeiro decretaron la “ley seca” en los alrededores del estadio durante toda la jornada en que se dispute ese partido.

La medida fue tomada como parte de una estrategia preventiva de cualquier incidente que pueda generarse en la ciudad a la que arribarán miles de hinchas xeneizes provenientes de la Argentina y de distintas partes del mundo. Un dato estimativo habla del arribo de 100 mil boquenses, con y sin entradas.

De la misma manera se controlará a los torcedores del equipo rival, que tiene sede en la misma ciudad de Río de Janeiro y que por lo tanto ofician de locales.

La “ley seca” fue publicada en el Boletín Oficial del gobierno local, a través de un breve decreto que habla de la necesidad de “mantener el orden urbano” y de garantizar “los intereses del público” respecto de la seguridad en esa final, la más importante del continente.

En ese texto, la comuna dejó establecido que “queda prohibida toda y cualquier comercialización y consumo de bebidas alcohólicas en torno del Estadio Maracaná”.

Además, precisa que la medida regirá desde la medianoche del 4 de noviembre, fecha en que se disputa el partido, hasta las 6 de la mañana del día siguiente, a fin de evitar incidentes en los festejos de uno u otro club.

El decreto 53.417 firmado por el alcalde Eduardo Paes indica, además, cuáles son las calles de los alrededores del estadio en que no se podrá vender bebidas que contengan alcohol.

Ese entorno es bastante extenso y demarca un amplísimo perímetro que, inclusive, se aleja de las adyacencias del Maracaná. En esa zona, además, se desplegará el operativo policial con el que el gobierno carioca garantizará la seguridad y “los derechos fundamentales de los torcedores (hinchas)” de uno y otro club.