esde Nueva York

Respeto pero no amistad. Así se podría resumir la relación que une a Rafael Nadal con Juan Martín del Potro, protagonistas mañana(no antes de las 18.30) de una de las semifinales del Abierto de Estados Unidos de tenis. La otra la disputarán el sudafricano Kevin Anderson y el español Pablo Carreño Busta (no antes de las 17). 

Desde aquel histórico exabrupto del argentino tras la semifinal de la Copa Davis ante Rusia en septiembre de 2008, cuando en plena pista del Parque Roca, ante más de 12 mil personas en el estadio y algunos millones por televisión, Del Potro incitó a sus compatriotas a "sacarle del orto los calzones a Nadal", la relación entre ambos siempre bordeó la tensión.

No hubo encuentro público en el certamen de Madrid un mes después de aquella frase, cuando Del Potro ya se había arrepentido de sus dichos, aunque desde el campamento del español dejaron trascender a los periodistas que estaban en la cita una señal de tregua de parte de Nadal: "No tienes que disculparte de nada, vente a mi habitación a jugar a la play".

Tampoco se reencontraron en Mar del Plata, sede de aquella final de la Copa Davis, a la que Nadal no pudo concurrir por una lesión en la rodilla y Del Potro padeció una de las mayores frustraciones de su carrera, con una derrota ante Feliciano López, una lesión de tobillo, una ausencia que provocó polémica en el cuarto punto y una caída argentina en la serie que dejó secuelas importantes. 

El momento de mayor tensión dentro de una pista lo vivieron en los octavos de final de Wimbledon 2011. Justo antes del tie break del set inicial, Nadal pidió asistencia médica por un fuerte dolor en el pie. "Creía que no podría seguir en el partido. En aquel momento me han entrado ganas de llorar de dolor y tenía la sensación de que me había roto el hueso", dijo Nadal tras el partido.

El desencuentro surgió por el diálogo que mantuvo el argentino con el juez de silla en ese momento. Para Nadal, estaba protestando por el momento de la detención. Según Del Potro, le decía al árbitro que le diera a su rival el tiempo necesario para que se recuperara. Nadal no le creyó. "Nada de eso. Yo sé lo que vi y escuché", le dijo a un grupo de periodistas, después del partido que terminó ganando y que consideró uno de los mejores triunfos sobre hierba de su carrera.

Las visitas de Nadal a Argentina fueron otro punto de pequeños desencuentros. El número uno del mundo llegó en noviembre de 2013 a Buenos Aires y a Córdoba para jugar un par de exhibiciones junto con David Nalbandian y Juan Mónaco, dos de sus amigos en el circuito, que, curiosamente, no tenían la mejor relación con su compatriota. 

Por el contrario, un año antes, Del Potro fue el anfitrión de lujo de Roger Federer cuando el suizo llegó por primera vez a la capital argentina para jugar dos exhibiciones y visitar la Bombonera. Las palabras de admiración que Del Potro siempre tiene con el suizo son un indicativo claro: con relación a Nadal, sus declaraciones suelen ser mucho más protocolares. 

Tampoco le han faltado épica a sus encuentros, que son 13 en total, con ocho triunfos de Nadal y cinco de Del Potro, seguramente muchos menos de los que podrían haber sido si las lesiones no se hubiesen ensañado tanto con los dos.

Para el argentino, sus victorias más relevantes fueron en la semifinal del US Open 2009, que luego coronaría con el título, y en la semifinal de los Juegos Olímpicos de Río, donde ganaría la medalla de plata. Para Nadal, la gran revancha estuvo en la final de la Copa Davis 2011, donde le ganó en cuatro sets para cerrar la serie 3-1 y darle a España su quinto título.

Como siempre, el respeto y el protocolo primaron en la previa de la semifinal. "Del Potro es un jugador top. No lo es (en el ranking) porque no ha jugado mucho. Pero es top", dijo Nadal. "Una falla con Nadal te puede costar el partido. Cada momento que no pueda jugar bien me va a costar un set o el partido. Él está jugando muy bien este año y es el número uno del mundo", devolvió Del Potro. 

La última palabra la tendrán mañana cuando se vuelvan a ver las caras en el estadio Arthur Ashe.