“Vamos a hacer campaña como si fuera un ballottage”, explica uno de sus principales candidatos la estrategia que aplicará Unidad Ciudadana cuando inicie la recta final a las elecciones del 22 de octubre. Si bien esa idea de oponer al armado kirchnerista como única alternativa contra el modelo de “ajuste neoliberal” del macrismo se replicará tanto en la provincia como en la ciudad de Buenos Aires, habrá diferencias entre ambas propuestas. En la Provincia se potenciará la pertenencia peronista en busca de los votantes que en las PASO pudieran haberse inclinado por otras opciones y que ahora quieran evitar un triunfo de Cambiemos. Incluso, como cierre de campaña de Cristina Kirchner, evalúan un acto del 17 de Octubre multitudinario. En la Ciudad, en cambio, donde el voto peronista no gravita (y además no tiene otro lado donde ir), se privilegiará una estética más urbana apuntando al elector “progre” porteño, que se calcula es un tercio del padrón. La idea en ambos casos apunta a subir lo obtenido en las primarias en un rango que va de los tres a los cinco puntos, lo que serviría para confirmar el triunfo en la Provincia y obtener un diputado más en la Capital.

Uno de los ejes de la campaña de Unidad Ciudadana estará puesto en la idea de que la profundización del ajuste llegará después de las elecciones con las reformas laboral, impositiva y previsional y las subas de tarifas y combustibles, ya anticipadas por el oficialismo. Que, ante ese panorama, la única fuerza en condiciones de frenar la ofensiva de la gestión de Mauricio Macri es la que capitanea la ex presidenta. De ahí el eje “nosotros o el ajuste” con el que buscarán polarizar la campaña y quedarse con una parte del 65 por ciento que, según el análisis que repiten, votó contra Macri en las primarias. Hasta ahí las similitudes, ahora las diferencias.

Después del escándalo

Superado el escándalo del escrutinio, cerca de Cristina Kirchner aseguran que la estrecha diferencia conseguida contra Esteban Bullrich redondeó una gran elección si se tiene en cuenta el bombardeo mediático en su contra y que la campaña de Cambiemos la encabezó la propia gobernadora María Eugenia Vidal, unánimemente considerada como la dirigente política de mejor imagen. “Cristina peleó desde el llano, casi sin publicidad, contra un gobierno que maneja la Nación, la Provincia y la Ciudad y controla todos los medios”, analizaba un intendente de contacto frecuente con la ex presidenta.

La diferencia fue de apenas 20 mil votos. Hay intendentes que todavía no digieren las irregularidades del recuento. “Es la primera vez que me falla el sistema de mesas testigo que siempre hago en mi municipio. Acá pasaron cosas raras, hay resultados que todavía no me cierran. En octubre tenemos que estar más atentos”, sostenía otro intendente kirchnerista que ganó en las primarias, pero por un margen más estrecho al imaginado. 

En definitiva, la diferencia fue la que fue y esta semana ya aparecieron las primeras encuestas que hablan de un arranque favorable a Bullrich, supuestamente favorecido por un traspaso de votos desde la poco taquillera alianza de Sergio Massa y Margarita Stolbizer. Según esos trabajos encargados por el oficialismo, Cambiemos tendría entre tres o cuatro puntos más de parte de votantes de 1País en las PASO que ahora no quieren que gane Cristina Kirchner. En tanto, marcan que Unidad Ciudadana hasta ahora sumó un punto de electores peronistas que en agosto se inclinaron por Florencio Randazzo. Por eso, en el entorno de la ex presidenta sostienen que hay terreno para trabajar. Primero, con los intendentes y demás dirigentes que apoyaron en las primarias al ex ministro de Transporte y ahora manifiestan su respaldo a la ex presidenta. También esperan que los gremios jueguen un rol más activo en la campaña, expresando su rechazo a las políticas de ajuste que afectan a los trabajadores. Para convencer a quienes sigan renuentes está la idea de una “peronización” del mensaje.

Unidos triunfaremos

Hay una base de tradición peronista entre los electores bonaerenses de los sectores medios y bajos, que si bien votaron mayoritariamente a CFK también optaron, en menor medida, por otras opciones. La aspiración en Unidad Ciudadana es subir entre tres y cinco puntos en base a votantes de Massa, Randazzo y de opciones que no superaron las PASO como las de Pino Solanas, Vilma Ripoll y Víctor De Gennaro. Una de las cartas que tienen para atraerlos ya fue lanzada. El planteo de que, dado que senadurías de Cristina Kirchner y de Bullrich están aseguradas, lo que se discute en octubre es si la tercera banca corresponde a Jorge Taiana o a Gladys González, una alternativa que no debería generar dudas entre los electores peronistas dada la conocida trayectoria militante del ex canciller.

Conversada vía Skype con el consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí, la campaña de CFK para las PASO tuvo el sello ciudadano en primer lugar. Actos cortos con protagonismo de la gente, pocas banderas políticas. “Menos militancia, más activistas”, es una de las máximas que repite Gutiérrez Rubí -que en España asesoró al PSOE y a Podemos-, dado que los activistas tienen más iniciativa mientras que los militantes tienden más a obedecer. Otra de las de sus frases es “menos sedes y más redes”, para marcar que hoy la atracción al elector pasa más por Facebook que por las unidades básicas. Pero hasta Gutiérrez Rubí coincidió luego de las PASO que la campaña debía tomar un giro en busca del peronista aún reacio. 

Los intendentes ganadores tendrán más protagonismo. El viernes, en Avellaneda, se vio algo del nuevo estilo. Cristina Kirchner realizó una caminata junto a Jorge Ferraresi por un barrio humilde de Villa Domínico generando un imaginable revuelo. La idea es aprovechar el carisma de la ex presidenta, especialmente en los sectores más bajos. Habrá más actos con militancia y banderas y un cierre con condimento especial. El 17 de Octubre, a poco del fin de la campaña, se celebrará a todo trapo con una convocatoria que imaginan multitudinaria. Hay varias sedes en carpeta pero la que lleva la delantera es la cancha de Racing, que además de llamarse Juan Domingo Perón es el club de los amores de Néstor y Máximo Kirchner.

Deben ser los gorilas

Muy diferentes son las perspectivas en la ciudad de Buenos Aires, distrito esquivo al peronismo si los hay. La lista con la que Daniel Filmus se impuso en las primarias se llamó Unidad Ciudadana pero ahora el nombre del frente es Unidad Porteña, así que aprovecharán la denominación para hacer una campaña con estética bien urbana. Con Elisa Carrió muy arriba y la Unidad establecida como la principal oposición al macrismo en el distrito, la aspiración es subir del 20,7 por ciento de las PASO al 25 por ciento, lo que le permitiría aspirar a un diputado y un par de legisladores más. 

Para eso apuntarán al electorado progresista porteño que se sienta enfrentado a las políticas del macrismo. “Si conseguimos presentarlo como un ballottage, algunos que eligieron otras fuerzas opositoras nos van a votar a nosotros”, sostenía un candidato que participa de la discusión de la estrategia. La aspiración es conseguir un par de puntos de quienes votaron a Martín Lousteau y al massista Matías Tombolini, y otro par de las opciones de izquierda que quedaron afuera en las PASO.

Si no parece fácil es porque no lo es. Las encuestas concluidas esta semana arrojaron algunos datos preocupantes. Carrió subió unos puntos y Filmus también, pero en menor medida. Pero lo más tajante es la división del electorado porteño en dos tercios y un tercio. Los dos tercios mayoritarios justifican todo lo que haga el gobierno macrista, desde su inacción para encontrar a Santiago Maldonado hasta la represión y detenciones posteriores a la marcha que reclamó por él. Para ellos todo eso está bien en la misma medida que no quieren saber nada con votar algo que tenga que ver con el kirchnerismo. Si Unidad Porteña quiere pescar nuevos votos, tendrá que hacerlo en el tercio restante.