¿Cuál es el costo del Pack para ver el fútbol de la Superliga de Primera, si para ello resulta imprescindible un abono a las televisoras por suscripción (TV satelital o cable)? ¿Y qué porcentaje representa este costo respecto de los ingresos de cada argentino? 

Mientras hablan de “contenidos convergentes”, el Gobierno y la AFA restringen al fútbol como consumo restringido para pocos. La mayoría revisará sus inelásticos ingresos, pondrá la ñata contra el vidrio de algún bar, o fantaseará con ser pirata de derechos ajenos y difícilmente alcanzables.

La naturalización del pago para ver televisión fue un gran logro del establishment audiovisual en los 90. Se efectivizó a través de la tv de cable –y en menor medida la satelital–, llegando a un alcance actual (o “penetración” según la jerga de analistas de mercado) algo superior al 80 por ciento de hogares. Aun familias con alguna necesidad básica insatisfecha pagan para ver TV.

El promedio del paquete básico de TV por suscripción de Argentina es uno de los más caros de Latinoamérica, oscilando entre los $637 (Cablevisión) y $890 (DirecTV), que de conjunto marcan un promedio de unos 52 dólares por mes. 

También la conectividad telefónica móvil y el servicio de Internet son altamente valorados para una vida digna en nuestros días. Sus costos de abono, sumados a la televisión de pago, aumentan la presión sobre los asalariados y cuentapropistas.

Tras el retiro de los aportes públicos en forma de publicidad oficial (Fútbol para Todos), analizamos el esfuerzo presupuestario de un grupo familiar para disponer del “producto Pack Fútbol”.

Para ver el fútbol de Primera se requiere un abono HD (alta definición): esto empuja a los abonados de menor precio de TV de pago hacia combos, promociones u ofertas empaquetadas que elevan su gasto. Por ejemplo: si se toma el abono más económico de Cablevisión (el analógico de $ 637), se le debe agregar un plus de $ 242 de “mantenimiento” del HD, más el “Pack Fútbol” de $ 300 por mes. Total: $ 1179  (o no menos de $1000, si el consumidor negocia en estos días una promoción vía atención telefónica). En ciudades como Río Cuarto, Oberá o Santa Rosa hay competencia de Cablevisión con operadores locales o cooperativas por cuanto se reduce el costo. En la capital de La Pampa, Cablevisión bajó el abono básico a $495 porque su principal competidor, la Cooperativa Popular de Electricidad, Obras y Servicios Públicos, ofrece un básico de $229 más $25 por decodificador.

En Argentina, el gasto en abono básico de TV por suscripción se calcula en el 3,2 por ciento en relación al ingreso per cápita (The Competitive Intelligence Unit, 2017). Pero ese promedio esconde desigualdades que afectan a los sectores populares.

  • Ingreso familiar. El ingreso total familiar medio (aglomerados urbanos según INDEC) alcanzó los $23.468 para el primer trimestre de 2017. Comprobamos que la mitad menos favorecida de la población tiene ingresos por $16.727 o menos: para estos hogares, acceder a contenidos audiovisuales pagos como el fútbol representa no menos del 7% de su mensualidad. Continuando con la relación entre ingresos y costo de fútbol + TV cable, para tres de cada diez hogares urbanos de la Argentina ver el Futbol de Primera insumirá más del 10 por ciento de sus ingresos mensuales.
  • Canasta básica. A julio de 2017, una familia integrada por un matrimonio y dos hijos en edad escolar necesitaba $15.024 para superar la línea de pobreza, de acuerdo a la Canasta Básica Total. Es decir que una familia al filo de la línea de pobreza que consuma TV de pago + pack fútbol debería usar el 7,8 por ciento de sus ingresos mensuales.

Ante esto, deben estar muy preocupadas el resto de las industrias culturales o creativas. Porque si la televisión de pago y el fútbol se llevan crecientes fondos de los segmentos más desfavorecidos de la población argentina, ¿cuánto les quedaría para gastar en ir al cine, ver películas o series on demand, comprar diarios, ir a recitales o espectáculos, consumir música en sus variados soportes?

No resulta prioritario para el actual modelo macroeconómico ampliar la base del consumo interno ni tampoco la cuestionable “inclusión por consumo”. 

El fútbol para pocos resulta entonces una regresión en el derecho a la comunicación, una nueva forma de disciplinamiento hacia el pago por visionado de contenidos de interés masivo, donde resulta esperable para las autoridades públicas y corporativas que los excluidos asuman o resuelvan su incapacidad de estar a la altura de la nueva “canasta básica de consumos audiovisuales”. 

* Docente investigador FSOC-UBA, Observatorio Dercom.