Fundado en 2013, AfD es un partido que se opone a la Unión Europa, crítico del euro, que añora el marco, con un discurso populista de ultra derecha. Promueve prohibir el Islam en en el país, cerrar las fronteras y expulsar a los extranjeros que representen una amenaza para la seguridad nacional. A todo esto se suman las declaraciones de sus dirigentes respecto de la mayor tragedia alemana de la historia: el nazismo. Con presencia en la mayoría de los 16 parlamentos regionales, AfD podría cosechar el 24 de septiembre un 12 por ciento de los votos, con lo que se convertiría en la tercera fuerza detrás de los demócratas cristianos de Merkel y el Partido Socialdemócrata (SPD).

Así, un grupo identificado con ideas nazis, que llegó a manifestar “vergüenza” por el monumento a las víctimas del Holocausto, podría tener representación parlamentaria, algo que no ocurre desde 1945, con la caída del régimen tras la derrota militar en la Segunda Guerra.

AfD presenta dos candidatos a ocupar la Cancillería. Uno de ellos, Alexander Gauland, de 73 años, acaba de reivindicar al Tercer Reich. "Si los franceses tienen el derecho a estar orgullosos de Napoleón, los británicos del almirante Nelson y de Churchill, nosotros debemos tener también el derecho a estar orgullosos de la actuación de los soldados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial", declaró en Turingia en un acto electoral, el pasado 2 de septiembre. Poco después agregó que "ningún pueblo ha sido tan expuesto por un pasado falso como el alemán" y que por tal razón "tenemos el derecho a recuperar nuestro pasado y nuestro país".

La respuesta provino de Thomas Oppermann, vocero del SPD en el Bundestag, quien calificó a Gauland como un “militarista de la ultraderecha”. El político de centroizquierda, además, agregó que no podía imaginar "cómo alguien puede estar orgulloso, ni siquiera parcialmente, de la muerte de millones de personas, de crímenes bárbaros y de la destrucción de Europa".

La otra candidata del AfD, Alice Weidel, de 38 años, a su turno, fue denunciada por emplear en su casa, en negro, a una mujer de origen sirio que tiene pendiente la aprobación de su solicitud de asilo. Así lo reveló el semanario Die Zeit, quien denunció que Weidel paga 25 euros por hora de trabajo, en efectivo y sin factura. 

La misma candidata inició un juicio para impedir que se difundiera un correo electrónico en el que se refiere a Merkel y su gabinete como “cerdos” y “marionetas de las potencias vencedoras”, en alusión a los Aliados que derrotaron a Hitler en 1945. Si bien el mail es de 2013, el diario Die Welt asegura que en él, Weidel advierte que Alemania será "inundada por pueblos de culturas extrañas como árabes y gitanos", cuya consecuencia será una "sistemática destrucción de la sociedad burguesa", todo bajo el impulso de los "enemigos de la Constitución que nos gobiernan".

Gauland, por su parte, también tiene complicaciones en la Justicia, acusado de incitación al odio por proponer "eliminar" a la secretaria de Migración, Aylan Özoguz, de origen turco. Lo hizo utilizando la expresión “entsorgen”, alusiva a la eliminación de basura-

Mientras tanto, el partido suma apoyos desde el exterior. Nigel Farage, el ex líder del ultraderechista Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), llegó hoy a Berlín para participar en un acto de AfD. Farage, uno de los cerebros del Brexit, casado con una alemana, se encargó de aclarar que estaba en la capital alemana sólo en apoyo de la candidata de AfD Beatriz von Storch, y reclamó un acuerdo de ruptura sensato entre Londres y el bloque continental, que evite una "catástrofe" para las empresas y los trabajadores.

De acuerdo con los últimos sondeos, Merkel y los democristianos llegarían al 38 por ciento de los votos, contra el 22 de los socialdemócratas de Martin Schulz. AfD, mientras tanto, pugna por ser la tercera fuerza, pasando la barrera de los dos dígitos, en una pugna con los la izquierda, los Verdes y el Partido Liberal.