Casi una veintena de discos editados entre 1982 y 2016 son parámetro de la prolífica producción de Pedro Aznar, que para celebrar sus 35 años como solista le dio forma a Resonancia, retrospectiva que contempló la publicación de una caja que reúne esa producción discográfica y un Ep con novedades, junto a un espectáculo que sintetiza el recorrido. Acompañado por Julián Semprini en batería, Alejandro Oliva en percusión, Coqui Rodríguez en guitarra y Federico Arreseygor en teclados y voz, esta noche (a las 21.30) Aznar llegará a El Círculo para estrenar en Rosario esa propuesta.

‑ Si bien un músico siempre lleva consigo la propia historia artística, este tipo de retrospectivas permiten concentrar la mirada en el camino recorrido. ¿Qué sentimientos te despertó la gestación de Resonancia?

- Fue muy conmovedor volver a escuchar en detalle todos mis discos. Me encontré con muchas cosas que me volvieron a sorprender y emocionar. Haber remasterizado muchos de ellos me hizo sentir, un poco, como si los estuviera rehaciendo, y al escucharlos con un sonido actual, fresco, me dieron una perspectiva nueva de todo ese trabajo. ¡Estoy muy feliz con todo lo hecho!

- ¿Qué criterios primaron al momento de seleccionar entre la cantidad de obras que fueron conformando tu repertorio en estos 35 años?

- Estamos lanzando, junto con la gira, una caja donde se incluyen los 18 discos más un EP de cuatro temas nuevos, ya que quise que la experiencia fuera no sólo retrospectiva, sino que estuviera enraizada en el hoy y diera un vislumbre de lo que viene por delante. A eso se suma un libro de cien páginas, con fotos nunca vistas, anécdotas, el detrás de escena de todos los discos y reflexiones sobre mi vida y mi obra en todos estos años. También habrá una recopilación de toda esa obra, llamada Esenciales, que es una reducción en 36 canciones. Se hizo difícil elegir cuáles músicas poner, pero traté de usar el título como guía. Siento que representa un buen resumen de mi obra, allí están los puntos principales de mi propuesta.

‑ El público debe tener sus preferencias dentro de ese recorrido. ¿Incidió de algún modo la mirada de tus seguidores en el proceso de creación de Resonancia?

- En cuanto a la elección del repertorio para la gira, sí, ya que ahí tuve que elegir una o dos canciones de cada disco, y traté de hacer un equilibrio entre las que me parecían más representativas, las que tenían un valor histórico importante, mi gusto personal y, desde luego, las que sé que la gente quiere escuchar. El show va en orden cronológico, y es muy emocionante pasar toda esa música tan cargada de recuerdos por el cuerpo. Es un hermoso viaje.

‑ El paso del tiempo brinda nuevas herramientas para compositores que, como vos, se mantienen dentro de una búsqueda estética y, a la vez, sostienen el estudio y están abiertos a distintas músicas. ¿Qué aspectos compositivos sentís se han modificado a lo largo de tu trayectoria? Y, en esa misma línea, ¿cuáles considerás que te siguen atravesando como autor?

- Lo que sigue sin cambios es la búsqueda de la excelencia y la emoción. Si algo no me toca el corazón o despierta mi entusiasmo o curiosidad, lo descarto. Y eso mismo hace que esté en constante movimiento y cambio, siento que es la única manera de seguir creciendo. Y lo que cambió desde mis primeros años como compositor tiene que ver con la maduración, con elegir quedarme con la médula de las cosas, ir por lo esencial de una manera más directa y contundente. Conjugar la profundidad con la simplicidad es una cosa difícil de lograr, y los años ayudan a consolidarlo.