En línea con los nuevos tiempos políticos, el juez federal de Rosario Omar Paulucci otorgó la prisión domiciliaria al represor Luis Abelardo Patti al considerar que padece una discapacidad desde hace años que resulta en un trato degradante y inhumano dentro de la cárcel. Sin embargo no parece ser así. Patti, de 66 años, condenado a prisión perpetua en dos causas en 2011 y 2016, permanece detenido en el Hospital Penitenciario Central de Ezeiza con asistencia médica de 24 horas. En su causa no hay ningún informe del Cuerpo Médico Forense (CMF) que indique que tiene que ir a su casa ni ser internado. Lo mismo sucede con los informes de peritos de querellas y Ministerio Público Fiscal. Todos ellos sostienen –desde hace años– que Patti es un gran simulador y que “no tiene afectación ni dolencia alguna que requiera algún tipo de internación”. Pese a ello, la salida de la cárcel es cuestión de horas. Patti ya obtuvo una domiciliaria en junio, fue confirmada por la Sala IV de la Cámara de Casación Penal en agosto y pese a que ésta resolución va a ser apelada por el fiscal Adolfo Villate todo indica que el ex comisario de Escobar puede ir a su casa. De hecho, anoche buscó camas en el Instituto Fleni para dejar la cárcel. Cama que no encontró. 

“Esta decisión vuelve a hacer una burla hacia las víctimas y a quiénes en el algún momento confiaron en la justicia y prestaron declaración en las causas. El mensaje es muy negativo y de un valor simbólico muy fuerte”, dice Ana Oberlin a PáginaI12, abogada querellante en las primeras causas que buscaban llevarlo a juicio. “A mí me reeditó la discusión que tuvimos en la Cámara de Diputados para evitar primero que no jurara y  después que no asumiera como diputado, cuando lo que escuchábamos todo el tiempo era que el hecho de que ocupara cualquier lugar de poder era un mensaje para sus víctimas que lo cubría de la impunidad de la que había gozado muchísimos años. Fue muy difícil, muy difícil revertir eso, y esto a lo que nos lleva es a reeditar esa sensación de que nuevamente Patti se está saliendo con la suya”.

Silvia Kochen es Directora de la Unidad Ejecutora de Neurociencias y Sistemas Complejos del Conicet, docente de Neurología de la Facultad de Medicina de la UBA, intervino como perito ad honorem en la causa de parte del Ministerio Público Fiscal y siguió de cerca la evolución de Patti. “Los jueces no tuvieron en cuenta que acá hay consenso entre el Cuerpo Médico Forense y los peritos de parte –dice–: Patti no tiene ningún tipo de afectación para estar internado como dice el reclamo de su defensor, de hecho estaba en el Hospital Penitenciario de Ezeiza cuando en realidad no tenía una dolencia para estar ni siquiera en ese hospital. Por eso creo que lo más grave de que tanto el juez de San Martín como el de Rosario no tomaron en cuenta los consensos y atribuyen razones de salud inexistentes para otorgar la domiciliaria. En ese sentido más allá de la indignación que puede provocar, eso es parte de lo más importante”. 

Patti permanece detenido en el Hospital Penitenciario Central de Ezeiza condenado a perpetua por dos causas: una de 2011 por secuestros, tormentos y el homicidio de Gastón Goncálves y otra en Rosario de 2016 que incluyó condenas por los crímenes de Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereira Rossi. Desde hace años, sin embargo, se esfuerza por fraguar cualquier tipo salida de la cárcel. Lo hizo incluso durante las audiencias del primer juicio en San Martín donde se hacía llevar en andas y acostado en una camilla ante un tribunal que ya desde entonces no le creía nada y lo obligaba a permanecer como sea las audiencias. En Ezeiza tiene atención médica de todas las especialidades, sector de rehabilitación al que no acude por decisión propia y una celda que los detenidos llaman camarote, pero además mantiene ínfulas de mando.

Villate es el fiscal que prepara la apelación. “El juez concedió la domiciliaria porque sostiene que Patti viene sufriendo una situación de discapacidad desde hace años y que esa situación se convierte en una especie de trato degradante y cruel –dice a PáginaI12–. Pero eso no dicen nuestros peritos médicos. Hace poco los peritos volvieron a decir que Patti está en condiciones de permanecer en su lugar de detención. Pero además hay personas del penal que mencionan sus buenas condiciones físicas. Y que de hecho es quien de alguna forma lleva la voz cantante en el HPC de Ezeiza”.

–¿Y eso es por qué? ¿Como una suerte de delegado? 

–No, delegado no. Un detenido vino y nos dijo: yo le tengo miedo a Patti porque es una persona que tiene muchas fuerza en los brazos. Una vez vio a esta persona fumando e intentó pegarle. Esta persona dio a entender que Patti estaba en buenas condiciones físicas y que cuando va a examinarlo la gente del Tribunal en realidad simula su alteración, esto es lo que viene ocurriendo hace tiempo y el diagnóstico que viene peleándose en el expediente: la simulación.

Ese diagnóstico es uno de los problemas de las últimas resoluciones. Paulucci explica en la resolución que basó su decisión en lo que llama la figura “de visu”, cuya traducción del latín significa mirar con los propios ojos, en este caso al detenido. Esto significa que fue a la cárcel a observar a Patti para evaluar la decisión en un escenario donde el evaluado en realidad tiene un diagnóstico de simulador. Este es una de las objeciones a su fallo. “Le pregunté al juez –dice Kochen– cómo podía saber él que mirando a un sujeto evaluado repetidas veces –en el que hubo consenso entre peritos de parte y Cuerpo Médico Forense que estaba simulando–, cómo podía atribuirse ese don de probar que bastaba mirarlo para saber si estaba enfermo o no estaba enfermo. Por supuesto, se dio media vuelta y se retiró pero creo que este es uno de los puntos centrales del problema de la evaluación”. 

La invocación de “de visu” es un paraguas que se usa para tomar la decisión en la que el juez apela a la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad que comenzó a ser usada por los detenidos por crímenes de lesa humanidad que buscan su salidas de las cárceles. 

También Ana Oberlín recuerda la simulación del primer juicio como eje de este momento. “Ese fue un dato importante en el primer juicio donde se logró la condena por muchos casos pero por particularmente por el homicidio de Gastón Goncálves, el ficcionó durante varias audiencias una situación de salud que después corroboramos que no era tal. Entonces nosotros seguimos pensando que se trata de esa misma situación que usa para eludir el cumplimento de la pena”.

En esa línea, Kochen menciona que en otros casos tuvo problemas de evaluación y de consenso con los peritos del Cuerpo Médico Forense, pero no este porque “la simulación era muy burda”. Entre los algunos ejemplos menciona que Patti tiene una lesión en el hemisferio no dominante para el lenguaje, pero en algunos momentos de la pericia simulaba una alteración del lenguaje que se llama afasia. O tenía tonicidad y reflejos normales en su cuerpo, pero el decía que no podía caminar y cuando se evaluaba la fuerza segmentaria de los miembros no se observaban dificultades. “También simulaba en otras situaciones distintos síntomas o tenía secuelas como una hemianopsia, es decir una lesión que le impedía mirar por una parte del ojo, pero esto no merece rehabilitación por eso no se justificaba un tratamiento particular ni mucho menos una internación”.

Los nombres de los responsables del fallo son importantes para las querellas. Además de Paulucci, mencionan a Germán Castelli el juez de ejecución del TOF 3 de San Martín que tomó la decisión de darle la domiciliaria el 2 de junio; los integrantes de la Sala IV de Casación que por mayoría le hicieron lugar a la resolución. El médico forense de la Cámara Federal de Rosario, José Roberto Settecasi, sobre cuyo informe se basó Paulucci.