“Mañana me sacan el yeso”, anuncia con alivio Gabriel Orozco, guitarrista de Usted Señálemelo, quien se fracturó uno de sus dedos de la mano izquierda tras ver a Juan Wauters en el Club Cultural Matienzo. Eso postergó la presentación en Buenos Aires del nuevo álbum de su agrupación, II (o “Dos”), uno de los grandes hitos del pop independiente mendocino –que se dio a conocer como Manso Indie– con la algarada que desató este año. Si bien no debería sorprender el discazo del trío, y por más que haya sido plenipotenciario cuyano en el último Lollapalooza porteño (estableciendo un precedente para las movidas federales), curiosamente lo terminó de legitimar en una escena de la que es su principal abanderado. Es que su disco antecesor, llamado igual que el grupo, irradiaba un sonido alternativo y plural en una época que demanda definiciones. Pero eso sucedió hace dos años y mucha agua corrió bajo el puente desde entonces.

Justo luego de actuar en el Main Stage 2 de la segunda fecha del Lollapalooza, la banda tanteó en Niceto Club las canciones de esta secuela. De paso, sus integrantes aprovecharon la jornada para despedirse formalmente de Perras on the Beach, proyecto que ayudaron a diseñar junto a Simón Poxyran y Bruno Beguerie, hermanos respectivamente de Juan Saieg, cantante y tecladista de Usted Señálemelo, y de Lucca, su baterista.

A pesar de que para muchos era una oportunidad inigualable para explotar su delirio sonoro, la terna, de igual forma que sucedió al tomar el tutor de la segunda generación del indie mendocino, y así como cuando retó al centralismo del rock argentino quedándose en su terruño para desarrollar su carrera, prefirió drenar toda su energía en desafiar las leyes de la gravedad del pop. Lo que sintetiza a cabalidad su flamante material: un diálogo entre la sofisticación y el lo-fi manufacturado por los californianos Ariel Pink y Ty Segall.

“Estamos en la Costa Oeste”, bromea Lucca Beguerie en una casa de Palermo, durante una visita exprés del grupo a esta capital. “Fue un año de componer y producir, lo que no sucedió en el primer disco. Esa fue una de las causas de que este trabajo fuera tan distinto, porque fue encarado desde el principio de otra manera. Buscamos algo que no pudimos encontrar hasta entonces.” A lo que Cocó agrega: “En realidad, no decidimos cambiar. Fue más natural escuchar otras músicas e incursionar en el estudio, porque el primer disco lo grabamos con el padre de Lucca y mi viejo (el folklorista Raúl ‘Tilín’ Orozco, integrante de Orozco-Barrientos), que hicieron de productores. Pero esta vez estuvimos los tres solos en el estudio indagando en sonidos que por ahí no son los que se deben hacer. Ibamos buscando nuestras cosas.” Y Juan cierra: “Es muy difícil soltar un disco, siempre seguirías poniendo cosas”.

¿Cuándo dijeron basta?

Cocó: Nunca lo dijimos. Sólo lo dejamos de hacer. A esa altura, los tres estuvimos conformes. Pero podríamos haber seguido regrabando cosas durante años.

A cuatro meses de su salida, y en medio del frenesí que causan Perras on the Beach y Luca Bocci, ¿cómo ha sido el tiempo de vida de un disco que nadie esperaba que provocara todo lo que generó?

Juan: Teníamos miedo de que no gustara. Y cuando salió fue todo lo contrario. La gente nos re apoyó.

Lucca: La gente entendió la situación de la banda. Sabían que éramos más chicos cuando hicimos el primer disco. Teníamos 16 años, ahora estamos alrededor de los 21. Pero en el segundo logramos expresar lo que nos pasaba. Así que no vieron sólo lo musical, sino también lo personal. Cambió todo muy rápido.

Si bien II tiene un sonido identitario, se notan las influencias. ¿Cómo sintetizaron la idiosincrasia mendocina en un sonido más global?

Cocó: Ahora con la Internet usamos muchos samples y data. Cuando componíamos un tema, en esas dos semanas escuchábamos varios discos. Pero al terminarlo, aparecieron otros de diferentes partes del mundo. Y esa cantidad de influencias se ve reflejada en una sola canción.

Lucca: Eso pasó porque lo fuimos componiendo en diferentes tiempos. Hubo temas que fueron compuestos hace año y medio, y otros en un mes. Entonces eso hace que todas las canciones sean diferentes. Aunque también quedaron varias fuera porque eran raras o experimentales y queríamos algo más homogéneo.

¿Y qué escucharon durante el proceso?

Lucca: King Krule, Blood Orange, Metronomy y Growlers es lo que me viene ahora a la cabeza. Pero esas influencias no las encontrás de manera evidente, y eso me sorprende. Hacíamos un tema esperando una estética y nada que ver.

Lo que sí queda en evidencia es el existencialismo que envuelve las letras. ¿Hubo algún disparador?

Cocó: La mayoría de las letras las hace Juan. Por eso pone esa cara…

Juan: Me inspira el estar triste. También estar feliz, pero en este disco hay muchas canciones que tratan acerca de la nostalgia. Algunas de las letras son rejunte de cosas. Otras van a algo definitivo, aunque no buscamos unificarlas. Me gusta que la gente les dé su propio significado.

¿Son conscientes de que usan la canción como vehículo para comunicarse con su generación?

Cocó: Hay gente que nos dice que estaba segura de que la canción hablaba de otra cosa, y no le vas a decir que no. Nosotros hacemos las canciones y hablamos de algo personal. O por ahí no. Pero siempre la interpretación es libre. Juan cae con una letra y la desciframos de una manera. Casi nunca le preguntamos de qué trata. Intuimos su origen porque lo conocemos.

¿Se hacen cargo del impacto que provocan en el público? ¿O se ven en el futuro como unos universitarios burgueses?

Lucca: ¿Te parece que vamos a terminar así? Entré en la facultad y me echaron. La educación allá no es mala pero sí anticuada. Si querés estudiar algo contemporáneo en Mendoza, a nivel académico, no hay nada. Tenés sólo música clásica o a lo sumo folklore.

Cocó: Eso no significa que no estudiemos o trabajemos.

Antes de asomar esta escena, ustedes auguraron la revolución sonora que sacude a Mendoza y al resto del país. ¿Estaban convencidos de que iba a suceder o era mera especulación?

Lucca: No es que cambió tanto. Pero esta escena atrajo a la gente porque no hay prejuicios. Nos pasaron cosas con las que pudimos corroborar eso. También es mérito de las bandas. Existe una preocupación por ensayar y sonar bien, y eso nos favorece a todos.

A propósito de esto, ¿cuál es el artista mendocino que se viene?

Lucca: Spaghetti Western. La van a fundir.

¿Por qué decidieron cortar con lo de establecerse en Capital para llevar adelante una carrera?

Lucca: Por como están las cosas, ya la música no es de ningún lugar. Hoy podés meterte en internet y escuchar una banda, y vas a tener la misma llegada si sos de capital o de otro lugar. Y en Mendoza hicimos base porque mis viejos tienen un estudio. Cuando empezamos a venir a Buenos Aires nos dimos cuenta de que podíamos hacer eso cada cuatro o cinco meses y sumar público, no teníamos ganas de renunciar a lo bien que estamos en casa. Además, estar allá nos dio la posibilidad de ir a Chile antes de a Buenos Aires, y eso nos hizo pensar que podíamos viajar con frecuencia, sin tener que mudarnos.

¿Por qué dejaron Perras on the Beach?

Cocó: El año pasado, cuando hicimos por primera vez Niceto con Perras on the Beach y Las Cosas que Pasan, yo tocaba un instrumento diferente en las tres bandas. Y a todas nos empezó a ir bien. Así que fue una necesidad que cada uno le pusiera todo a su proyecto. Terminábamos muy fundidos… Ahora hay una nueva formación y es hermoso, son todos mendocinos, de la misma edad. Simón se nos aceró y nos preguntó qué nos parecía si los metíamos. Estamos contentos.

¿Cuánto influyó Chupalapija, el disco debut de Perras, en II?

Lucca: Ese disco, que fue puro experimentar y hacer cualquier cosa, nos incentivó a hacer II de una forma parecida.

Cocó: Hace muchos años que flasheamos con la producción. Estuve en Ahora, el disco solista de Luca Bocci, y es algo que nos gusta mucho a los tres. No vamos a dejar que ninguno de nosotros o de nuestros amigos en Mendoza saque un disco malo. Nos cuidamos entre nosotros.

¿Es cierto que Alicia, el proyecto grupal de Bocci, y Usted Señálemelo eran el Godoy Cruz versus Independiente Rivadavia del indie mendocino?

Lucca: Nos conocemos desde los 11 años y se dio al pedo una rivalidad que nunca había existido. El Dengue –Mariano Di Césare, frontman de Mi Amigo Invencible y El Príncipe Idiota– hizo de intermediario. Publicó un post en Facebook en el que decía que no entendía cómo podíamos estar enfrentados siendo tan grosas las dos bandas. Nunca fue real, todo fue de Facebook.

¿Cómo ven la movida federal de la que son parte?

Cocó: Federal es eso, que Mendoza no sólo venga a Buenos Aires, sino que también la Capital vaya para allá. Todos estamos viajando y pegamos buena onda con las demás bandas del país.

Cuando irrumpieron Los Enanitos Verdes, lo que ustedes lograron era imposible…

Lucca: Mi viejo era amigo del guitarrista. Los conozco desde que nací. Igual, son un caso particular porque ellos sí se vinieron a Buenos Aires. Pero la pegaron más en México que en Argentina. Ahora volvieron a Mendoza.

Cocó: Hay gente muy grosa que se quedó en Mendoza. El folklore cuyano y mendocino no se le da bola desde hace décadas y tiene una movida recontra interesante.

¿Cuánto influye el entorno en lo que hacen?

Lucca: Mucho. Aunque no directamente. Nosotros vivimos en una ciudad que es muy diferente a Buenos Aires, y eso nos hace tener una realidad diferente y pensar en otras cosas. De igual manera que el desarrollo de la banda. Nos pensamos como un grupo de Mendoza, lo que es diferente a un artista de Capital.

Cocó: Hay otros tiempos. Todo se hace más largo acá, mientras allá es más tranqui y montañés.

¿Cómo se sienten al ser parte de este momento?

Lucca: No pensamos en otra cosa. Estamos enfocados en esto. La banda es la vida.