¿Cómo hacer para que un dibujo se convierta en un emoji mundial? Esa  pregunta se hizo Jenny 8. Lee, una periodista estadounidense, cuando le escribió a una amiga para invitarla a comer y no encontró, en el chat de Whatsapp, el ícono de una empanada. Al notar esa carencia en el diccionario virtual e investigar cómo funciona el mundo de los emojis –una empresa con sólo doce miembros aprueba todos los diseños para cualquier red social– Lee armó una comunidad (EmojiNation) para acercar la creación de los diseños a los propios usuarios. “Una especie de emoji del pueblo para el pueblo”, describió. Un grupo de argentinos ya elevaron un pedido: un emoji de mate.

Jenny 8. Lee –ella misma pide que escriban su nombre con número y punto– se declara una “activista del emoji”. Tan sólo un par de años atrás, la única relación que mantenía con esos dibujos era por medio de los grupos de WhatApp y chats en redes sociales. “Cuando me escribía con mi amiga Yiying Lu estaba sorprendida que no exista un emoji de empanadas. No sólo porque hay emojis de varias comidas japonesas, sino porque los dumpling son universales. Los hay en Argentina, en Polonia, en Italia y hasta en Georgia”, comentó Lee, que estuvo presente en el reciente Media Party 2017, el evento de tres jornadas, 13, 14 y 15 de septiembre, en el que más de 2000 personas debatieron sobre la convergencia entre tecnología y medios de comunicación.

El primer emoji fue creado en 1990 por Shigetaka Kurita, un diseñador japonés de la agencia de comunicación Docomo. Para Lee, quien trabajó nueve años en el diario New York Times, el primer paso para impulsar el emoji de empanada fue saber de dónde vienen, justamente, los emojis. Y la respuesta la llevó hasta el estado de California, en Estados Unidos. “Existe una empresa, Unicode, que controla todos los dibujos de todas las redes sociales. Hasta ese momento, la compañía contaba sólo con doce personas, todos ellos ingenieros entre los 50 y los 60 años”, agregó. La única condición para integrar el consorcio de Unicode y elegir emoji por emoji es aportar 18.000 dólares por año. Por eso mismo, su docena de miembros sólo son los representantes de grandes multinacionales (Facebook, Google, Microsoft, Apple, Haweii, entre otras) y un funcionario del gobierno de Omán. Lee no abonó esos miles de dólares sino que por una suma mucho más pequeña –75 dólares– pudo participar de las reuniones de Unicode como miembro, aunque sin voz ni voto, y así, hacer lobby para su proyecto personal: el emoji de empanada.

Ahora bien, ¿cuáles son los pasos necesarios para que se acepte un emoji? Lee detalló cada uno de ellos. “Cuando ya tenés la idea, escribís la propuesta a una dirección de Unicode. El primero que revisa el proyecto es un subcomité de emoji, que tarda varias reuniones en decidir si se acepta la propuesta. Luego, con su aprobación, se envía el proyecto al comité completo de Unicode, que se reúne cada tres meses. Si nuevamente es aprobado el proyecto, debe pasar por revisiones para que a fin de año sea votado en la elección general que decide cuáles serán los próximos emojis el año entrante. En total, el proceso puede durar hasta 24 meses”. Demanda popular, visualmente distinguible y múltiples usos son algunos de los requisitos necesarios para que Unicode acepte el pedido de un nuevo emoji. En cambio, los puntos negativos para la propuesta, sostuvo la periodista estadounidense, son el diseño de un emoji específico, redundante o que se incluya el logo de una marca. 

Desde que el día que chateó con su amiga por celular y no encontró el emoji de empanada hasta que finalmente Google, Facebook y Whatsapp inauguraron sus propios diseños, Lee debió esperar un poco más de 700 días. En el ínterin, la directora de la editorial Plympton fue nombrada como miembro estable de reuniones de Unicode, aunque continúa sin voz ni voto para las elecciones. A su vez, junto a un grupo de personas alrededor del mundo, diseñó EmojiNation, una plataforma “popular” para que las personas acerquen sus dibujos para incluirlos al diccionario virtual de las redes sociales. 

Lee no considera a los emojis como meros dibujos, sino como que los entiende como una representación de la sociedad. Los últimos cambios que se agregaron en los chats fueron el dibujo una mujer con hiyab –propuesto por una mujer de Arabia Saudita–, la inclusión de distintas razas para los emojis de varones y mujeres y hasta el gobierno de Finlandia incluyó un pedido para que se agregue un ícono de un sauna.

“¿Quién no usaría el emoji de mate?” Sería algo bastante útil”, comentaron, en el cierre del Media Party, cuatro jóvenes que enviaron la propuesta al consorcio de Unicode. La presentación no sólo consistió en diseñar el emoji (con mate, yerba y bombilla) sino también solventar el proyecto con datos y estadísticas: los cuatro aseguraron que hoy en día, en más de 11 países se toma mate –siendo Siria su principal importador–  y, agregaron, que en Uruguay y Argentina hay más menciones, en redes sociales, de esa infusión que cualquier otra bebida. “El mate es nuestra representación como país y como cultura. No significa una moda sino que es algo nuestro desde siempre y para siempre”, completaron.

Informe: Jeremías Batagelj.