Junto a la desigual distribución del ingreso hacia adentro de la cadena de producción, en donde el transporte y la comercialización juegan un papel importante, los campesinos productores de verduras y frutas presentaron otros reclamos en la jornada de protesta que realizaron ayer:

  • Los productores piden que se reglamente la Ley de Agricultura Familiar sancionada en diciembre de 2015, que plantea entre otras cosas la creación de un banco de tierra, facilidades para la comercialización, mejoras en el financiamiento, control sobre los desalojos y la creación de un consejo asesor de la agricultura familiar.
  • También reclaman la sanción de una Ley de Acceso a la Tierra. “La falta de acceso a la tierra es un problema estructural que hace que prácticamente todos los campesinos deban arrendar sus parcelas. Eso los deja sujetos a la especulación y presiona sobre los costos porque los alquileres suben impulsados por la actividad inmobiliaria y la rentabilidad de los grandes cultivos”, explica Sergio Dumrauf, profesor de la Universidad de La Plata.
  • Advierten que el Gobierno achicó los recursos presupuestarios para los programas de apoyo al sector. “La secretaría de Agricultura Familiar se redujo a Subsecretaría y se dieron de baja 1000 proyectos de asistencia técnica a familias de campesinos. Recién ahora se está armando un programa de apoyo en Desarrollo Social, pero todavía no funciona”, dijo Dumrauf. El presupuesto del Gobierno se agota en el pago del monotributo social agropecuario, que les permite a los campesinos facturar sin costos y contar con los aportes previsionales. Sin embargo, advierten que “hace tres meses que ningún productor se puede anotar en el registro”.
  • El recorte del mencionado programa de asistencia técnica llegó de la peor manera: la cartera conducida por el radical Ricardo Buryaile puso como condición para acceder al beneficio “ser nacido en territorio argentino, o ser hijo de ciudadano nativo”, algo que deja afuera a más del 80 por ciento de los productores, en su mayoría bolivianos.
  • “Las importaciones también tienen impacto negativo en la producción, con los casos paradigmáticos del tomate, la banana y también la producción porcina”, explica Nahuel Levaggi, referente de la Unión de Trabajadores de la Tierra. A comienzos de agosto se realizó un “bananazo” en Plaza de Mayo a raíz de esta problemática.