Un tópico recurrente del análisis político es la supuesta peronización de la Alianza Cambiemos, que algunos mencionan con ilusión y otros con temor. Luego de deglutir al radicalismo, que Ernesto Sanz y Gerardo Morales convirtieron sin pudor en el ala derecha de la coalición oficial, el presidente  Maurizio Macrì avanza sobre el justicialismo, en varios frentes simultáneos: 

  • la incorporación individual de dirigentes, por el sendero que Emilio Monzó, Diego Santilli y Cristian Ritondo inauguraron sin conflictos culturales; 
  • el reformateo de la estructura partidaria remanente, con la insinuada liga de gobernadores, su delegado en el Congreso, Micky Pichetto, y la posible adición de Sergio Massa a la amalgama, y 
  • la adopción de algunas medidas caracterizadas como populistas (sin mayor rigor ya que se pusieron en marcha para incrementar el consumo en vísperas de los comicios y no contradicen el anunciado ajuste postelectoral): ley de emergencia social, atraso cambiario sostenido por un gigantesco endeudamiento externo y un empapelamiento de letras en pesos, créditos para beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, descuentos del 50 por ciento en supermercados bonaerenses. 

Las políticas de Macrì han sido comparadas con las de Justo en la década de 1930, con las del golpe de 1955, la dictadura de 1976 y el menemismo. Esta semejanza obvia, que la semana pasada ratificó con estridencia el ex ministro Domingo Cavallo, es una eficaz manera para dejar de lado su especificidad: un partido nuevo, creado hace apenas 10 años, que llega al gobierno por elecciones libres, en competencia con las dos fuerzas históricas que tienen un siglo y cuarto y tres cuartos de siglo de existencia. Como ellas, es un partido atrapa todo, un arca política de Noé donde cabe también toda la Coalición Cívica Libertadora. 

Nenas de mamá

Su candidata en la Ciudad de Buenos Aires, Elisa Carrió, quien obtuvo la mitad de los votos en las PASO, prosigue su campaña sin inmutarse. Aunque despotrique contra Jaime Duran Barba, no desdeña sus consejos. Su cálculo de probabilidades sobre la hipotética presencia de Santiago Maldonado en Chile y la exclusión de la Gendarmería de cualquier sospecha por su desaparición, avala el discurso negacionista de Patricia Bullrich en el ministerio de Seguridad. Durante el debate entre los candidatos porteños, Daniel Filmus exhibió a la vista de Carrió un cartel con la frase con que ella fulminó a Macrì en 2003, cuando fracasó en su primer intento por alcanzar la jefatura de gobierno: “Yo no sabía cómo iba a explicarles a mis hijos que empresarios ligados al robo del país pudieran ganar”. Sólo respondió que había rezado mucho y creía en la redención. En las redes antisociales circuló una foto de Carrió con Graciela Ocaña y Alfredo Bravo, cuando entraban a Comodoro Py en 2001 para denunciar a Federico Sturzenegger por el megacanje. Pese a seguir procesado en 2015, Macrì lo designó al frente del Banco Central, y en julio del año pasado una justicia procíclica lo sobreseyó, para que siguiera contrayendo deudas insensatas que otros pagarán. Más preocupante para Sturzenegger es el informe del FMI sobre Perspectivas de la Economía Mundial, donde sostuvo que en la Argentina y Turquía “la tasa de inflación aún se ubica muy por encima de las metas del Banco Central” y estimó que en 2017 será del 26,9 por ciento. El 9 de julio esta columna estimó que no bajaría del 26 por ciento (“La única realidad es la posverdad”). Esto son diez puntos más que el tope de la meta fijada por Sturzenegger. Algo similar prevé el FMI para 2018: 16,7  por ciento, mientras el Banco Central insiste en un ilusorio 10 por ciento.

Carrió y Bullrich llegan a la coalición Cambiemos por líneas paralelas. Ambas fueron jóvenes rebeldes de familias de buena posición, en escala nacional una, en el pago chico chaqueño la otra. Bullrich extremó su contestación familiar sumándose a la guerrilla montonera, Carrió expresó ese proceso en sus ideas y en su aspecto descangayado. A cierta edad, ambas volvieron atrás y hoy se acomodan a su clase y a las aspiraciones de su mamá.

Con la hipocresía de la peor versión radical y la inescrupulosidad del peronismo burocrático, la mayor originalidad de Cambiemos es que por primera vez los intereses del capital financiero internacional y del sector energético conducen el proceso político y el modelo de acumulación, a través de sus propios gerentes, que ahora se llaman CEOs. La oligarquía de raíz agropecuaria, pero diversificada en industrias e internacionalizada, quedó marginada de la conducción. El punto de encuentro de estas fracciones de capital es la interminable batalla contra el salario, el empleo y la organización sindical, que desplegó su show amenazante en el coloquio patronal de IDEA. Además Cambiemos tiene un dominio de los artificios de comunicación y de propaganda sólo comparable con el de Perón en la década de 1940, cuando cautivó al país a través de la radio. La diferencia está en el contenido. Los discursos de Perón eran didácticos sobre problemas complejos. Macrì crea una realidad virtual forzando los datos reales, con abstracciones optimistas y falsedades a granel. Esto le ha permitido instalar la imagen de un triunfador, a una semana de las elecciones, sin siquiera prescindir de los matices. En Cambiemos también hay espacio para el jefe de gabinete bonaerense, Federico Salvai, quien insiste en que la contienda provincial sigue siendo muy reñida y no será posible conocer el desenlace hasta que se escrute la última mesa, tal como ocurrió en agosto. Según sea el resultado del domingo y el devenir posterior, esto podrá ser visto como un matiz dentro de la homogeneidad o como una contradicción que refleja cuestiones de fondo y podría acentuarse. Algo similar ocurre con la decisión de CFK de crear el nuevo sello de la Unidad Ciudadana en vez de lidiar con Florencio Randazzo en las PASO del Partido Justicialista. La ley suprema de la democracia dice que cuando hay elecciones, el deber es ganarlas. Por eso, recién el lunes 23 será posible evaluar si esa opción fue acertada. Además, el paso del tiempo cambia la perspectiva y resignifica la valoración de los hechos. Los argumentos de Cristina fueron que de otro modo, toda la campaña hubiera girado en torno de su gobierno y no del actual y que una vez electos los nuevos diputados y senadores, aquellos de la minoría encabezada por Florencio Randazzo repetirían el periplo de los Pichetto, los Urtubey y los Bossio, prontos a correr en socorro del vencedor, como plantearon en forma explícita en IDEA. El primer razonamiento es atendible, dado que la candidatura de Cumplir fue impulsada y sostenida desde el gobierno bonaerense con la exclusiva finalidad de dañar las chances del kirchnerismo. Pero de todos modos la campaña se centró en la discusión sobre Cristina y buena parte de sus apariciones en los medios se pareció a una memoria y balance de su gestión, por más que ella pusiera el eje en las consecuencias que la política en aplicación tiene y tendrá sobre la población. A ello contribuyó también el Frente Renovador, en el que la pareja estelar de Massa y Margarita Stolbizer sólo se explica por el concepto borgiano de las uniones de ocasión. En este caso su espanto no ha sido Macrì sino Cristina, lo cual refleja con bastante aproximación las relaciones sociales que respaldan a cada uno. Pero el deslizamiento de votos que se presume de 1País hacia Cambiemos, expresa el desequilibrio a favor de los CEOS en la alianza inestable entre fracciones del capital. Randazzo se superó a sí mismo la última semana al sentenciar que “Cristina es la única que no nos garantiza una victoria en 2019”, una frase reveladora de su enemistad con la sintaxis castellana, porque no puede haber querido decir lo que dijo, salvo que sea más rudimentario de lo que parece. El domingo próximo se verá qué éxito tuvo la explicación de Cristina de que esta elección no es ni el balotaje de 2015 ni las PASO de 2019. 

Familia, amigos y socios

Si el apotegma peronista pretende que primero está la Patria, después el movimiento y por último los hombres, para la nueva derecha en el gobierno la prelación comienza con la familia, sigue con los amigos y termina con los socios, que en muchos casos se solapan. Lo que sigue es una apretada síntesis de unos pocos casos:

Odebrecht y Macrì. El primer viaje de Macrì fuera del país al asumir fue a Brasil, donde gestionó un crédito del BNDS para el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento, a cargo de la empresa familiar de los Macrì, IECSA, la italiana Ghella (en la que Franco Macrì sostiene que también hay participación de sus hijos Maurizio y Gianfranco) y Odebrecht. La primera visita internacional que recibió fue la del primer ministro italiano, a quien llevó a ver esa obra. Como los brasileños no concedieron lo solicitado, Macrì otorgó por decreto 45.000 millones de pesos al consorcio, cuando la concesión original decía que el contratista debía aportar el financiamiento. Durante las investigaciones del Lava Jato en Brasil, Odebrecht admitió haber pagado sobornos por esa obra. El 6 de agosto, en la columna “Emerge el iceberg”, se reveló aquí que el Grupo Macri es socio de Odebrecht en el fondo de inversión Blackwood Group, creado en 1998, cuando el actual jefe de Estado era vicepresidente ejecutivo del holding familiar Sociedades Macri (Socma). Blackwood es un grupo internacional que manejó diversos fondos de inversión y uno especializado en energía y comunicaciones, con inversiones en todo el mundo. Pese a la abundancia y precisión de los datos el gobierno hizo silencio, que ningún otro medio del país perturbó.

Correo Argentino. En 2003, el dirigente radical Gerardo Morales denunció a las empresas del Grupo Macrì por el vaciamiento del Correo Argentino. Según Morales, los Macrì incumplieron el contrato de concesión y el pliego de bases y condiciones, no realizaron las inversiones comprometidas y causaron daño patrimonial al Estado al no pagar el canon. Sumando todos los rubros determinaron una deuda de 610 millones de pesos/dólares y solicitaron que esos montos se reintegraran al Estado y se revocara la concesión. Pero cuando Morales llegó a la gobernación de Jujuy, pagó con su silencio la pasividad del gobierno nacional ante la persecución a Milagro Sala. La fiscal general Gabriela Boquín denunció la condonación de esa deuda. El 26 de junio de 2016, el Correo Argentino ofreció pagarla con una quita del 99,1%, que el Estado rechazó. Luego de un cuarto intermedio el Correo propuso una quita del 98,8 por ciento y el gobierno la aceptó. Se entiende mejor así porqué un banco caribeño de Odebrecht ayudó a los Macrì a manipular las mayorías en perjuicio de los acreedores en el concurso del Correo Argentino, soportando para ello fuertes pérdidas. Según el dictamen de la fiscal general Gabriela Boquín el Meinl Bank (filial de un banco austriaco en la guarida fiscal de Antigua y Barbuda) compró créditos del BID y del Banco Mundial contra el Correo Argentino por 400 millones de dólares, con la expectativa de recuperar sólo 8 millones. Según Boquín, el banco de Odebrecht “ha votado en forma contraria a su interés, por lo que su decisión equivale a la renuncia al cobro de su crédito”. El Meinl Bank también otorgó créditos a los principales accionistas del Correo, Socma, Sideco e Inversid, todas del Grupo Macrì, con garantía de acciones.

Blanqueo de capitales. La ley de blanqueo de capitales permitió una participación restringida a familiares de funcionarios. Macrì la amplió por decreto, contradiciendo su texto. Entre los principales beneficiarios están el hermano presidencial, Gianfranco Macrì; la suegra y dos cuñadas del presidente; el primo segundo del jefe de gabinete de ministros, Alejandro Jaime Braun Peña; el socio y amigo de Macrì, Nicolás Caputo; el emprendedor Marcelo Mindlin, íntimo amigo de Gianfranco, con una suma homóloga a la que trascendió que habría pagado por la constructora de la familia Macrì; Manuel Lucio Torino Ortíz, cuñado del secretario Legal y Técnico de la presidencia, Pablo Clusellas Zorraquín, entre otros. 

Los hermanos sean unidos. Una investigación del interesante blog “Nuestras Voces”, que dirige la periodista y dirigente política kirchnerista Gabriela Cerruti, reveló que Norberto Eladio Quintana, del estudio de abogados de Nueva York Holland & Knight, cobró las comisiones por los bonos de Buenos Aires, Salta, Mendoza y Chubut provinciales por más de 2200 millones de dólares. Su hermano Mario es el vicejefe de gabinete y coordina el endeudamiento de las provincias. 

Aerolíneas low cost. El gobierno autorizó el ingreso al espacio aéreo argentino de compañías de bajo costo, en perjuicio de la línea de bandera, Aerolíneas Argentinas. Una de ellas es la colombiana Avianca, que adquirió la línea aérea de la familia Macrì, MacAir, rebautizada Avian. Pese a la venta, los directivos siguen siendo los mismos. Otra de las líneas autorizadas es Flybondi, entre cuyos accionistas está el vicejefe de gabinete, Mario Quintana.

Gas para Shell. El ministro de Energía, Juan José Araguren firmó un acuerdo de importación de gas desde Chile, provisto por una subdidiaria de Shell, la empresa cuya filial argentina presidió Aranguren hasta junio de 2015 y de la que conservaba acciones. Los precios casi triplican los que se pagaban por la importación desde Bolivia. Aranguren explicó que Bolivia no podía abastecer toda la demanda argentina, pero su ministro de Hidrocarburos replicó que  Aranguren no le pidió incrementar los envíos antes de acudir al gas natural licuado (GNL) chileno.

Los dos lados del mostrador. Por no plegarse a la estrategia del Correo Argentino, el Procurador del Tesoro Carlos Balbín fue despedido y en su lugar el Poder Ejecutivo designó a Bernardo Saravia Frías, quien fue abogado de empresas del Grupo Macrì. Esto pasa por alto las restricciones de la ley de ética pública.

Autopistas del Sol. El holding familiar de los Macrì poseía las Autopistas del Sol. El gobierno autorizó una fuerte suba de los peajes y luego la familia presidencial vendió sus acciones por un precio cuatro veces mayor al que tenían el año anterior. 

La energía de Caputo. Pese a que Macrì dijo que le había pedido que no participara en licitaciones durante su gobierno, Nicolás Caputo ganó la licitación para que la empresa Central Puerto de la que es accionista construya dos centrales de generación eléctrica en Mendoza y Santa Fe. Además posee un cuarto del paquete accionario de la segunda generadora del país, Sociedad Argentina de Energía S.A. (Sadesa). En total genera el 16 por ciento de la energía del país. Sus utilidades se duplicaron en un año.

Sin remedio. El director de PAMI, Carlos Regazzoni, renunció luego de oponerse en vano al aumento de precios de los medicamentos, que impulsó el subjefe de gabinete Mario Quintana, fundador y directivo de la cadena Farmacity, que tiene un juicio multimillonario contra el Estado, en el cual lo representaba el estudio del ahora juez de la Corte Suprema Carlos Fernando Ronsenkrantz. 

Un ajuste productivo. El otro vicejefe de gabinete, Gustavo Lopetegui fue CEO de la línea área LAN, que absorbió buena parte de los vuelos al exterior de Aerolíneas Argentinas, discontinuados por el plan de ajuste que diseñó Lopetegui. Por oponerse debió dejar el cargo la presidente de Aerolíneas, Isela Constantini. 

Gente de Consulta. Tanto Quintana cuanto Lopetegui fueron directivos de la consultora estadounidense McKinsey, que asesora en forma reservada al gobierno en la elaboración de un nuevo marco regulatorio para el desarrollo y la innovación en TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación). Aunque sus honorarios son de 400 mil dólares por mes más un 18 por ciento de gastos para ejecutar el proyecto, en este caso decidió bajarlos a la mitad para “acompañar al gobierno argentino en este momento de transición histórico”. El gobierno porteño le adjudicó una licitación privada por 14 millones de pesos para “optimizar el mantenimiento de las veredas”. El pliego fue económico (en palabras): sólo decía que “deberá realizar un diagnostico preciso y detallado del estado de las veredas de la ciudad”. Sólo se presentó McKinsey. Macrì celebró con los adjudicatarios en la fiesta privada en el Salón Dorado del Teatro Colón con la que la consultora estadounidense celebró sus 25 años en el país.