En su editorial de este viernes, el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, se mostró emocionado por la jura del diputado y excombatiente de Malvinas Aldo Leiva, y reflexionó sobre cómo el voto a Javier Milei implicó una “traición” a la soberanía nacional.

El editorial de Víctor Hugo Morales

Estamos muy impactados por el juramento de Aldo Leiva. Esto escuchábamos al principio, creo que el momento más emocionante de la jura de los diputados. Porque el veterano de guerra se pronunció claramente sobre los dichos de Milei sobre la admiración de Thatcher.

Entonces pensé en el cúmulo de traiciones de los últimos tiempos. Traición a la Memoria, Verdad y Justicia. A los caídos de Malvinas. A los suicidados de Malvinas. A los familiares de todos ellos. Y a los propios veteranos.

Thatcher atacó al Belgrano con furia criminal. El barco de la Armada estaba fuera de la zona de exclusión. Se ha dicho millones de veces. Estaba alejándose de la guerra. Pero Thatcher, muy cuestionada aún dentro del Reino Unido, dio la orden de ataque. 323 hombres murieron en la atrocidad de una noche que los sobrevivientes jamás van a poder olvidar.

Milei y seis de cada diez argentinos que votaron a Milei aman a esa mujer. La reivindican. La aplauden como a Milei. O como la canciller Mondino, que apoya a los kelpers y su libre percepción. Que es un agravio a la Constitución del 94 y la soberanía argentina sobre las islas. Cómo ha sucedido esto es inexplicable.

El voto odio, el que venga cualquiera, estuvo también acompañado por esa traición a los héroes de Malvinas. Aldo Leiva juró como un hombre, como un compañero, como un buen argentino, como un diputado que dará pelea por la dignidad de los caídos y de los que aún son capaces de indignarse por la crueldad de aquel ataque.

Y que no vengan a decir de Milei para abajo, Milei y la inmensa mayoría de sus votantes, 'viva Thatcher'. Que esto es lo que dijo Milei. Y si vos lo aprobás, lo votás. Porque o aprobás o no aprobás semejante insulto a Argentina.

En medio de esa consideración, que está vendida a las ideas económicas de Thatcher, el valor de los soldados de Malvinas estuvo presente. Las palabras de Aldo Leiva retumbaron como un grito en soledad.

La grandeza de aquellos hombres que, como Leiva, peleaban con sus 19 años. 19 años. Hay madres que todavía tapan a esa edad a sus hijos, que se fijan si ya están dormidos. Y ellos estaban en la guerra.

La que mató a sus compañeros, la asesina, es reivindicada en la admiración que les profesa el hombre que va a ser presidente desde el domingo y todos lo que lo votaron. Por eso esa voz recorrió el ámbito del Congreso como una especie de primera ley humana.

Hay una poesía desoladora en el tono de Leiva. Un ejemplo de lucha que reivindica los valores en contra de los que se pronunciaron seis de cada diez argentinos. Y eso los hace democráticamente respetables.