Tras la floja producción ante Belgrano en cuartos, Demichelis no escatimó buen pie y su River salió a la cancha con una formación muy ofensiva. Solari, De la Cruz, Colidio y Barco -así, de derecha a izquierda en el medio- fueron los conductores de las intenciones non sanctas contra el fondo de Rosario Central. Y mientras el magnético Rondón, muy solo arriba, esperaba algún rebote, todo se sostenía en el esfuerzo de Enzo Pérez, muy solo de cinco, corriendo y cortando.

River pudo plasmar la idea del DT a partir de los 20, cuando se inició un bombardeo contra el área rosarina. Aunque no hubo situaciones clarísimas, los embates fueron constantes y la postal, una sola: millonarios moviendo la pelota y rosarinos corriendo tras ella.

Lo de De la Cruz fue por momentos muy bueno, con pases filtrados o remates lejanos, como también lo de Colidio o Barco avanzando con pelota dominada. Del otro lado, Central aguantaba como podía y descargaba sus esperanzas en el colombiano Campaz y sus broncas en el árbitro, quien abusó de la doble vara tarjetera en algunos tramos.

Si a los 20 del primero empezó lo mejor de River, a los 20 del segundo fue la hora rosarina, con Campaz sacando a pasear a cuanto rival se le ponga enfrente -sobre todo al uruguayo Boselli, que hacía su debut-. Preocupado, Demichelis metió al Diablito Echeverri -y chau Rondón- a ver si el crack Sub 17 hacía la diferencia. Y en la primera que tuvo se sacó a tres de encima. Pero nada más, como todo River, como todo Central. El 0-0 era inamovible y los penales, inevitables.


Y allí, donde abundan los rezos y se forjan los héroes de guantes, el que prevaleció fue Fatura Broun, que atajó tres disparos (Enzo Díaz, Palavecino y Pity Martínez) antes del yerro final de Lanzini. Rosario, a la final con Platense con apenas tres penales (metieron Lovera y Malcorra, Campaz no pudo con Armani). River, afuera y chau 2023.