El show judicial-electoral del comité de Cambiemos en Comodoro Py continuará hoy con la indagatoria de Héctor Timerman. El ex canciller se presentará a las 9 en el juzgado de Claudio Bonadio para prestar declaración a raíz del Memorándum de Entendimiento con Irán. Timerman sufre una seria enfermedad por lo que entregará un escrito, aportará documentación y aceptará contestar preguntas, aunque sus condiciones físicas solo le permitirán responder, como máximo, durante un hora. En ese caso, sus abogados, Alejandro Rúa y Graciana Peñafort, pedirán continuar otro día. Timerman aportará las minutas secretas que distintos funcionarios redactaron dentro de la Cancillería dando cuenta de la marcha de las negociaciones con Irán y, específicamente, de lo ocurrido en cada reunión con la delegación persa. Por ejemplo, Timerman presentará el texto con el cual el vicecanciller Eduardo Zuaín informó sobre un encuentro en Dubai, en abril de 2014 (ver facsímil), un año después de firmado el Memorándun. Queda claro que los iraníes todavía vacilaban en aprobar el tratado y en ese entonces ya estaba claro que las órdenes de captura con alertas rojas no se habían levantado y no se levantarían. Aún así el delegado de Irán –Mohsen Baharvand– decía que estaban viendo cómo avanzar. El punto crítico del Memorándum –según Baharvand– era el número 5, justamente el que los comprometía a que los sospechosos fueran interrogados por el juez argentino en Teherán. 

Timerman será el primer funcionario en declarar. Las indagatorias se van a cerrar el 26 de octubre con Cristina Fernández de Kirchner. Hasta ahora, Bonadio sólo hizo la convocatoria sin explicar cuál es el delito por el que imputa a los citados. El juez tiene dos causas, paralelas, una por traición a la patria y la otra por encubrimiento. Hoy le tendrá que leer la acusación a Timerman, aunque lo más probable es que no defina el delito sino que haga una especie de descripción de los hechos. 

De todas maneras, el ex canciller entregará un texto que tendrá algo más de diez páginas. Será un resumen de la historia del Memorándum que Timerman respaldará con documentación. El entonces canciller ya demostró que los pedidos de capturas nunca fueron levantados, mostró el intercambio de cartas con Interpol en el que se deja claro esa postura, algo que reafirmó el propio ex secretario general del organismo, el norteamericano Ronald Noble, quien sostuvo públicamente que la acusación contra Timerman era falsa. A esto se agrega que el Memorándum nunca entró en vigencia, de manera que no pudo haber tenido ninguna consecuencia contra el país. Irán no lo aprobó, contradiciendo el gran argumento de los opositores de aquel momento, que decían que el tratado era muy favorable a los iraníes. 

PáginaI12 accedió a una parte de las minutas secretas que elaboraron en aquel entonces distintos funcionarios que representaron a la Argentina en las reuniones con Irán. En el encuentro de Dubai de 2014, Baharvand señaló que en su país el Memorándum “se encuentra aún en análisis y continuamos los esfuerzos políticos en el marco de una situación política compleja”. El texto del informe dice que Baharvand agregó “que se han dado pasos en su país, como por ejemplo estudiar la forma de implementar la audiencia prevista en el artículo 5 del acuerdo. Señala el esfuerzo político que significará para Irán que los acusados se presenten a prestar declaración indagatoria delante del juez y autoridades judiciales argentinas. Esto muestra que un año y tres meses después de firmado el Memorándum, cuando ya estaba claro que no se levantaban las órdenes de captura con alertas rojas, Irán seguía dudando sobre el tratado, en especial porque significaba que sus ciudadanos tendrían que declarar ante Rodolfo Canicoba Corral, el juez argentino. 

En noviembre de 2013 hubo otro encuentro con la delegación iraní, esta vez en Zurich. Los términos fueron los mismos, el vicecanciller Eduardo Zuaín y el titular de la Unidad AMIA, Juan Martín Mena, insistían con que Irán debía poner en marcha el Memorándum y Baharvand admitía que tenían dificultades para su aprobación en el parlamento y el gobierno iraní. Esta vez, argumentó que era complicado tratarlo porque Irán estaba en el medio de un proceso electoral. 

Antes de la firma del Memorándum hubo otra reunión, también en Zurich. Los iraníes señalaron que estaban dispuestos a firmar un acuerdo para que los sospechosos fueran juzgados por un tribunal internacional. La delegación argentina, encabezada por el vicecanciller, les manifestó que el rol protagónico tenía que ser, sí o sí, de las autoridades judiciales argentinas. “Delegación iraní vuelve insistir con un tribunal internacional ‘imparcial’. Por nuestra parte, recordamos dos puntos: que hemos rechazado la propuesta de tribunal internacional por razones políticas y jurídicas y que cualquier solución debe prever, forzosamente, rol de las autoridades judiciales argentinas que contempla nuestro sistema legal”. En ese encuentro, Irán reiteró que tiene que haber una Comisión Internacional –integrada por juristas que no sean ni iraníes ni argentinos–, pero la parte argentina advierte que no “reemplaza la indagatoria a presentar ante el juez” y que su función sería asesorar a los gobiernos sobre la forma de llevar adelante el procedimiento. 

La secuencia de informes, que comienza después de una reunión de cancilleres en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2012, siempre exhibe el mismo tira y afloje entre argentinos e iraníes. El problema a superar es que Irán no permitía la extradición de sus ciudadanos, algo que probó Baharvand exhibiendo el texto de una ley votada en los tiempos del Sha, antes de la revolución islámica; mientras que los argentinos señalaban que en el país no existe el juicio en ausencia. Los imputados debían estar presentes y declarar o no declarar ante el juez argentino. Después de que se descartó la idea de realizar un juicio en un tercer país –eso figura expresamente en los informes– se avanzó sobre la idea de que el interrogatorio de los acusados se hiciera en Teherán. La disputa siempre fue porque los iraníes no querían que las declaraciones las tomara el juez argentino mientras que la delegación argentina lo planteó siempre como exigencia primordial. 

Como señalaron en su momento los juristas más conocidos de la Argentina, Raúl Zaffaroni, León Arslanián, Julio Maier e incluso el radical Ricardo Gil Lavedra, la denuncia original de Alberto Nisman fue política. Los juristas siempre afirmaron que el acuerdo con Irán fue votado por el Congreso, las órdenes de captura nunca se levantaron, no hubo incremento de los negocios con Irán y, para colmo, el Memorándum nunca entro en vigencia, por lo cual no pudo ser encubrimiento de nada y, menos todavía, constituir un acto de traición a la patria.