Un abrazo a la psique

La música hierática de Natasha Khan, más conocida como Bat for Lashes, ahora tiene su equivalente en una baraja oracular llamada Motherwitch, inspirada en arquetipos femeninos y figuras del bosque. Se trata de dibujos que Khan (cuyas canciones se pueden escuchar, por ejemplo en Los juegos del hambre) comenzó a garabatear en una libreta Moleskine en 2020 cuando estaba embarazada de su primer hijo. “Desde pequeña me encantaban las cosas místicas y misteriosas y estaba muy interesada en el tarot”, dice Khan. “Así que con el paso de los años me he acostumbrado bastante a hacer lectura para otros y para mí”. Concibió la baraja de 40 cartas a partir de los 72 arcanos de Tarot pero dejó que el asunto fluyera para donde la intuición le indicaba. Así es como aparecieron los personajes de la baraja: la Bruja del Desierto, la Reina de la Cosecha y la Madre Suprema (cuyo rostro es muy parecido al de Natasha), son algunas de estas creaciones. Además, escribió la guía que acompaña el oráculo utilizando “arquetipos femeninos originales y símbolos visuales de pintores espiritistas abstractos”, según la descripción del producto. “En estos tiempos de cambio colectivo, creo que es imperativo seguir contando historias: utilizar mitos, objetos, rituales y alquimia para profundizar en el subconsciente y sacar a relucir sus joyas subetrráneas”, escribio su autora a modo de presentación. También aseguró que “el uso de estas cartas proporciona una conexión con nuestro yo más profundo, con el reencantamiento, la revelación y la curación". Y ya embriagada de misticismo, redobló la apuesta: “Las cartas apoyan el proceso creativo y la elevación del espíritu y se transforman de este modo en prácticas rituales ”. Agregó que se trata entonces “de una especie de abrazo a la psique” de quien que se acerque a la baraja para encontrar inspiración en este mundo que parece un bosque cada vez más oscuro.

Una remera que diga

Michaela Stark, una artista visual australiana, fue trolleada después de una reciente colaboración con la marca de lencería Victoria's Secret. La experimentada diseñadora, que ha vestido a figuras como Beyoncé, empezó a jugar con una línea propia de lencería para cuerpos diversos donde enfatizaba algunas zonas que muchas mujeres prefieren ocultar. Sus fotos y diseños entraron en el radar de la marca, que la contrató para iniciar una suerte de lavado de cara. Así es como ella y sus amigas terminaron modelando en una performance que levantó polvareda en las redes. “Queremos que vuelvan las modelos flacas”, dijo un comentarista. Y otro fue más específico al expresar su deseo de que Gisele Bündchen, ex modelo de la marca de lencería, reemplace a Stark y ponga las cosas en su lugar. Pero la diseñadora redobló la apuesta y decidió ser fotografiada con una remera que dice “Bring Back Gisele” mientras muerde con lúbrica alegría un kebab. Su tomada de pelo se transformó en una nueva tendencia: “The clapback T-shirt”. O sea, la remera que lleva estampa una declaración como respuesta a la críticas de la web. Como nada es gratis en esta vida, la camiseta Bring Back Gisele es una colaboración con la marca de ropa Sports Banger y está disponible por 40 dólares en tallas desde la pequeña hasta la XXXL. 

Remar, esa tradición navideña

Aunque los canales de Venecia estén padeciendo sequía y los turistas se hayan convertido en una plaga que amenaza con terminar de hundir la ciudad, las fiestas de fin de año son la excusa para celebrar. Y es lo que decidieron los integrantes de la Universidad Ca'Foscari al repetir una tradición que ya lleva trece años. Vestidos de Papá Noel, los participantes de esta regata reman en sus tradicionales barcas venecianas en el Gran Canal utilizando la técnica de la “voga alla valesana”, una técnica del remo local que se vale de varios remeros, de pie a ambos lados de la embaración. Pero la apuesta de la Babbo Natale Regatta Parade, tal su nombre, no se detiene allí. Porque muchas de las embarcaciones se construyen durante el año de manera artesanal apelando a materiales de reciclaje. Además, los participantes se encargan de repartir golosinas y juguetes y terminan con una fiesta en las orillas del canal. Y a la vez, en esta oportunidad, desplegaron algunas tímidas banderas que alertan contra el cambio climático. Sucede que hace unos pocos meses, Venecia se salvó por un pelo de ser incluida en la lista de patrimonio mundial en peligro aunque eso es lo que viene recomendando la Unesco. El Centro de Patrimonio de ese organismo considera que el turismo de masas, los proyectos de reforma y el cambio climático son las principales amenazas de la ciudad italiana, ya que dañan a las estructuras de los edificios y a las zonas urbanas degradando su identidad cultural y social.

Yo no sé qué me han hecho tus ojos

Su obra plástica fue descripta en su época como “una incendiada primavera juvenil”. Sin embargo, la pintura del mexicano Abraham Ángel se apagó con apenas 19 años. O sea que debajo de tanta frase adjetivada, subyacen las cenizas de un misterio que empieza a poner en evidencia lo difícil que era la vida para un chico que no encajaba en la norma. Nacido en El Oro en 1905, hijo de un trashumante escocés que lo abandonó pronto y de una trabajadora de Sinaloa, Ángel falleció en 1924, en un episodio nunca del todo aclarado. Dejó 24 pinturas, de las cuales cuatro se perdieron. Pero nunca fue olvidado: destacadas figuras de aquel momento, como Diego Rivera, escribieron apologías sobre este artista casi adolescente en cuyas obras reconocían su “expresión de la mexicanidad”. Ahora el Museo de Arte de Dallas emprendió el “primer estudio mayor” de su obra en más de 35 años, y la primera muestra de su pintura en Estados Unidos. La exhibición Abraham Ángel: Between Wonder and Seduction (Abraham Ángel: Entre el asombro y la seducción) estará exhibida allí hasta fines de enero de 2024, cuando viajé al Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Se lograron reunir 19 obras de Abraham, que se exhibirán junto con siete de sus contemporáneos, incluido sus mentores Adolfo Best Maugard y Manuel Rodríguez Lozano, con la finalidad de contextualizar su práctica artística dentro de la narrativa más amplia del modernismo mexicano. Ángel comenzó a pintar en el contexto de la Revolución Mexicana y se incorporó a las brigadas de artistas de la Dirección de Dibujo y Trabajos Manuales de la Secretaría de Educación Pública. Al anunciar su inclinación por el arte, se topó con el desacuerdo de su hermano mayor y fue expulsado de su casa. Entonces se desprendió de sus apellidos (se apellidaba Card Valdés) y salió a enfrentar el mundo bajo la tutela de su maestro y amante, Manuel Rodríguez Lozano. Quizás por celos, una noche Ángel terminó inyectándose un gramo de cocaína en el muslo, que le causó la muerte (de manera sugestiva, uno de sus últimos cuadros se titula “Me mato por una mujer traidora”). Para Agustín Arteaga, director del museo de Dallas, Abraham Ángel sufrió acoso y discriminación durante su vida. Su obra, no obstante, está llena de alegría y vivacidad, a la vez que revela la transformación del México rural al moderno.